lunes, 2 de abril de 2012

HABLEMOS DE PIQUETES


Es indiscutible que en todas las huelgas y movilizaciones obreras aparecen toda una serie de piquetes indeseados. Ha sido una constante en toda la historia del movimiento obrero. Haya sido  con pistolerismo de Martínez Anido y la patronal en los años  20 del siglo pasado en Barcelona, o con cualesquiera otros métodos. Pero en la Huelga general del pasado día 29, lo ha sido mucho más.

Ha habido por doquier piquete de todo tipo y de todas los colores, aunque en esencia todos respondían a unos mismos intereses, muy bien orquestados y perfectamente planificados, además de contar con numerosos medios para llevar a cabo sus pretensiones: hacer fracasar la huelga. Veamos:

Han existido los piquetes de los estafadores financieros que han llevado a la ruina a países enteros; a los que sin embargo, en ningún momento nadie les paró lo pies, ningún ministro del Interior sacó las fuerzas represivas para desmantelar sus violentas actuaciones, ni los gobiernos les pidieron cuentas para que respondieran con sus patrimonios a la Gran Estafa. Todos lo contrario, fueron premiados con cientos de miles de millones de dinero público, que les fueron entregados por otros piquetes que están a su servicio, en lugar de estarlo al de los ciudadanos.

Ha existido el terrorífico piquete de la llamada Unión Europea–léase el gran capital al que sirven los Merkozy–, que con toda impunidad, llevan a la ruina a los pueblos, mientras su jefes acumulas riquezas, para lograr liquidar lo que se ha llama estado del bien estar, meta siempre deseada por ellos, y que aceptaron en circunstancias de grandes movilizaciones y organización  obreras, y con el temor a las revoluciones que hubieran acabado con la sinrazón de las injusticia que engendra el sistema capitalista, el que siendo  capaz de producir sin límite bienes, es el que ha logrado que haya más hambre en el mundo que nunca, por su propia esencia egoísta.

Han existido los piquetes de la agencias llamadas de calificación, que no son más agencias de especulación del capital financiero, esto es, del capital improductivo, que rota en los mercados, los domina y no crea riqueza, sólo especula.

Y, claro, yendo más a pie de obra, en España han habido toda una serie de piquetes  que llevan actuando desde hace mucho tiempo, como son los medios de manipulación de todo tipo, eufemísticamente llamados de información, que han jugado su papel, alerta a la voz de sus amos; unos sin la menor decencia ni disimulo, otros, los llamados serios, por aquello de que una mentira a medias cuela más que una burda mentira, trabajándose mejor las falsedades, poniendo su lupa y objetivo en unos cuantos hechos minoritarios, olvidándose de los millones de trabajadores que protestaron sin incidencia violenta alguna.

Ha habido uno de los piquetes más terroríficos, llevados a cabo por una patronal victoriana, dirigida por el también victoriano Juan Rosell, que simplemente en el gozo que sentía por la Contrarreforma Laboral, pedía  poco antes de la Huelga General, liquidar ése derecho, aunque con otras palabras. Simplemente, esta patronal española, que nunca estuvo a la altura, quiere convertir en esclavos a los trabajadores españoles, ya sin careta. Deben añorar los tiempos en que todo se lo resolvía el dictador.

Y para que todo lo anterior funcionara, el piquete que estuvo en sus funciones en todo momentos el día 29, fueron los que comandaba el Ministro de Interior en toda España, Jorge Fernández, y en Cataluña, el irascible ultraderechista Felip Puig, personaje conocido muy a nuestro pesar por los ciudadanos catalanes por sus tristemente célebres actuaciones en Plaza Cataluña, el Parlament y otras heroicidades del personaje de Convergència más ultra que nunca.

Todos estos piquetes que no debieron haber hecho acto de presencia, fueron los que perturbaron un día de Huelga General; y que de no haber existido, qué duda cabe que los otros, los Piquetes legales y constitucionales de los trabajadores, poco trabajo hubieran tenido. Porque es de sobra sabido a las múltiples presiones a que son sometidos en muchas empresas para que no secunde un llamamiento a la protesta. Y más en una situación de absoluta precariedad de los derechos cercenados durante mucho tiempo por la casta político-financiero-empresarial y la cada vez más falta de democracia en la que vivimos, o dictadura financiera. 

Hay que tener todo esto en cuenta, para valorar la verdadera dimensión y el éxito de la Huelga del 29 de marzo. Porque, a pesar de toda la presión de tantos piquetes desinformativos y coactivos ¡y de qué manera!, la Huelga ha sido un rotundo éxito. Y las manifestaciones, sin la presión del piquete patronal, también.

Y ese es el camino. De no seguir en la lucha, que nadie lo dude, un obrero, un trabajador, un pequeño empresario empobrecido ya por el gran capital financiero, valdrá mucho menos que nada. O luchar contra el saqueo de todo tipo de derechos, o perecer.

U. Plaza