domingo, 31 de mayo de 2015

EL PODER POR DERECHO DIVINO, Y LAS CRIADAS RESPONDONAS


Cuando la derecha alcanza el poder –el que por otra parte lo ha tenido siempre, salvo en instantes y de forma parcelada–, no pierde tiempo. Y aplica su programa expoliador, el verdadero, no el que exhibe en la campaña electoral para ingenuos, como descaradamente ha sucedido en los últimos tiempos. 

La derecha lo hace sin complejos y de la forma salvaje que la caracteriza. En países donde la derecha tiene trayectoria democrática, trata de defender sus intereses con ciertas tácticas inteligentes; incluso aceptando propuestas de la izquierda,  y populares, que no cuestionen el sistema ni en lo mas mínimo; y su talante se muestra muchas veces hasta dialogante, ganándose así su estatus de clase democrática y defensora de los valores republicanos. 

No es el caso de España donde la derecha nunca ha sido democrática, como pone en evidencia cada vez que tiene ocasión; no en el sentido real de lo que significa la democracia, de constituir un sistema social que  avance hacia la eliminación de las grandes desigualdades sociales, sino, ni tan siquiera en el sentido que la propia burguesía establece tras su toma del poder, tras su triunfo contra el feudalismo y la aristocracia, para mantenerse en el mismo y permitir el desarrollo de sus fuerzas productivas en mejores condiciones, sin corsés.

En España, la derecha, nunca ha superado ese estado en el que prefirió, contrariamente a lo que sucedía en otros lugares de Europa, su alianza con la aristocracia y con la Iglesia, seguramente de las más reaccionarias del continente europeo, antes que hacer su propia revolución, que le llevara a modernizar las estructuras productivas y de mentalidad de los españoles. 

Lo que nos ha llevado a que en nuestro país nunca pudiéramos ponernos a la altura de otros países modernos; y cuando lo ha intentado, por la propia dinámica del desarrollo de nuestro entorno, primero en 1873-74 con la Primera República, y después con la Segunda, las fuerzas reaccionarias lo impidieron, hasta convirtiendo en “Cruzada medieval”, la defensa de sus privilegios.   

Y, cuando la modernidad, por razones ineludibles por el entorno en el que vivimos hace que parezca que hemos superado ese estado de postración y atraso, resulta que no lo es. Y no lo es porque la burguesía española –incluida en ésta la de los cacicatos, donde domina una burguesía ombliguista, patriotera de cuentas corrientes en según que "patria" interese más, seudoreligiosa, alicorta, mediocre y de campanario, como la catalana, con su corifeos, a veces con disfraces de “izquierdas” de comparsas–, mantiene sus integridades antidemocráticas, las más de las veces corruptas, empeoradas y “normalizadas” por la dictadura. 

Llegando a convencerse a sí misma de que su estado natural, y por lo tanto cuasi indiscutible, es que sean ellos los llamados a mandar, que no a gobernar, por decisión divina. Constituyendo una anomalía incomprensible, que en el juego democrático establecido por ella, con todas las trampas antidemocráticas incluidas, con leyes electorales que le favorecen, para que el tinglado se mantenga, que otros que no son de su club puedan discutirle el poder que sin duda consideran suyo exclusivamente. 

Y tales situaciones  les sienta muy mal. Algo así como que la criada se haya vuelto respondona, situación que a su parecer, merece un fuerte y pronto correctivo.  Porque eso es intolerable para su estado mental. Y por tanto –la historia esta llena de ejemplos trágicos–, tratarán de “corregir”  de la forma que sea, que todo vuelva a la normalidad, a su normalidad. 

De ahí que el pequeño terremoto causado en algunos ayuntamientos, por romperse de alguna manera el guión para que todo siguiera por los cauces establecidos, haya puesto nerviosos a algunos de los actores más trabucaires.

Mientras la partida ha podido ser jugada íntegramente, sin observaciones de terceros no integrados, entre los partidos que sostienen el tinglado, de nada había que preocuparse. Ambos partidos, con pequeñas diferencias para que el juego sea rentable y creíble, controlaban que no se saliera de los carriles pertinentes. Pero cuando alguna criada ha empezado a mirar a los ojos al amo y a tutearle, entonces la soberbia de éste se ha disparado.

De ahí que en las últimas horas  hayan empezado a mover fichas para hacer trampa en el tablero, pateándolo. Y lo hacen con todo tipo de presiones, insinuaciones o descaradamente escupiendo sobre el intento de democratizar algo, lo que han ido degenerando en los últimos tiempos de consuno, los representantes políticos del régimen que sirven a los verdaderos poderes, los económicos.

Los mismos “demócratas” a los que no les ha preocupado  que la corrupción sea un “estado natural”, ahora digan que peligra la democracia, precisamente cuando puede haber una oportunidad de atajar la corrupción y adecentar la cosa pública putrefacta. Lo mismo sale a la palestra una condesa desquiciada que el jefe de los grandes empresarios, beneficiarios del estado de miseria de millones de españoles, diciendo que eso de los programas hay que olvidarlo. Como en realidad venía haciendo sus servidores de los partidos garantes del régimen. Así como otro de la cúpula empresarial que dice que están “hondamente preocupados” porque el cambio en el Ayuntamiento de Barcelona, de Madrid, u otros lugares que eran coto cerrado del caciquismo “natural” establecido, trastoque los cimientos del sistema, de su sistema. Ayuntamientos, que mira por dónde, ¡que detalle!, en los que están aprovechando para hacer limpieza de “papeles”, naturalmente “para hacer espacio”, dicen. 

Es curioso que desde que llegaron las libertades políticas, que no la democracia, no han tenido necesidad de llevar a cabo los ayuntamientos salientes, ningún reciclaje de urgencia para despejar espacio. El que entraba no pondría en cuestión el estatus, enfrentamientos teatrales aparte. ¿Por qué será?

Ubaldo Plaza