jueves, 7 de junio de 2012

LA DIGNIDAD

Hace ya demasiado tiempo desde que la mayoría de los ciudadanos europeos tenemos motivos sobrados para sentirnos abochornados por el comportamiento indigno de nuestros políticos gobernantes; que si bien a ellos parece no afectarle lo que significa dignidad,  debieran pensar que, al menos en teoría, representan a los ciudadanos de sus países, y que con sus comportamiento, a quien humillan es a estos ciudadanos indefensos.

Es una vergüenza asistir un día sí y otro también al desfile de mandatarios–primeros ministros y presidentes, pero también ministros–para rendirle pleitesía y recibir las pertinentes órdenes de  la jefa de IV Reich, que con sus panzer ha invadido Europa, sin que nadie se oponga. Es un desfile que recuerda a la fila de los que le iban rendirle honores a don Vito Corleone, besándole la mano, en la famosa película de El Padrino. 

Es curioso lo valientes y resolutos que son nuestros–es un decir porque en realidad son de los financieros– mandatarios, que no gobiernos, a la hora de imponerle su voluntad a los más débiles, llevando a cabo todo tipo de expolio a los ciudadanos, para favorecer en negocio privado, y lo sumisos y lacayunos que se muestran a la hora de favorecer a los estafadores financieros, y a obedecer  a la que va en primera fila con su tanque, la Merker, imponiendo su diabólica voluntad, dejado tras de sí con sus decisiones, obedecidas ciegamente, tierra quemada, hambre y miseria para millones de ciudadanos, y que van a más cada día, ciudadanos que han de pagar los desmanes de los millonarios, además de jubilarlos con primas también millonarias, sin que esos gobernantes se decidan que deben ser investigados, y si procede, llevarlos a la cárcel. hemos vistos que ambas derechas, PP y CiU, se han opuesto.

Tampoco se cortan estos políticos gobernantes lo más mínimo–ni para que parezca que son austeros de cara a la galería y por aquello de la mujer del César– a la hora de mantener sus sueldos escandalosos y prebendas de casta. Sin ir más lejos el parlamento catalán acaba de rechazar la rebaja de los inmorales sueldos de los presidentes de la Generalitat, aunque sólo fuera como un gesto estético. Porque ya me dirán ustedes para qué quieren un despacho Montilla, Maragall, y por supuesto el inventos de este desastre expoliador de la ultraderecha catalana, para el ciudadanos, llamado CDC.  


Nada de eso, una cosa es saquear la sanidad y la enseñanza públicas, para hacer negocio con la salud y la cultura, y otra muy distinta tocarles a ellos sus privilegios de casta, ¡hasta ahí podíamos llegar!,  parece que digan. Y ya sabemos con qué premura y desvergüenza los diputados del parlamento español, de la pasada legislatura, capitaneada por Zapatero, y el besamanos de obispos y cardenales, Bono, para nuestra vergüenza en un supuesto Estado aconfesional, que blindaron sus jubilaciones, casi al unísono que se las congelaban a los españoles, y le bajaban los sueldos a los trabajadores. ¡Todo un gesto de prepotencia caciquil contra los ciudadanos indefensos!

Por eso es un un soplo de aire fresco la decisión del presidente francés, Hollande, de recuperar la jubilación a los 60 años, que el también sumiso le petit Bonaparte, Sarkozy, impuso a los franceses por orden  de la jefa tedesca; que, aunque no sea lo que al parecer desean los ciudadanos franceses, el gesto es interesante, ante el desierto de dignidad imperante. No soy de los que echan las campanas al vuelo por las decisiones de los socialdemócratas; han dado motivos hasta la saciedad para no confiar en ellos, ya que han aplicado las políticas de la derecha sin que les temblara la mano, e incluso con fe de conversos,  como muy bien sabemos los españoles con Zapatero, y antes con el inefable González, el que se cargó el Estatuto de los Trabajadores, que dicho sea de paso, elaboró Suárez,  a cada uno lo suyo; pero el mero hecho de que haya habido un mandatario, sólo uno, que se enfrente y encabece la Resistencia  a la soberbia de la devastadora Atila  teutona con rebeca de chochona, per con la mala leche de la Thacher, es motivo de ilusión, aunque sólo sea porque aun  en la distancia, alguien ha empezado a saber qué es eso de la dignidad, o lo parece,  contra   la estafa financiera y el deseo de que volvamos al siglo XIX.  Y me importa un bledo que haya sido por motivos electorales como se dicen los cómplices de los saqueadores. Ya nos gustaría a los catalanes y a todos los españoles, que los privatizadores Artur Mas y Mariano  Rajoy, tuvieran esos arranques de dignidad,  y que fueran más cercanos y domésticos. Ya nos gustaría, ya. Y eso que ambos se llaman patriotas, uno desde la taifa catalana de campanario y sacristía, y el otro desde la España eterna y desde el Imperio hacia dios, aunque haga siglos que ni una cosa ni otra. Pero entonces tendríamos otros escenario político, algo democrático, y con los delincuentes en la cárcel. y no dirigiendo bancos e instituciones.

U. Plaza