jueves, 22 de octubre de 2015

LOS "CUPIDOS" NO DAN MIEDO A LA BURGUESÍA

Que nadie se equivoque, los "cupidos" de la CUP no perturban el sueño de la gran burguesía. No hay más que ver   dónde obtuvieron los mejores resultados; fue en los barrios ricos donde ésta se señorea. No en los barrios deprimidos, donde brillan por su ausencia y ni parece interesarles, porque  están en otra cosa. En estos barrios no son receptivos a sus delirios, porque la gente tiene otros y muy graves problemas. 

Al fin y al cabo son de los suyos. Todo lo demás es pura estética de cara a los pobres diablos que se creen ese discurso "de izquierdas", pero que después ayudan a su señor. Me recuerda a los "ultrarevolucionarios" en los años 70 que organizaban toda suerte de organizaciones izquierdistas, sin un obrero, y que cuando lograban alguno, lo exhibían como un trofeo. 

Estaban a la izquierda de la izquierda, impedían avanzar  a la izquierda de verdad; y, cuando se cansaron de divertirse, se cortaron las melenas de "progres" se pusieron las corbatas y se encargaron de los negocios de papá. A veces con más fe explotadora que sus progenitores a los que criticaban mientras enarbolaban la bandera del proletariado.

Los obreros, los comunistas que eran acusados por aquellos de "revisionistas", como no tenían otra opción que seguir luchando, siguieron trabajando, tanto en el tajo, porque tenían que comer, como en la lucha por su condición de explotados. Ellos, los que iban a dirigir la toma del Palacio de Invierno,  desaparecieron. 

La historia se repite cada vez que las fuerzas populares y organizadas están en disposición de dar un paso adelante. Qué curioso que estos "izquierdistas", su signo de identidad, por más farfolla revolucionaria que exhiban, es el independentismo, lo mismo que la burguesía corrupta.  Lo que no impide que haya gente que se crea el discurso de buena fe. Porque con esos mismos mimbres la Iglesia lleva siglos tejiendo falsos cestos, hablando de amor entre hermanos; pero apoyando a los poderosos y pidiendo resignación a los pobres. 

Resumiendo, a la burguesía no le da ningún miedo los "rupturistas" de la CUP; sabe que son "encarrilables", llegado el momento, cuando decidan desactivar el "ímpetu revolucionario" que ahora les interesa que exhiban. Porque les va bien para su circo.  Lo han hecho siempre. La mejor manera de que la izquierda no avance es   introduciendo mensajes imposibles a corto plazo, desacreditando. Y mientras tanto marean la perdiz con eso de que no apoyaran a Mas. Como si el problema fuera Mas, personaje que ya consideran amortizado –y le preparan su puente de plata para que huya–,  y no la derecha saqueadora, a la que sí están dispuestos a apoyar, con su hoja de ruta; que no es otra que los saneados negocios, sus cuentas corrientes, única patria que sí defienden, como vemos con todos los mecanismos a su alcance, sean o no legítimos.  Pues la burguesía "crea" la legitimidad, se la inventa si no coincide con sus deseos.   

Salvando la distancia, y sin querer comparar miméticamente, si alguien tiene la curiosidad, que lea los puntos de Falange. Hablaban de reforma agraria, reparto y nacionalización de la Banca y otras muchas cosas asumible en la letra por el pueblo trabajador. Pero se unieron a la derecha porque eran los suyos, al menos los que mandaban. Porque también había entonces gente de buena fe que se creían el discurso de igualdad. 

Los escenarios y los personajes son diferentes, pero el meollo de la razón de clase, que es la que determina, es el mismo. Un obrero es un obrero en todas partes. Y no puede aliarse, como hacen los "cupidos", con la derecha, por un supuesto patrioterismo, que es lo más reaccionario que existe. 

Ubaldo Plaza

miércoles, 14 de octubre de 2015

LOS DEBATES ELECTORALES SIN "COCINAR"


Los "debates" electorales, esa farsa de los dos partidos de la oligarquía, que para que cuele el timo se presentan uno como "socialista" y el otro como "centro derecha", pero que ambos defienden los mismos intereses, hasta ahora eran "milimetrados" en tiempos, gestos y hasta la regulación de la luz que intentaba mejorar los rostros de los contendientes. 

