sábado, 4 de diciembre de 2010

BIEN, PERO TARDE: DÉBIL CON LOS FUERTES, FUERTE CON LOS DÉBILES



La repuesta del gobierno ante al chantaje que los aristócratas aeropijos, con sueldos escandalosos, ha sido correcta para frenar semejante desafío a todos los españoles por un grupo de privilegiados sin escrúpulos. No son trabajadores que luchan por unas mejoras salariales que les permita poder salir de apuros, como le sucede a la inmensa mayoría, suponiendo que tenga trabajo. La actuación ha sido correcta, pero ha llegado algo tarde, cuando el  mal que querían hacerle a todos los españoles y al turismo,  en un puente como el de la Constitución, ya estaba hecho. El gobierno debía saber lo que podía ocurrir si los controladores, subidos en su egoísmo de casta, llevaban a cabo un chante como el que ha puesto en marcha. Y haber tenido un plan para responder de inmediato. Incluso tener redactado el Decreto que al final ha hecho posible que estos señoritos supieran que no se puede poner de rodillas al Estado y a medio millos de ciudadanos que desean viajar. Un minuto después de que los controladores empezaran sus colectivo chantaje, el decreto debía haber sido una realidad, para cortarlo de raíz y evitar lo que se ha producido.

Contrasta la tolerancia que el gobierno socialista tiene a la hora de enfrentarse con los poderosos a todos los niveles, con la rapidez con que actúa para imponerle restricciones a los más débiles. Contrasta ver con la facilidad con que recorta el sueldo a los trabajadores, congela las pensiones, retira la miseria que representa los 426 euros  a los trabajadores en paro de larga duración; o con la imposición de que hayan de  cotizas hasta los 67 años. Como contrasta con que dejen indefensas a miles de familias chantajeadas por los banqueros que son los culpables del desastre económico,  que les exigen que abandonen sus casas al no poder hacer frente a las hipotecas, por no tener trabajo. Sobre todo porque fueron ellos los que provocaron esta situación, ofreciendo hipotecas por encima de lo razonable en su afán por ganar dinero. 

El gobierno, sin duda, se impone con los débiles, pero es complaciente con los poderosos; como estamos viendo con el expolio de los hipotecados por los banqueros; es de justicia que se impida que esos millonarios, que han recibido una ingente cantidad de millones de dinero público; que no se cortan a la hora de mostrar sus beneficios y reparto entre los directivos de los consejos de administración. Es de justicia en una situación de desesperación de cientos de miles de familia, que el gobierno haga algo, y pronto, ara impedir que miles de familias sean puestas en la calle. Eso sería actuar con diligencia, pero sobre todo con justicia.

El gobierno, al final ha actuado bien con los aeropijos, aunque tarde  –y esperamos que no se vuelva a permitir–, precisamente porque son poderosos y no ha querido meter el bisturí como debiera, hace ya tiempo, para acortar privilegios antes de la catástrofe que han organizado, mucho antes. Lo mismo  que debiera hacer  con  banqueros, que también afecta a cientos de miles de familias, pero  porque no se produce de forma puntual y con es despliegue de medios; pero los sufrimientos de esas personas, los padecen de forma individual.

U. Plaza

INQUIETANTE ACTITUD DEL GOBIERNO


La detención y expulsión del Congreso de los Diputados de un grupo de ciudadanos, ordenado por José Bono, que protestaban por la actitud del gobierno español con respecto a la masacre de la dictadura marroquí, se puede entender dentro de la ya reiterada hipocresía del gobierno y su partido; silencioso ante los hechos criminales de la banda de Marruecos. Se puede entender la expulsión y considerar que quizá no sea el lugar más adecuado, aunque de ninguna manera compartir por ciudadanos democráticos, ya que los diputados no deben ser intocables, y que los ciudadanos  les pagamos el sueldo, ¡y de qué manera! Ya que sus señorías  en eso no se cortan deciden ellos mismos sus emolumentos y sus privilegios, incluidos que sólo trabajen menos de dos legislaturas –unos siete años– para tener una jubilación al cien por cien, al tiempo que nos impones muchos más años de cotización a los, en teoría sus patronos, los ciudadanos, sin que se ruboricen por semejante injusticia comparativa. Por los tanto han de aguantarse que los critiquen de mil formas  cuando se producen aberraciones como lo que sucede en el Sahara. Les va en el sueldo tener que aguantar que los ciudadanos se indignen. Así que, ¡menos soberbia, señor Bono!

Pero lo que no se comprende  es que a los detenidos, entre los que estaba el actor Guillermo Toledo–y que Bono con su vena autoritaria ha tratado de gamberros–, los mantuvieran en una comisaría durante seis o siete horas. El responsable es el ministro del Interior, el mismo que nos hizo pasar la vergüenza de verlo abrazando de forma efusiva, al responsable de la masacre y jefe de la gestapo marroquí. Esta actitud del gobierno que contra toda lógica se sigue llamando socialista, es inquietante. Porque hay que preguntarse si su sumisión, o su aceptación de todas las barbaridades de la  dictadura marroquí  incluye la represión de los propios ciudadanos españoles, para contentar al sátrapa corrupto, que además por la caprichosa irracionalidad que caracteriza a los dictadores, nunca estarán contentos, y si, como a las fieras, habrá que seguir alimentando constantemente para que no se enfade, con las consecuencias que eso puede tener, como estamos viendo, sin que el gobierno adopte una actitud firme. 

Esperemos que no. Pero da miedo  que  se den pasos en esa dirección en un país con libertades políticas como España, pero y con un pasado tan parecido como el presente marroquí. 

U. Plaza