Rodríguez Zapatero, este nuevo Pablo que se ha caído del caballo socialista y se ha dado cuenta de que en realidad él es un amante del capitalismo liberar más salvaje y depredador, ha reunido a sus jefes, banqueros, y grandes beneficiarios del sistema, para rendirle cuentas, y confirmarles que hará cuanto manden sus excelencias, para lograr los objetivos de ir despojando hasta dejar exhaustos a los sectores populares, sea como sea.
Nada nuevo. Desde su conversión apasionado a su nueva religión de los banqueros, o eso que se llama los mercados, que viene a ser lo mismo, todos sus pasos han ido en la dirección de afirmarse a la nueva fe de enriquecer a los más ricos y seguir empobreciendo a los más pobres; eso también parece que lo ha copiado del tal Pablo. Para difundir el mensaje, y convencernos a todos de que ese es el camino inevitable, tienen una legión de mercenarios llamados periodistas en los medios de manipulación al servicio de la causa. Hasta lograr la goebbeliana meta de hacer verdad una mentira repetida hasta la saciedad: de que estamos viviendo por encima de las posibilidades, cuando son ellos los que sí están viviendo por encima de NUESTRAS posibilidades.
El problema lo tendrá el PSOE por su pasividad, falta de decisión y responsabilidad histórica a la hora de evitar que el destrozo de su secretario general se lo lleve por delante y lo aniquile para década, como es previsible.
El día que la derecha nominal –porque la real, hoy por hoy la encarna Zapatero–, llegue al poder, y el primer acto será en mayo en las municipales y regionales, pero que todo apunta a que será en las próximas generales de 2012, el partido socialista no levantará cabeza durante muchos años. Todas las medidas que en favor de la gran banca ha tomado y sigue tomando el gobierno, sin ninguna duda será el soporte que le permitirá al PP utilizarlo como ariete contra el PSOE. Nadie en su sano juicio va a creerse entonces los lamentos de los socialista, ya sin el autor del del desastre al frente, de que ellos lo pueden hacer mejor en favor de una España más solidaria, cuando las medidas que aplique el PP serán las elaboradas con tanta fe de converso por el que fuera su secretario general, junto con otras de su cosecha que venderá como del mismo origen.
La derecha ya pura y dura sin complejos y con la ayuda inestimable de su adversario supuestamente socialista, se consolidará hasta que nuevas generaciones del partido socialista recobren la cordura y su ideología, si es que son capaces tras una catarsis imprescindible, o los ciudadanos tomen la determinación de que hay que buscar otros caminos para defenderse del latrocinio que representó esta etapa, y tomen en sus manos la defensa de su intereses y contra la injusticia de los poderosos y sus servidores.
Pero de todas formas, la travesía del desierto que le espera al PSOE, y lo que es peor, a todos los españoles, será larguísima. Y la responsabilidad histórica de los socialistas que dicen no estar de acuerdo con el servidor de los banqueros, pero que no hacen nada y callan en un silencio cómplice, les pasará factura.
U. Plaza
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