Nada se salía de lo establecido en una negociación de los responsable de las campañas de ambos partidos, en maratonianas reuniones para ver quien podía tomar ventaja en el simulacro. La puesta en escena, a vista del  espectador aparecían los candidatos encorsetados, sin que nada se escapara a lo previamente acordado.

Cuentan con  periodistas de cámara, generalmente de relumbre, o así se lo creen ellos, dispuestos a hacer de serviles mamporreros para que sus amos se luzcan en la puesta en escena, para que parezca que hay algo que se asemeje a un choque de propuestas diferentes, "como en otros países", cuando de eso nada de nada. Ambos partidos, en las cuestiones de fondo, en las importantes que pueda cuestionar los intereses de sus amos del mundo financiero, coinciden plenamente. De hecho votan juntos en la Unión Europea, lo que manda la terrorífica Troika. 

Los dos partidos oligárquicos, (ambos inventados a la sombra de los tubos del dictador y de los partes del "equipo médico habitual"); los que la llamada transición, le garantizaba los privilegios al franquismo verdadero: los banqueros, los grandes empresarios que se habían hecho de oro durante la dictadura con la salvaje explotación de las clases trabajadoras. Lo tienen todo muy calculado y sólo hay que montar el espectáculo para que la plebe se crea que está en una democracia en la que hay varias opciones, y que todos cuentan con las mismas posibilidades (pan y circo con tv).

 Porque todo el tinglado está suficientemente engrasado para que siempre  ganen los mismos: los servidores de los oligarcas, que garanticen a éstos sus intereses. 

Hasta ahora daba igual que fuera el exnovo PSOE, que nada tiene  que ver con el histórico, o lo fuera el directamente procedentes de la savia de la dictadura, que se inventó el exministro franquista, Manuel Fraga. Lo importante era que el Poder fuera el mismo, ganara quien ganara. En aquellos debates, a veces se les permitía asomar la cabeza en alguna parte a sus camaradas de la derecha catalana o vasca, CiU-PNV, tan franquista durante la dictadura como chantajistas después, que,  a parte del cazo puesto en prebendas por sus apoyos, porque así se validaban mucho mejor sus puestas en escena. Prebendas no para los catalanes y vascos, sino para las corruptas oligarquía de ambas taifas.

Hoy ese modelo de falsos debates, es bastante más difícil –aunque no imposible– porque han aparecido en escena otros actores, contrincantes en principio,  por el aceleramiento de la descomposición del régimen, acelerado por el desastre y mediocridad del gobierno del PP, su autoritarismo que les sale del alma y del ADN, sus corrupciones..., actores  que pueden discutirle a los dos servidores de la oligarquía un puesto de honor en el juego.

Sabemos que la derecha, la verdadera derecha, la que manda, la salvajemente depredadora, el mundo financiero, no da, como la Iglesia, puntadas sin hilo. Y, ante el declive evidente de sus dos capataces principales, puede haberse apresurado a crear otros escenarios con otras representaciones y otros actores. 

Todo dependerá de cómo evolucionen los acontecimientos. Pero es posible que a corto o medio plazo ya estén pensando en enterrar el cadáver político de Rajoy, o que lo sigan aceptando como zombi durante un tiempo, en función del juego que pueda dar, hasta que el repuesto esté en condiciones de tomar el relevo.

El otro, Pedro Sánchez, asesorado por el inefable González, trata de sacar la cabeza, haciendo promesas contrarias a lo que de hecho ha venido haciendo, como la de recuperar la salvajada de liquidar el art. 135 de la Constitución, y una retahíla de promesas que tienen los visos de ser electoralistas. Pero el hombre se esfuerza en que le crean, porque así se lo habrán dicho los estrategas como de una gaseosa propuesta de federalismo y de apoyar a sus descartados compañeros del PSC, en "encajar mejor a Cataluña en España", sin darse cuenta de lo que eso es un paso más –lo que se viene haciendo desde que los nacionalistas ocupan la finca catalana en su provecho, no hacia a solución, sino a todo lo contrario. A pesar de los cual, no parece que tales ocurrencias despierten mayores entusiasmos.  Quizá por eso Sánchez ha aceptado que la propuesta de Iglesias y Rivera de hacer un debate a cuatro sin condiciones, lo que al final está por ver.

