lunes, 26 de enero de 2015

GRECIA, ESTA VEZ, VOTA POR UN PRIMER MINISTRO Y UN GOBIERNO GRIEGOS


En las elecciones que tuvieron lugar en Grecia en 2012, los griegos estuvieron a punto de hacer lo que acaban de hacer ahora. Entonces, como ahora, se pusieron en marcha todos los poderes del mundo mundial para impedirlo. El "terrorismo financiero", y el IV Reich, con la devastadora Angela Merkel a la cabeza, utilizaron sus misiles en forma de amenazas; presagiaban todos los males de los infiernos para quien se saliera de los carriles ortodoxos impuestos por la Troika, ese jinete de la Apocalipsis para los pueblos. Todos los economistas y mercenarios tertulianos de la falsimedia a su servicio, algunos con engañosas etiquetas de "progresistas", que los vemos cada día desgañitarse defendiendo a sus amos con aparentes críticas puntuales al sistema, para mejor vender su mensaje, abundaban en la necesidad de no caer en lo que la derecha más salvaje y depredadora, bautizó como populismo. 

    En 2012  les funcionó y la mayoría de los griegos creyeron en los cantos de sirena de los fabricantes de miseria. Pero en lugar de sobrellevar la situación o mejorarla, la Troika y el gobierno del protectorado alemán aprovechó que había ganado las elecciones para afilar los cuchillos del expolio a los ciudadanos griegos. Millones de personas fueron cayendo en la miseria. Niños desnutridos y millones de personas despedidas por el cierre de miles de industrias y comercios, que acabaron hundiendo en la más absoluta de las miserias a amplias capas de la población; las clases medias no sólo se proletarizaron, sino que se convirtieron, como los trabajadores desempleados, en mendigos. 

   Las recetas que habían aplicado los banqueros del IV Reich, la Troika, y toda la fauna de salvajes e inmorales financieros y colaboradores, dio como resultado lo que habían previsto: mayores sacrificios y acelerar el expolio del pueblo griego. Ensayo para ser aplicado al resto del Continente europeo, en especial a los países del sur. Ellos lo sabían, sin duda. Porque son inmorales, pero no idiotas. Y sus medidas las pusieron en marcha precisamente para eso, no para que Grecia saliera de la crisis, que los grandes poderes financieros provocaron. En todo caso era para establecer un sistema de austeridad –léase de pobreza de la mayoría, e inmensas riquezas de unos cuantos–, que se instaurara como un hecho de normalidad, dejando definitivamente atrás lo que se llamó el pacto social que tuvo lugar tras la Segunda Guerra Mundial, y que tantos años llevan pergeñando, con la ayuda valiosa de parte de la socialdemocracia, que dejó de serlo hace muchos años. 

  Todo lo que esos poderes vienen poniendo en marcha desde mucho antes de la crisis, está diseñado en la misma dirección: liquidar derechos conquistados durante los últimos 200 años por los pueblos, liquidar la civilización tal como la conocemos en Europa. 

   En las elecciones que tuvieron lugar ayer, también se pusieron en marcha, incluso con mayor escándalo, los misiles chantajistas de todos los poderosos del mundo, con calculados movimientos de bolsas para que los griegos se aterrorizaran ante la llegada de un gobierno que no esté dispuesto aceptar sus recetas de empobrecimiento. Acusaron a los candidatos de Syriza de querer dinamitar la Unión Europea; de que si ganaban lo primero que iban a hacer era salir de la zona euro; que si no salían ellos voluntariamente serían expulsados, etc., provocando el desastre. 

 Pero el desastre ya estaba en Grecia. Y los griegos esta vez no se han dejado vencer por el chantaje de la Troika, del IV Reich y tutti quanti  mercenario se pusieron a su servicio. Los griegos, en esta ocasión había aprendido de su propia historia, de sus mitos. Y como Ulises, se taparon los oídos ante los nuevos canto de sirenas de la destructora Troika.

  Ahora Grecia podrá tener por primera vez un gobierno y un primer ministro griegos. Podrá negociar la deuda contraída por los poderosos y que le hacen pagar a los ciudadanos, con vistas a los intereses de estos, no de los banqueros alemanes. Porque Grecia, como todos los pueblos de Europa, lo que ansían es la construcción de una Europa  unida en la solidaridad; no una Europa de los mercaderes, que ponen por delante los intereses del capital a los de los pueblos. De nada sirve a los pueblos una Europa en la que gran parte de sus ciudadanos estén en la miseria, mientras las grandes fortunas cada día se incrementan más y más. 

   Pero si hasta ayer Grecia, el pueblo laborioso griego, necesitaba la solidaridad del resto de los pueblos europeos para salir de las devastadoras políticas aplicadas por la Merkel y la Troika, a partir de hoy necesita más que nunca nuestra solidaridad para que los "tanques" y "bombardeos" que en diversas formas esos poderes antidemocráticos le lanzarán, no acaben con las esperanzas de los griegos en recuperar la dignidad vendida por sus dirigentes a los mercaderes inmorales. 

  Y la mejor manera de ayudar a los griegos no es otra que hacer lo mismo que han hecho ellos en Grecia, en  nuestros respectivos países: expulsar a los gobiernos, a los colaboracionistas en las políticas de saqueo, y recuperar también la dignidad y la democracia secuestrada por éstos.  

   Rajoy, el que defiende y aplica las políticas que le ordena la Merkel y la Troika, fue a apoyar al delegado de la Merkel, Samaras, para que todo siguiera igual. Los españoles debemos mandar a la cola del paro a Rajoy –esta vez de verdad y no como un cartel publicitario como hizo cuando mentía antes de las elecciones de 2011– y restablecer la cada vez más deteriorada democracia, que día a día se ve más amenazada por las agresiones como la Ley Mordaza, para impedir las protestas que sus reaccionarias y serviles políticas provocan. 

Ubaldo Plaza