viernes, 7 de diciembre de 2018

SÁNCHEZ, ¿SE ALEJA DEL NACIONALISMO?




Ante el fracaso electoral en Andalucía, el Partido socialista de Pedro Sánchez, plantea un cambio de rumbo, un alejamiento de los nacionalistas. Parece mentira que gentes que cuentan con tantos asesores, politólogos y analistas de todo pelaje, no las vieran venir. Porque no es un fenómeno nuevo, que no conozca la izquierda interesada en saberlo. 

De siempre se ha sabido: ("Los nacionalismos contra el proletariado”, de Emilio Madrid, haciendo referencia a textos de Marx y Engels y también de Lenin), que el nacionalismo, pensamiento político reaccionario, de derechas, de la peor derecha posible, que desemboca, si los vientos les son favorables por las crisis del capitalismo, en lo que desembocó en Italia, Alemania, Japón…y en tantos sitios con mayor o menor intensidad, según las adhesiones o rechazo encontrado en su discurrir, y la capacidad de las fuerzas democráticas para ponerles freno.

Por eso, lo raro es que los partidos de izquierdas, desde la llegada de la democracia no hayan elaborado un discurso alejado de esa derecha nacionalista. Todo lo contrario, han pretendido ser aliados suyos a pesar de las coces recibidas, por una supuesta oposición a la otra derecha del resto de España; olvidando que, en esencia, son idénticas. Repásese en las hemerotecas las veces que CDC y PP –a veces también con el PSOE–, votaban juntos, tanto en el Parlamento español, como en el Parlament. Siempre si se trataba de legislar contra las clases populares. Es algo que los partido de izquierda no debieran olvidar. 

Bienvenida la decisión del PSOE, si sirve para colocar a la derecha en su sitio, y la izquierda empieza a entender quiénes son sus enemigos de clase. En el PSOE dicen que se quieren alejar de los nacionalistas, cuya cercanía, connivencia y coqueteo, les ha salido muy cara en Andalucía. 

Lo que no dicen, es que donde primero le salió cara fue en Cataluña. Pero  una cosa es lo que dicen que van a hacer y otra muy distinta lo que realmente hagan. Porque el PSOE tiene una asignatura pendiente desde hace casi 40 años, que incomprensiblemente se niega a abordar: ser una opción socialista, o socialdemócrata, en Cataluña. Aceptando que el PSC no lo es, por más que estos lo proclamen. 

Porque siempre va por delante en las proclamas de los dirigentes del PSC la coletilla de catalanista; y en un partido socialista no hay más “ista” que la que lo define.  Lo demás es vender el artículo del nacionalismo, envuelto en celofán con nombre socialista. Y a la larga la gente, los trabajadores, lo descubren. El PSC ya hace décadas borró el nombre PSOE de su logotipo, para que no lo identificaran, suponemos, los nacionalistas con el PSOE español, que tanto molesta al nacionalismo, de ayer y, al echado al monte de hoy independentista, ya sin careta, de la secta amarilla.

Por lo tanto una cosa es que Sánchez y el PSOE “prediquen” que se quieren alejar de los nacionalistas, de forma a todas luces táctica y electoralista, y otra muy distinta que “den trigo” socialista, entendiendo de verdad el daño que eso hace a la izquierda, y a las clases populares.

Y esto sirve igual para los otros partidos, como IU y Podemos con sus respectivas marcas catalanas. Los primeros ya debían haber presentado candidaturas en Cataluña hace muchos años, tras el asesinato del PSUC, para que sus votantes votaran sin taparse la nariz, sabiendo que sus votos, muy probablemente irían junto a los votos nacionalistas, de una u otra forma. (El caso del madrileño Romeva es de escándalo. Lo votaron gentes de izquierda y un minuto después ya había traicionado a los votantes y ha acabado con la derecha talibana de la burguesía).

Los de Podemos, quizá aún más abducidos por los cantos de sirena democráticos, de los independentistas, que consideran a sus presos, por haberse saltado las leyes, presos políticos. Exactamente igual que hacen los tres partidos de la derecha independentista, brigadas de asalto incluidas.


Ubaldo