El plasmado Rajoy, sin duda, se sentiría menos molesto "enfrentándose" a un igual, a Sánchez, con un programa real idéntico al suyo, no el vendido por el supuesto contrincante a la audiencia, que incumplirá como es sabido, en un debate preparado para lucirse ambos sosias políticos.  Pero no si en el mismo hay otras voces, y son periodistas que no estén, al menos totalmente, en el pesebre, los que hacen las preguntas. Eso, a Mariano y a Sánchez, les viene muy grande. Y más a Rajoy que no ha demostrado muchas tablas en las ruedas de prensa, siempre cocinadas con los "preguntantes" elegidos previamente. 

Pero si no aceptan el debate a cuatro o a más, porque eso debiera ser lo democrático,  y el PP y PSOE se escudan uno en el otro en que para que no se lleve a cabo, en el peregrino argumento de que son nuevos no tienen representación en el Congreso, y no les toca tiempo y debates en los medios,  puede salirles el tiro por la culata. 

Seguro que Rajoy y sus "cocineros" ya trabajan en la manera de que su jefe eluda su responsabilidad. Y, sabiéndose muy tocado, decida como vienen haciendo, despreciar su participación. 

Pero quien no lo tiene tan fácil es Sánchez, que aspira a gobernar, escudarse en lo mismo. Y tras esto, debieran proponer  los otros candidatos un debate  sin Rajoy en alguna de las cadenas que no sean del PP, como por desgracia es hoy –esperemos que pronto no lo sea– TVE. Eso sin duda haría que Rajoy se viera obligado a aceptar a los que quiere excluir. 

Lo que no está claro es que Sánchez, aconsejado por quien decide, lo rechace también. De ser así, los otros candidatos debieran montar uno, a la misma hora que el simulacro de debate "oficial" del régimen. 

Ubaldo Plaza








domingo, 11 de octubre de 2015

EL PATINAZO DE PODEMOS EN CATALUÑA


La responsable en Cataluña de Podemos "cantaba" en esta nueva formación, si nos atenemos a sus primigenias declaraciones de intenciones. Ella lo que trataba, y en gran parte lo logró, era anular  las reivindicaciones sociales en solitario para que fueran sus delirios reaccionarios  independentistas los que cuajaran. Quedó meridianamente claro en el mitin de la Ronda del Guinardó, en la primera visita de Pablo Iglesias a Barcelona como líder de Podemos, en el que acaparó con sus mensajes nacionalistas la mayor parte del tiempo. Ella con sus aliados, impuso esa cosa imposible y ridícula de "Podem", que tanto gustaba a los talibanes de la derecha, y que ha confundido al electorado popular; a pesar de que en los actos electorales –en el propio acto mencionado– y en todas partes, la gente gritaba "sí se puede". Lo que seguramente rechinaba en las mentes de los nacionalistas introducidos en Podemos, con Ubasart a la cabeza.

Pero los que auparon a Ubasart y sus colegas independentistas en Podemos -seguramente Pablo Iglesias– no se enteraban de nada. O su gaseosa y etérea ideología no le dio importancia, pensando quizás, que sumaban adhesiones. O creyeron que la Cataluña de Ubasart, que es la de Mas y la del ultra Junqueras, era la verdadera Cataluña. Olvidándose de la principal, la laboriosa, la que podría votar por un cambio, y no por los que  llevaban haciendo lo mismo que ellos copiaban: los otros partidos que se decían de izquierda, desde hace más de 30 años, cuando entraron en el fangal del pujolismo. 

Y en el Podemos catalán dejaron de lado a miles de ciudadanos que se habían unido a Podemos. Y quedaron al margen porque no comulgaban con las ruedas de molino de los nacionalistas, siendo muchos más que los  que comandaba Ubasart. Naturalmente con el beneplácito de Iglesias y Errejón, o así lo parece, vista la decisión final de ir acompañados de unos desprestigiados "iniciativos", que, por usar su mismo lenguaje, eran parte de la Casta.

 Como les ha salido mal, o quizás no, porque  ¿era ése el objetivo, que fracasara?, parece que la responsable del desaguisado, vuelve a casa, la casa común de la derecha nacionalista –el nacionalismo siempre es de derechas por más que se arropen con un lenguaje "popular"–, y en este contexto histórico es puro neofascismo, que margina a la mayoría de las clases laboriosas, que no cuentan para nada. Pues todos los medios, pagándolos ellas, están en manos de sus enemigos de clase. 


