martes, 7 de diciembre de 2010

LA DAMA TRISTE Y NUESTRA SALUD



Bien venida sea la segunda y tan dilatada,  ley antitabaco, por la mal hecha primera. Es algo esperado por la mayoría de los ciudadanos, y por la que vienen luchando los colectivos médicos desde hace mucho tiempo. Pero lo  impresentable es que La Dama Triste, la ministra de Economía trate  de vendernos  la decisión de  la subida del precio del tabaco, como que lo ha hecho, para el bien de nuestra salud. Eso es un insulto a la inteligencia de los españoles. La subida del tabaco es simplemente una forma de recaudar, que puede ser bien visto por mucha gente que no fuma, pero que no deja de ser  una medida recaudatoria más, y como tal se debe considerar.   

Porque, si tanto les preocupara nuestra salud al gobierno, y en concreto a La Dama Triste, que nada tiene que ver con Sanidad, y sí con las finanzas, ¿por qué han tardado tanto en poner en marcha la ley antitabaco y además tan chapucera la primera, que ha hecho que sea tan fácil saltársela, que ha hecho necesario que cinco años después haya fracasado y se tenga que hacer otra ley mejor? Son conceptos distintos y como tal debieran haberse tratado. Decir claramente que se sube el tabaco porque el Estado necesita dinero y el sector es un campo abonado para sacarlo, y además con un alto grado de consenso.

La Dama Triste, señora Salgado, consciente de que la subida del precio del tabaco, como toda subida, molesta a los consumidores, y porque llueve sobre mojado tras las reaccionarias medidas decididas por el gobierno, cada vez más escorado a la derecha,  que protegen a los más favorecidos, a los ricos, tenía que salir justificando la medida como "protección de la salud", no para  recaudar, como una medida sanitaria y benévola. 

Ha tratado de dulcificar  el caramelo amargo, con otro más endulcorado, innecesariamente. Es burdo y carente de sentido. Pero si cree estar en lo cierto nos gustaría que hiciera lo mismo aplicándole esa misma receta a los grandes capitales que pagan pocos impuestos, al fraude fiscal y a aquellos que se lo llevan a los paraísos fiscales, que sin duda son mucho  más nocivos para la salud de todos los españoles. 

Como también nos gustaría que La Dama Triste, de consuno con todo el gobierno, elaborara una ley para que los políticos delincuentes, los  que meten la mano en la caja de todos, no se fueran de rositas, con unos meses de nada en la cárcel, y  a veces como sabemos, ni eso; que después salen de ella millonarios y descaradamente se pasean ante nuestras narices con lo robado. Es decir, una ley  que mientras no devolvieran los robado, se pudrieran entre rejas, y sin privilegios. Ellos y sus cómplices. Eso sí que ayudaría a elevar la salud de los ciudadanos y de paso, y de qué manera, a sanear las arcas del Estado. Y algo muy importante: a limpiar los establos de Augías, de la política, para lo que haría falta un Heracles, por los niveles que  ha alcanzado. 

Basta echar una mirada a los múltiples casos, que tras años de proceso, los ciudadanos tenemos la sensación de que al final, la legión  de picapleitos que intervienen, con interpretaciones y vericuetos legales, convierten los que fue en su día un escándalo de ladrones de guante blanco en meras faltas. Incluso, hasta se puede culpar al juez de haber prevaricado porque ha puesto de manifiesto ciertas connivencias entre aquellos y el presunto ladrón. 

Esta muy bien que La Dama Triste mire por nuestra salud, pero hay que hacerlo a todos los niveles, porque con lo que se defrauda y se roba, habría para asegurarle a muchos parados su estabilidad, e incluso serviría para mejorar las instalaciones sanitarias. La salud luchando contra el tabaquismo es muy importante, y bien sea, y la esperamos con ansiedad, pero con medidas contra el fraude fiscal y el de los políticos "que están ahí para forrarse", sería más eficaz para la salud de los ciudadanos y para la salud de la democracia.

U. Plaza