jueves, 15 de diciembre de 2011

EL DILEMA DEL PSC: SOCIALISTA O NACIONALISTA


Como era previsible, visto el talante derechista de la cúpula del PSC, el nacionalista Pere Navarro, alcalde de Terrassa, el que se postula para dirigir el maltrecho partido tras el fiasco de la montillada, da sus pasos, como también lo hacen otros de la misma cuerda como Montserrat Tura; y lo hace, no hacia posiciones sociales que justifiquen el nombre de socialista, sino precisamente en sentido contrario: hacia posiciones nacionalistas, es decir de derechas, compitiendo con el otro partido de la derecha catalana, hoy ya en la mayor de la extrema derecha, vista las políticas que está llevando a cabo, liquidando lo público a favor del negocio privado. 

El alma nacionalista de la cúpula PSC, que no de sus militantes, y mucho menos de sus votantes, la gran debilidad que sume a ese partido en la desesperación para lograr la verdadera cuadratura del círculo, esto es, presentarse como socialista, recabar los votos de miles de ciudadanos que les votan porque así lo creen–sobre todo porque han unido siempre a la hora de la verdad sus cantos de sirena con los del PSOE–, y sin embargo están permanentemente hablando de partido independiente. 

Navarro, como buen representante de esa burguesía, la catalana, que juega a ganar como sea, también ha sacado a colación sus delirios nacionalistas, diciendo que el PSC debe votar en el Congreso aparte del PSOE, diferenciándose de éste, actitud típica del nacionalismo: ser diferente, o vender la moto de la diferencia.

A este discurso tan manido del chantaje permanente que tanto gusta utilizar al nacionalismo–sean el  partidos-chantaje de CiU, o sea el PSC, lo lógico sería que el PSOE, de una vez por todas diera un paso adelante en la regeneración del partido y decidiera que ya está bien de tanto victimismo; y que se presentaran a las elecciones en Cataluña como PSOE; y que los nacionalistas del PSC, entre los que está Navarro, lo hicieran como lo que son, es decir como una fracción de la burguesía catalana. O, teniendo en cuenta las escasas, por no decir nulas diferencias con CiU, que se integraran en el partido de la derecha catalana. Al fin y al cabo no tienen ningún problema en unirse a ellos para defender la esencias patrioteras, olvidándose de que lo que los debiera diferenciar es la condición de clase y los intereses populares, que nada tienen que ver con los delirios patrioteros de CiU y otros compañeros de ese viaje, que también se dicen de izquierdas.

Esa situación aclararía mucho el panorama político catalán. Y si los nacionalistas del PSC como Navarro, Tura y otros que pululan en el mismo con similar intención y andamiaje político, decidieran continuar con la ficción de seguir llamándose socialistas, lo que no cabe duda es de que ya no tendrían ningún problema a la hora de votar como les diera la gana, suponiendo que lograran tener suficientes votos, enfrentándose al PSOE, al que siempre, repetimos, acuden para que les eche una mano en tiempo de elecciones. 

La cosa está clara: es cuestión de ser ellos mismos, de no jugar con dos baraja, una  para apoyarse en los socialistas del PSOE para recabar el voto del obrero castellano parlante, al tiempo que hacen políticas nacionalistas y por lo tanto de derechas, que ya las hace el partido de la derecha catalana, como todo el mundo sabe. Ese es el dilema. Lo que pasa es que Navarro, como el resto de los dirigente del PSC, saben las escasas posibilidades que tendrían como partido verdaderamente independiente, sin los apoyos del PSOE, y enfrentado electoralmente a éste.  O bien tratando de ocupar el espacio que ya ocupa la ultraderecha convergente.

U. Plaza