jueves, 25 de agosto de 2016

¿HACIA DÓNDE VA LA IZQUIERDA?



En esa misma reflexión de Juan Carlos Monedero http://www.comiendotierra.es/2016/08/24/hacia-donde-va-la-izquierda-debate-con-paolo-ferrero-rifondazione-comunista/ cabe decir referente a España y a Podemos (también IU) que tras el 15 M y el surgimiento de Podemos como "otra forma de hacer política", esta formación ha caído en los mismos errores que llevaron al resto de la izquierda, en la práctica, a desaparecer como instrumentos de cambio.

Podemos empezó con un brío y una fuerza que convenció a muchos ciudadanos, que no es que estuvieran desencantados de la política, como machacona e interesadamente solían decir, sino que esa  forma de hacer una política de propaganda para después acabar haciendo la contraria de la que se había prometido, llevó a los ciudadanos a desentenderse porque no tenía cabida en el imaginario y proyectos de muchas personas que, sin saber lo que deseaban y cómo hacerlo, sí sabían que lo vigente era mantener el muñeco vestido siempre con los mismos ropajes; ya fueran por los mal llamados socialistas los que gobernaran, o fuera la derecha de siempre: el resultado era el mismo, sólo con algún matiz intrascendente que no cuestionaba las políticas salvajes y expoliadoras de los poderosos, a los que esos partidos servían y sirven.

Al nacer Podemos hubo la explosión de ilusión entre amplias capas de la población que creían hasta entonces que era imposible cambiar el tinglado montado por el franquismo y  los herederos del franquismo para que éste mantuviera los privilegios, al más puro estilo gatopardesco. Y para eso se inventaron un inexistente entonces partido socialista,  con personajes de dudosa trayectoria, y algunos nada dudosa. Y les ha funcionado durante 40 años, qué duda cabe.

Podemos, si en  toda España era necesaria su creación, lo era mucho más que en ninguna otra  parte, su forma de hacer política, era fundamentalmente en las "taifas" dominadas por la burguesía nacionalista; con un mensaje claro, nítido, de carácter exclusivamente social. Huyendo del cáncer que ha anulado a los partidos de izquierda, no solamente en esas comunidades, sino en toda España, cuyo mimetismo, seguidismo  y supeditación imitan a los supuestos partidos de izquierdas en esas comunidades dominadas por el discurso de la derecha nacionalista.

Podemos debía haber ido a las elecciones en solitario, o únicamente con IU, sin contaminarse de todo ese batiburrillo que hoy confunde a los ciudadanos, que ha acabado diluyendo el proyecto, con algo que nada tiene que ver a mi parecer con el original y el deseo de millones de ciudadanos.

Creo que se intentó "asaltar los cielos"  con demasiada prisa, olvidando que antes de ese "asalto" hay que construir la escalera. Y que esa se llama organización, extensión de la influencia de lo que iba a ser una forma de hacer política totalmente diferente, y eso lleva tiempo. Lo que conlleva, también aquí, ciertos cambios antropológicos, como dice Monedero.

Tanto empeño se puso en el mensaje  del "asalto", y al "soprano", a que se iban a ganar las elecciones, que lo que sin ninguna duda fue un triunfo –conseguir 71 diputados era impensable con el sistema electoral y todos los medios del régimen en contra, con serviles propagandistas del poder mediatíco atacando y defendiendo a sus amos– que dio la sensación de que había sido una derrota, que los partidos del régimen, con el añadido de la última adquisición del Ibex 35, aprovecharon con su legión de mercenarios –algunos con piel de "progres", que son los más peligrosos–  para dar por sentado que Unidos Podemos había pinchado, siendo falso.

Esto, añadido a no tener un discurso único, unívoco; diluidos en los partidos batiburruillo, de nacionalistas, independentistas y toda clase de fauna política no exenta de oportunismo, los que en realidad acompañan la hoja de ruta de la burguesía que abandera la nueva religión patriotera, da la sensación de dar al traste con el original proyecto político, o por lo menos, confunde. 

No es muy edificante ir aliados con una formación en las elecciones, con un supuesto mismo proyecto y que una vez se está en el Parlamento esta formación prefiera irse al grupo mixto, con toda clase de personajes que, en principio, se supone están en las antípodas del proyecto con el que fueron a las eleciones. Eso del "pucherico a parte" –división– que tanto gusta a los nacionalistas, no puede ser bueno para el proyecto de un partido que quiere cambiar las cosas en toda España. 

Podría haberse entendido que Compromís, de haber logrado grupo propio, lo mantuviera para poder tener más tiempo de intervenciones. Pero irse al grupo mixto, es de psiquiatría, por no mencionar otros calificativos.

Todo eso tiene solución si se rectifica, si se entiende que no se puede ser nacionalista y de izquierda –de hecho no se puede ser nacionalista y demócrata, como muy bien enseña la Historia; no se puede defender los  intereses populares de todos, si se desprecia a más de la mitad de los ciudadanos, curiosamente de las clases más deprimidas, como sucede en Cataluña por parte de la burguesía nacionalista, que dirige el "prucés". Tener el mismo discurso que la derecha, como eso del "derecho a decidir", es un error y alimenta los intereses de la derecha nacionalista y sus corifeos. Porque la burguesía es la que siempre ha decidido. Apoyando el golpe franquista y su dictadura, o ahora con sus manejos y trampas, privatizaciones y corrupciones; la burguesía no necesita nada de eso, porque ya decide. 

Pero necesita que los que debieran estar en otra cosa, en el derecho fundamental, y en primer lugar, el derecho social que ellos liquidan con sus decisiones, se unan a su redil en esa idiotizante idea de "cruzada" patriotera, que tantos réditos les ha cosechado. Desde anular a las partidos de izquierdas, hasta inutilizar a los sindicatos,  cuyos dirigentes hoy son meros servidores de esa burguesía, remando en la misma dirección que ésta, de forma lacayuna por la independencia, yendo en contra de los intereses de las clases que dicen representar: los trabajadores

Si Podemos no cambia de estrategia y sale a la palestra solo –lo que no quiere decir que después no puedan haber alianzas– difícilmente el nuevo proyecto será visto como algo diferente. Son demasiadas rémoras de dirigentes políticos de otras formaciones presentes en esa diabólica alianza sin proyecto, que hacen dudar a muchos ciudadanos.

Creo que los dirigentes de Podemos en España, en lugar de reunirse sólo con los políticos establecidos más o menos, y patrioteros, debieran pasearse y hablar con la Cataluña real. Tal vez así entenderían que el Proyecto  Podemos, difiere del que hoy dominan esa amalgama que dicen ir en Comú, pero que respiran los mismos aires identitarios. Y creo que otro tanto sucede en otros lugares, Galicia por ejemplo.

Ubaldo Plaza