El chaparrón que ha llevado Pablo Iglesias en Cataluña podría servir para corregir el tiro; presentarse como lo que en principio decía ser y defender. Olvidándose de las ambigüedades con la derecha, con los nacionalistas, aunque, digámoslo una vez más, alguna se disfrace de "progre"; los mismos que vienen apuntalando a la derecha desde que Pujol se hizo con la finca llamada Cataluña. Motivos  por los que nunca ganaron unas elecciones autonómicas. Porque "sus" votantes nunca los consideraron de los suyos. 

Pero mucho nos tememos que harán exactamente lo contrario: abundar en el error. Y ahora,  hasta los nacionalistas de ICV, y los de EUiA de comparsas, se harán los ofendidos, recurriendo a que en las pasadas eleciones ellos, en solitario, tuvieron 13 diputados y Podemos no les ha aportado nada. Cuando es precisamente lo contrario: ha sido la contaminación de nacionalismo de Podemos lo que ha emponzoñado la candidatura. Y para los ciudadanos de los barrios obreros, ante la inexistencia de partidos de izquierdas en Cataluña, Podemos pudo haber sido una respuesta. Pero ya se sabe, "eso de no ser ni de izquierdas ni de derechas", la indefinición, lleva a la ilusión y al fracaso. 

Porque durante décadas, tanto PSC como ICV-EUiA les pedían el voto a los trabajadores, al tiempo que aplicaban las mismas políticas discriminatorias lingüísticas, que los reaccionarios de CiU y de ERC, y se lo vendían como democráticas y de izquierdas. Y esos trabajadores se quedaban en casa, no votaban. 

Por eso cuando ha llegado un partido como Ciudadanos, que aunque sea de derechas, pero no tiene aparentemente la mochila franquista como el PP, muchos barrios obreros, les han votado. Porque el mensaje era nítido;  y se sintieron defendidos, lo que nunca habían hecho los supuestos partidos de izquierdas.  Mensaje que muchos captaron. 

Y Podemos, como la otrora izquierda, también se había travestido en nacionalista, hasta con el nombre, ridículo y parecido al de la candidatura de la derecha; además de figurar en dicha candidatura los "iniciativos" con apariencia de camuflados para salvar los muebles de la debacle a la que estaban abocados. La gente que nunca votaba en las elecciones regionales, decidió que aquel Podemos no era el suyo, y que sin serlo, Ciudadanos sí los defendía. Y ahí estamos. 

Pero reitero, dudo que hayan aprendido la lección. Y Pablo Iglesias seguirá con el mensaje tan manido de los ultras, del "derecho a decidir de los catalanes". Cuando los que así se expresan son los catalanes que siempre han decidido de verdad, la derecha, la burguesía. Los que deciden ahora como nacionalistas e independentistas y antes lo hicieron como franquistas.  No son los de las clases populares. Los que pueden hacer que algo cambie, los que estaban llamados a votar a Podemos, no cuentan para nada, ellos no deciden, deciden otros por ellos. 

Aunque eso sí, paguen las facturas de las ayudas a los medios para que hagan propaganda de los nacionalistas. Ahí está TV3%, pública, pero también la mayor parte de los privados.

Los mensajes que Iglesias y "Catalunya sí que es Pot" llevaban a los barrios obreros sobre los derechos sociales, eran correctos. Pero es que esos mensajes también los llevaban los que nunca les hicieron caso. Y la gente sólo vio una diferencia: Ciudadanos les hablaba de lo que todos silenciaban, sus derechos, también lingüísticos. Y ahí se estrelló Pablo Iglesias.  Y no se vislumbra un cambio de orientación.  

Lo lógico sería que Podemos se pusiera como tarea principal recuperar el voto de los barrios obreros copado por Ciudadanos por su miopía política que los ciega.  Y que reflexionaran sobre la aberración que representaba  que en plena campaña electoral, el candidato de Catalunya si que es Pot, hablara de coaliciones con los ultras de ERC. Lo que dice mucho de la idoneidad del mismo. Salvando, por supuesto su honestidad como persona, que no pongo en duda. 

Ubaldo Plaza

http://lachispa3.blogspot.com.es/2015/06/que-es-podemos-en-cataluna.html