jueves, 25 de noviembre de 2010

EL PODER (I)

Toda relación humana, absolutamente toda, es una relación de poder. Posiblemente, aunque albergo mis dudas,  salvo en los primeros momentos de la infancia de la Humanidad, y si ahondamos un poco,  también; pero considerando que humano, lo que se dice humano quizá no se corresponda con la realidad de ese momento, siempre ha existido una relación de poder entre unos y otros. Somos sometidos por los poderosos de forma implacable durante muchos siglos por poderes absolutos, pero de ahí hacia abajo se mantiene ese mismo poder en la medida en que la pirámide social va bajando: el todopoderoso rey somete a la corte, la corte a sus servidores, sus servidores a sus mujeres y a sus hijos. 

Porque el poder es la razón de la subsistencia.  Durante muchos siglos los roles estaban muy marcados. Cada uno sabía cuáles eran sus tareas sin que nada ni nadie discutiera la función de cada cuál. El hijo del rey estaba predestinado a ser rey o príncipe, el conde, conde  etc. Y, naturalmente el hijo de labriego sería labriego, el del herrero herrero,  porque el poder lo decidía así, el poder estamental. Y cosa muy importante, a eso contribuía de forma absoluta la creación de los dioses, que como es sabido siempre han necesitado de sacerdotes para que interpreten sus deseos. 

En las antiguas culturas los dioses no eran tan poderosos porque intentaban semejarse a sus creadores, los hombres. En las mitologías de invento posterior como la cristinana–muchas veces burdamente imitadas, pero sin la carga poética de aquellas–el dios ya era el no va más. Es decir, el Poder ya era total, absoluto. Pero como esos inventos eran fruto de la manipulaciones de los hombres, el poder quedaba establecido por ellos. ¿Y cómo se inicia esta andadura judeo–cristiana?  Pues culpando de todos los males a Eva, que era la encarnación del diablo, inventado para esos menesteres como terror puesto al servicio del poder, que justificase ese poder absoluto con terrores calculados. Así el diablo se convertía en el mejor aliado del dios todopoderoso, inventado. 

Claro, este invento de la Eva tampoco era nada original. No deja de ser una imitación mucho menos poética y, en definitiva, menos científica, de Pandora, porque como nos enseña el mito, establece no sólo los males por todo el Orbe, sino que queda–ése es para mí la carga poética fundamental de la vida–la Esperanza; lo que los terroríficos agentes de la nueva religión, deciden que es el Infierno, alejado del Hades de No Vivos, pero no martirizados como en el invento de los padres de la Iglesia, aunque también a los sufrimientos a los que el humano esta abocado.

Pero como no bastaba  con considerar a Eva inicio de todos los males, era necesario convertirla en maligna en todos los sentidos, al mismo tiempo que se iba creando la idea de su inferioridad para comprender los arcanos de la vida y de la muerte–hubo papas que discutieron en sínodos de sesudos varones, más cercanos a la demencia que a la razón, si la mujer tenía alma, como hicieron respecto a los indios americanos siglos después cuando fueron a "civilizarlos"–, con esa posición se trataba de apoyar al Poder–. Y eso se hace porque el que tiene el poder–el hombre– teme perderlo y ha de crear las bases para que eso no suceda. En realidad, en cuanto a lo de Eva o Pandora que para el caso  tanto da, lo que demuestran los inventores del mito,  el griego como el, en definitiva copiado por lo judeocristiano, sólo que como Poder absoluto en éste último; por lo tanto mucho más cruel, es la propia inferioridad de los creadores del mito  al dejar sentado que fue Eva la que dio el primer paso hacia la liberación del dios–el Gran Poder– y tratar de vivir su propia vida sin tutelas. 

Pero sus mentes, las mentes de aquellos primarios padres de la Iglesia, de todas las religiones, no debieron dar para más y así lo dejaron, suponemos que como Darwin y Marx no había nacido, eso de la evolución no estaba en sus mentes de que las cosas podrían evolucionar. Pensaron que lo que ellos habían decidido que quedara estanco, así sería para la Eternidad, porque para eso desde ese momento contaban con el dios que los avalaría, que para eso lo crearon, pues como todos sabemos, el Hombre creó a dios, no al revés.

Transcurridos los siglos las cosas casi seguían en el mismo sitio, porque los cambios apenas eran perceptibles para la corta vida humana. La Iglesia–todas las Iglesias– era la principal vía de idiotización hacia todos, en especial hacia la mujer que debía obediencia a lo establecido, es decir al Poder que aquella–la Iglesia– representaba. Y, si éste no era de mucho calado, sin duda lo era para el marido que tenía como punto de referencia de "su poder", a la mujer y a sus hijos. (Digamos entre paréntesis que en el mundo griego los hombres carecían de voluntad, porque todo cuanto sucedía era "Voluntad de los dioses"; en el mundo judeocristiano se repetía igualmente que era, en este caso la voluntad de dios, aunque mucho peor porque era poder absoluto que era lo que necesitaban para seguir atemorizando.

Si recordamos que en el mundo griego y romano la mujer carecía de derechos, ya que siempre dependía del varón,fuera el marido,  su padre o fuera su hermano, eso queda muy claro.  Incluso si la mujer quedaba viuda volvía a depender del padre o hermanos, es decir volvía a la situación anterior, sin la menor posibilidad de liberarse al quedar viuda.

 Lo que pasa, hablemos en presente, porque lo único que ha cambiado son las formas, el escenario, no la obra,  es que todo ese poder emana de la necesidad que tiene el esclavo de ser alimentado. Podemos llamarlo "asalariado", pero en el fondo es lo mismo, aunque no lo parezca y haya quien se crea vivir en un mundo democrático, donde existe la ficción de que decide el ciudadano porque cada equis años deposita una papeleta en una urna, porque previamente otros han escrito el guión del que difícilmente se puede nadie separar.

Como todos sabemos el Poder cuenta con numerosos medios para lograrlo, y si lo puede hacer haciendo que nos lo creamos, tanto mejor, si no, utilizarán los medios que sean necesarios para que se haga tal como ellos, el Poder, desea. No confundir poder con gobiernos, aunque muchas veces pueda parecerlo. Los gobiernos son poder, sin duda, pero no el PODER.  Esa dependencia que el esclavo tiene lo hace inactivo en cuanto a su liberación, hasta que se da cuenta  que, efectivamente es una esclavo y que el Poder ha establecido que lo sea. 

Ya entramos en un punto en el que aparece la eterna pregunta sobre lo que somos y adónde vamos. Y cuando eso sucede ya las cosas dejan de ser igual. Porque se da cuanta el escalvo–asalariado, hoy–de la realidad  de quién alimenta a quién. Y de que era–es– precisamente todo lo contrario de lo que le había hecho creer el Poder. 

Simplificando, aunque se puede pormenorizar al detalle: la mujer, víctima de ese poder, por razones de la modernidad, la necesidad que tiene otro supra poder que está por encima del marido, de aprovechar su capacidad para su explotación, empieza a ser parte de la plusvalía–directa, porque antes también lo era a través de su trabajo no remunerado–con lo que se sitúa al mismo nivel que el poder que a ella la oprimía por el oprimido de su compañero. Con lo que ya está la esclava preguntándose quién mantiene a quién. 



U. PLAZA