La responsable en Cataluña de Podemos "cantaba" en esta nueva formación, si nos atenemos a sus primigenias declaraciones de intenciones. Ella lo que trataba, y en gran parte lo logró, era anular las reivindicaciones sociales en solitario para que fueran sus delirios reaccionarios independentistas los que cuajaran. Quedó meridianamente claro en el mitin de la Ronda del Guinardó, en la primera visita de Pablo Iglesias a Barcelona como líder de Podemos, en el que acaparó con sus mensajes nacionalistas la mayor parte del tiempo. Ella con sus aliados, impuso esa cosa imposible y ridícula de "Podem", que tanto gustaba a los talibanes de la derecha, y que ha confundido al electorado popular; a pesar de que en los actos electorales –en el propio acto mencionado– y en todas partes, la gente gritaba "sí se puede". Lo que seguramente rechinaba en las mentes de los nacionalistas introducidos en Podemos, con Ubasart a la cabeza.
Pero los que auparon a Ubasart y sus colegas independentistas en Podemos -seguramente Pablo Iglesias– no se enteraban de nada. O su gaseosa y etérea ideología no le dio importancia, pensando quizás, que sumaban adhesiones. O creyeron que la Cataluña de Ubasart, que es la de Mas y la del ultra Junqueras, era la verdadera Cataluña. Olvidándose de la principal, la laboriosa, la que podría votar por un cambio, y no por los que llevaban haciendo lo mismo que ellos copiaban: los otros partidos que se decían de izquierda, desde hace más de 30 años, cuando entraron en el fangal del pujolismo.
Y en el Podemos catalán dejaron de lado a miles de ciudadanos que se habían unido a Podemos. Y quedaron al margen porque no comulgaban con las ruedas de molino de los nacionalistas, siendo muchos más que los que comandaba Ubasart. Naturalmente con el beneplácito de Iglesias y Errejón, o así lo parece, vista la decisión final de ir acompañados de unos desprestigiados "iniciativos", que, por usar su mismo lenguaje, eran parte de la Casta.
Como les ha salido mal, o quizás no, porque ¿era ése el objetivo, que fracasara?, parece que la responsable del desaguisado, vuelve a casa, la casa común de la derecha nacionalista –el nacionalismo siempre es de derechas por más que se arropen con un lenguaje "popular"–, y en este contexto histórico es puro neofascismo, que margina a la mayoría de las clases laboriosas, que no cuentan para nada. Pues todos los medios, pagándolos ellas, están en manos de sus enemigos de clase.
El chaparrón que ha llevado Pablo Iglesias en Cataluña podría servir para corregir el tiro; presentarse como lo que en principio decía ser y defender. Olvidándose de las ambigüedades con la derecha, con los nacionalistas, aunque, digámoslo una vez más, alguna se disfrace de "progre"; los mismos que vienen apuntalando a la derecha desde que Pujol se hizo con la finca llamada Cataluña. Motivos por los que nunca ganaron unas elecciones autonómicas. Porque "sus" votantes nunca los consideraron de los suyos.
Pero mucho nos tememos que harán exactamente lo contrario: abundar en el error. Y ahora, hasta los nacionalistas de ICV, y los de EUiA de comparsas, se harán los ofendidos, recurriendo a que en las pasadas eleciones ellos, en solitario, tuvieron 13 diputados y Podemos no les ha aportado nada. Cuando es precisamente lo contrario: ha sido la contaminación de nacionalismo de Podemos lo que ha emponzoñado la candidatura. Y para los ciudadanos de los barrios obreros, ante la inexistencia de partidos de izquierdas en Cataluña, Podemos pudo haber sido una respuesta. Pero ya se sabe, "eso de no ser ni de izquierdas ni de derechas", la indefinición, lleva a la ilusión y al fracaso.
Porque durante décadas, tanto PSC como ICV-EUiA les pedían el voto a los trabajadores, al tiempo que aplicaban las mismas políticas discriminatorias lingüísticas, que los reaccionarios de CiU y de ERC, y se lo vendían como democráticas y de izquierdas. Y esos trabajadores se quedaban en casa, no votaban.
Por eso cuando ha llegado un partido como Ciudadanos, que aunque sea de derechas, pero no tiene aparentemente la mochila franquista como el PP, muchos barrios obreros, les han votado. Porque el mensaje era nítido; y se sintieron defendidos, lo que nunca habían hecho los supuestos partidos de izquierdas. Mensaje que muchos captaron.
Y Podemos, como la otrora izquierda, también se había travestido en nacionalista, hasta con el nombre, ridículo y parecido al de la candidatura de la derecha; además de figurar en dicha candidatura los "iniciativos" con apariencia de camuflados para salvar los muebles de la debacle a la que estaban abocados. La gente que nunca votaba en las elecciones regionales, decidió que aquel Podemos no era el suyo, y que sin serlo, Ciudadanos sí los defendía. Y ahí estamos.
Pero reitero, dudo que hayan aprendido la lección. Y Pablo Iglesias seguirá con el mensaje tan manido de los ultras, del "derecho a decidir de los catalanes". Cuando los que así se expresan son los catalanes que siempre han decidido de verdad, la derecha, la burguesía. Los que deciden ahora como nacionalistas e independentistas y antes lo hicieron como franquistas. No son los de las clases populares. Los que pueden hacer que algo cambie, los que estaban llamados a votar a Podemos, no cuentan para nada, ellos no deciden, deciden otros por ellos.
Aunque eso sí, paguen las facturas de las ayudas a los medios para que hagan propaganda de los nacionalistas. Ahí está TV3%, pública, pero también la mayor parte de los privados.
Los mensajes que Iglesias y "Catalunya sí que es Pot" llevaban a los barrios obreros sobre los derechos sociales, eran correctos. Pero es que esos mensajes también los llevaban los que nunca les hicieron caso. Y la gente sólo vio una diferencia: Ciudadanos les hablaba de lo que todos silenciaban, sus derechos, también lingüísticos. Y ahí se estrelló Pablo Iglesias. Y no se vislumbra un cambio de orientación.
Lo lógico sería que Podemos se pusiera como tarea principal recuperar el voto de los barrios obreros copado por Ciudadanos por su miopía política que los ciega. Y que reflexionaran sobre la aberración que representaba que en plena campaña electoral, el candidato de Catalunya si que es Pot, hablara de coaliciones con los ultras de ERC. Lo que dice mucho de la idoneidad del mismo. Salvando, por supuesto su honestidad como persona, que no pongo en duda.
Ubaldo Plaza
http://lachispa3.blogspot.com.es/2015/06/que-es-podemos-en-cataluna.html