miércoles, 29 de diciembre de 2010

YA SIN CARETA


El presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se ha despojado totalmente de la careta que ha llevado durante estos últimos años de apariencia socialista. Ha abrazado sin ningún tipo de complejos la política de la ultaderecha salvaje y liberal que viene aplicando, culminando el año con  subidas escandalosas de la luz –al tiempo que las eléctricas se repartes suntuosos beneficios–, el gas y los transportes más utilizados por los ciudadanos como son los de cercanías. 

Ha aplicado sin el menor rubor las tarifas que más satisface y han querido  los de las eléctricas, muy en su línea de favorecer a los poderosos, a costa de seguir hundiendo en la miseria a amplias capas de la población, en su peor momento.   Mayor inmoralidad no cabe, aunque conociendo al personaje es posible que nos sorprenda aún con alguna ayudita más para sus poderosos jefes: banqueros y grandes especuladores, haciéndonos pagar algún  que otro de sus descalabros financieros. 

Y todo, Zapatero  lo ha hecho con el consenso incomprensible de su partido. Y al más antiguo estilo de  la derecha, sin siquiera sonrojarse, por tantas mentiras: por decreto y sin tener en cuenta a los damnificados de sus agresiones políticas. Ni a sindicatos y a las asociaciones de consumidores. Ha puesto  en marcha un paquete de agresiones más, que se juntan con las ya insoportables por el ciudadano,  culminando su deriva sumisa y derechista, ya desbocada en una orgía  y delirium tremens en su adicción al liberalismo. Ha seguido los consejos, sino las órdenes, de los poderosos aun a costa de la miseria de millones de personas, muchas de las cuales, ya no es que no lleguen a fin de mes, es que han de acudir a los comedores sociales para no morirse de hambre. Muchos de ellos expulsados de sus casas por los banqueros y poderosos, culpables de la crisis, a los que sin embargo ha ayudado  con dinero público o con leyes favorables a sus intereses. 

Porque una ley que impidiera que fueran desalojados de sus casas por no pagar la hipoteca, por falta de trabajo, por esa tribu de beneficiados de la crisis, ayudaría a la tranquilidad de muchos ciudadanos arrojados al pasto del hambre y la desesperación. Pero eso no lo hará Zapatero, porque va en contra de los que de verdad mandan: los bancos. Y ponerse contra ellos no está en su ideal político actual, si es que tiene alguno más allá de servirlos.

El Partido Socialista está abocado al más absoluto de los fracasos. Zapatero es el mejor agente de Rajoy, y trabaja para que se salga con la suya. Cuando por fin haya dejado el cargo, cuando deje el poder, será el PSOE  quien  sufrirán una travesía del desierto larguísima, no el presidente que los habrá llevado a la ruina. 

Sus dirigentes, los que no se hayan manchado con las decisiones de las políticas disparatadas y reaccionarias de Zapatero, no debieran seguir callados. De lo contrario no podrán en un futuro próximo alegar ignorancia y echarle la culpa a toro pasado al desnortado presidente. Es ahora, en pleno declive y destrozo cuando han de levantar la voz y reivindicar, si más no, al menos una política con ciertos visos de normalidad socialista, democrática, que haga que el coste social de la crisis la paguen los culpables. Y la paguen en todos los sentidos, también ante los tribunales de Justicia. Y eso, aún puede estar en mano del  partido socialista, si queda algo de eso en él.

U. Plaza