domingo, 23 de enero de 2011

POPULISMO Y DEMAGOGIA



Cualquier español que no pertenezca a la casta de privilegiados políticos, que blindan sus sueldos y pensiones,  considera un agravio comparativo dicho blindaje. Y sin el menor sonrojo,  porque en su soberbia deben considerarse muy por encima de los mortales, los que sin embargo pagan sus prebendas. El ciudadano se siente impotente y avergonzado de este comportamiento caciquil de una casta partitocrática  que nada tiene que ver con la noble tarea de dirigir y tratar de solucionar los problemas de los ciudadanos, en lugar de crearlos, como viene siendo habitual.

Por eso es sorprendente que Mariano Rajoy se haya soltado la melena en el sínodo de Sevilla de este fin de semana –con el papa Aznar como estrella fundamentalista de la Iglesia bushiana, y con Mayor Oreja como Gran Cruzado de Rouco–y proponga que los privilegios  de los diputados sean liquidados, a cuyo eco se ha sumado la aristócrata ultra, Esperanza Aguirre, como papisa de la capital del reino.

Bienvenido sea si se trata de que una parte de esa casta ha percibido el clamor de la gente ante tanto disparate de gasto en privilegios con sus dineros. Pero es que  no es creíble. Y  no lo es porque hace apenas pocos días se discutió en el parlamento su posible modificación y el principal partido de la derecha votó  en contra, junto con el gobierno – es en lo único que se ponen de acuerdo, curiosamente– de lo que ahora dice Rajoy querer reformar.  Más bien huele a populismo.   Y tratan de ayudar un poco más a las encuestas que le son favorables, viendo como está el gobierno y su partido empeñados en facilitarle la llegada a la Moncloa del PP. 

Así que  de ninguna manera está en sus intenciones políticas acabar con los privilegios, sino de hacer visible dicha actitud, y que estando como están en la oposición les favorece, ya que si se llega a una votación, ellos salvarán sus privilegios, porque la "perderán", y tan contentos;  y el gobierno ahondará más su avance contra viento y marea hacia la oposición por la que trabajan incansablemente Zapatero y su partido apoyando todas sus políticas contra las clases populares. Y, una vez Mariano en el gobierno, si te he visto no me acuerdo; y se olvidarán de la propuesta, y de otras muchas cosas. Ya sabemos la facilidad que tienen nuestros políticos para cambiar de tercio cuando acceden al poder y olvidarse de lo que dijeron cuando estaban en la oposición.

Porque el mismo partido (el PP) que no hace nada para quitarse de encima sin ningún tipo de dilaciones a los que están imputados, y son ya legión,  por gravísimos delitos de corrupción, no puede hablar de austeridad, transparencia o regeneración de nada. Así que todo huele a un populismo vacío de contenido y a demagogia en el akelarre de Sevilla, con todos sus obispos y cardenales entusiasmados. Con el único cisma del papa Luna asturiano, atrincherado en su particular castillo con sus fieles. En cuanto lleguen al poder, los españoles vamos a saber y sufrir en nuestras propias carnes, las recetas de las encíclicas elaboradas por el papa Aznar en su meditaciones en las FAES (¿Falange Española?).


U. Plaza