viernes, 25 de noviembre de 2011

DEBATE, CONGRESO, CAMBIO DE POLÍTICA, O DISOLUCIÓN

A una semana del desastre Zapatero –que es a la postre el desastre del partido socialista y sobre todo el de los españoles, porque somos  los españoles de clase baja  y media las víctimas–, lo que por lógica debía haberse producido en la noche electoral, la dimisión de todos los responsables de la debacle, principalmente del presidente, converso al salvaje liberalismo  económico, todavía no se ha producido; es más, siguen sin asumir responsabilidades nadie, ni el gobierno ni el el partido–eso sí en el consejo de ministros han hecho un ultimo favor a un personaje condenado, regalándole el indulto ¿por qué será? Ya se sabe que en España tiene más posibilidades de ir a la cárcel un ladrón de un pan que un delincuente financiero.

Parece que, aunque no cabe duda de que en la ejecutiva del PSOE están los viejos cuchillos tiritando bajo el polvo, más por ambiciones personales o de baronías, que por regeneración; lo que se vislumbra es que los mismos responsables del desastre son los que pretenden alzarse con el santo y la limosna, para arreglar el desaguisado. Algo así como que sean los mismos que han provocado el desastre económico, los banqueros, los encargados del arreglo, con las mismas recetas. 

Se dice que unos están apuntalando al Rubalcaba, que aunque perdió las elecciones con una patada a Zapatero en su culo, lo cierto es que él estuvo en el gobierno validando todo el desastre del converso presidente; y que como mínimo es corresponsable de una política de abandono de sus electorado y de favorecer las a los más ricos, hasta el paroxismo. No parece que sea lo que más convenga al partido. 

Como tampoco parece que la auto postulada candidata, Carmen–perdón, Carme Chacón– sea la persona más idónea para dirigir nada en este momento. Salvo que se pretenda convertir al PSOE en un partido nacionalistas, como el  amontillado PSC, que se adelantó al desastre, precisamente por olvidarse también de su electorado y copiar a la derecha convergente, a los inciativos y a Esquerra, en sus delirios patrioteros.

Lo que procede en estos momentos, es que toda la Ejecutiva presente su dimisión sin más dilación. Sin utilizar el sistema felipista de me voy para que reclamen mi vuelta por aclamación. Ninguno de los que hayan tenido la menor responsabilidad, por activa o por pasiva, en las políticas de derechas del PSOE y de su gobierno, está legitimado para seguir dirigiendo, ni siquiera en cargos subalternos. 

Lo que procede es la creación de una gestora que abra un debate entre todos sus militantes, e incluso entre los ciudadanos, ya que muchos millones de ellos, que les dieron su apoyo, lo hicieron para otras políticas. El partido, una vez fuera los que actualmente siguen queriendo gestionar el futuro, debe decidir qué camino toma. Si regresa a su historia como defensor de los intereses populares, o sigue por el camino que ya emprendiera González, de copiar, e incluso empeorar por eso de la fe del converso, a la derecha salvaje, que en España por su historia lo es mucho.

Un congreso para el mes de febrero, como se ha anunciado, y sin que el debate alcance toda la dimensión que el desastre requiere, es prematuro y acelerado, es cerrar la crisis en falso; porque es un problema de contenido ideológico. El PSOE debe decidir si es un partido, si más no, socialdemócrata, progresistas, o si ya ha decidido ser un partido que ha renunciado a los valores de la izquierda. En todo caso se debe acabar con la ficción y el engaño de llamarse socialista y obrero y mostrarse tal cual es, según las políticas que aplica de sumisión al desastre financiero. 

En caso contrario, de que los socialistas  del partido decidan recuperar sus orígenes, ser parte de la izquierda, más o menos desteñida, pero con políticas de progreso, también deben decidir qué hacen el sus filas personajes de la derecha, en Cataluña y en toda España, banqueros y otros que pululan y medran muy cómodos en el PSOE. Y otros que se jubilan ocupando puestos en empresas muy importantes. ¿Por qué será? Puede ser legal porque en este país lo legal muchas veces está lejos de la legitimidad, y sobre todo de la ética.

El partido socialista es necesario para el país. Pero lo es si cumple con su función de partido, es decir, defender a una parte–la más débil–de la sociedad. De lo contrario, para ser una formación que imite miméticamente lo que hace la derecha más salvaje como ha hecho Zapatero, y obedezca las órdenes que le dan desde las altas esferas de decisión, desde organismos que nadie ha votado, olvidando que su proyecto progresista–al menos así lo dicen cuando piden el voto sus dirigentes– debe ser intentar cambiar la realidad impuesta por el terrorismo financiero. De nos ser así mejor que se disuelvan y permitan que sea la propia sociedad la que articule los medios para defenderse de los saqueos a los que está siendo sometida por las castas políticas, hasta ahora con el apoyo del gobierno Zapatero.

U. Plaza