domingo, 29 de mayo de 2011

LA FALTA DE ÉTICA DE LOS POLÍTICOS, EN UN SISTEMA CACIQUIL, MANTIENE A FELIP PUIG, EN EL CARGO

Indefensos Mossos d´Esquadra  acorralados y agredidos por un peligroso activista. Felip Puig, debe sentirse orgulloso de la entrega de sus hombres a la causa de restablecer el orden.


La brutal agresión que el Govern, de la Generalitat, de la ya evidente  ultraderecha catalana, defendida por la prensa ultra como la Sin Razón y hasta por el antiguo terrorista, Pío Moa,  hoy defensor del  dictador Franco–, ya sin la careta democrática con la que han venido engañando al ciudadano,  careta de la que la ha despojado Artur Mas y el hombre de la porra, el ultraderechista Felip Puig,  es una acción a la desesperada porque el movimiento democrático y pacífico 15-M, es un obstáculo muy serio para sus objetivos ya puestos en marcha, de ir despojando, poco a poco hasta ahora, aceleradamente a partir de estos momentos, de los servicios públicos para privatizarlos y entregárselos al negocio privado. 

Pero la bisoñez y nerviosismo de la casta política parasitaria  y reaccionaria que constituye la derecha ultra de CiU, les ha empujado a caer en uno de los errores más catastróficos que podían cometer para sus intereses como casta depredadora. Han precipitado los acontecimientos; la intervención innecesaria, porque ni en Plaza Cataluña ni en Lérida  había motivos para ello, la han convertido en una agresión al ciudadano que se ha transformado en violenta por culpa de las órdenes dadas por el señor Puig,  con una violencia que nos recuerda las mayores agresiones de la dictadura en situaciones similares, y que, en buena lógica, si estuviéramos en una democracia por débil que esta fuera, habría dimitido, o en su defecto habría sido cesado. Pero ya sabemos que aquí no dimite nadie, porque para eso hay que tener un mínimo de ética, y semejante cosa, entre los políticos es muy escasa;  y los superiores, poniéndose al mismo nivel de ignominia,  siempre avalan los desvaríos. Ha sucedido todo lo contrario de lo que habría que esperar: el president lo ha apoyado sin fisuras, haciéndose cómplice de las agresiones a los ciudadanos, pasando a ser él directamente el máximo responsable, dando muchos más argumentos a la ciudadanía que trata de conquistar la democracia secuestrada por la casta política entorpecedora y sus amos los banqueros, para seguir adelante.

A estas alturas, el resto de los partidos políticos y sindicatos, en lugar de quedarse en meras declaraciones entre colegas, de cara a la galería, debieran estar montando el poyo políticos contra esta antidemocrática actuación de la ultraderecha  de CiU. Utilizando el poder que tienen, no sólo para exigir de boquilla  la dimisión del agresor o agresores a ciudadanos pacíficos que ejercían su derecho a protestar, sino que debieran estar moviendo a los servicios jurídicos para que los responsable, principalmente el señor Puig, pero también el señor Mas y los mandos policiales responsables, fueran llevados ante los tribunales por el ejercicio del poder,  que  la ciudadanía le otorga para su defensa, no para que la agreda,  y en este caso de forma desproporcionada –y en este caso innecesaria–, y se depuren las responsabilidades que correspondan. 

La suave crítica que han hecho  los partidos, así mismos llamados de izquierdas, no pasa de ser un acto de mera hipocresía si no se plasma en hechos.  Tanto los partidos como los llamados sindicatos mayoritarios hace tiempo que están fuera del mundo real. Y prefieren los barcos que les otorgan sus prebendas a la honra que pudiera despojarlos de ella, lo que demuestra que SON parte del tinglado en el que están instalados cómodamente, por cuyo motivo de han movilizado sus víctimas, los ciudadanos. Toda acción que no vaya en la dirección de una exigencia firme al Govern ultra de Mas, de la corrección  del desaguisado de Puig exigiéndole que pida disculpas asumiendo sus responsabilidades, carece de credibilidad. Máximo cuando lo que este gobierno ultra tiene en sus manos es un programa agresivo contra todo lo público, en favor del negocio privado, para ir despojándonos a todos, como se ha visto ayer en Barcelona y Lérida, hasta de la condición de ciudadanos, permitiéndose agredirlos, cuando se manifestaban pacíficamente. Si esos partidos auto denominados de izquierda no levantan el culo y se ponen en en marcha junto al río democrático que ha empezado a fluir, quedará en evidencia, una ves más  su inutilidad. 

El mantenimiento  en su cargo de un persona como Puig, que avergonzaría al cualquier demócrata siquiera por rozarse con el, es fruto también de la falta de  la cultura democrática que en este país nunca hemos podido alcanzar, por el chalaneo en que vive la casta política, cuyas críticas  o debates sólo son un ejercicio de cinismo de cara a la galería,  para mantener su adormecida clientela para que el tinglado siga fluyendo beneficios. Y esta actitud es la misma que utilizan ante la aplastante corrupción que nos ha invadido y de la que todos pasan, con  meras críticas puntuales cuando aparece el escándalo,  para cubrir el expediente, del que se olvidan de inmediato, porque  ninguno de ellos está libre de ser el siguiente. 

U. Plaza