La visita a sus dominios, previa invasión por sus bombarderos y panzers financieros y todo tipo de advertencias, amenazas, y agresiones de la jefa del IV Reich, Algela Merkel a Grecia, para aterrorizar al pueblo, comportará que no sólo sus ejércitos invasores de buitres de la troica, fabricantes de miserias de los pueblos, con todo tipo de amenazas y ultimátums, estén alerta para defender el paseo triunfal de la Führer, como lo hiciera su antecesor Hitler en el París de la Francia derrotada; sino que, además, los propios colaboracionistas del gobierno títere griego movilice a todas sus fuerzas represivas para impedir que el pueblo pueda manifestar con claridad y ante las narices de los causantes de sus miserias, su indignación.
En evidente que dentro de la inmoralidad que representa que un gobierno extranjero se haya apoderado de un país por la fuerza–en este caso por la agresión mercantil humillante–, y decida sobre quién tiene derecho a vivir y quién no, para seguir engrosando las finanzas de los poderosos. Pero aun es mucho más ignominioso que esta derrota contra un pueblo la faciliten las propias fuerzas políticas, sus caciques locales, que al tiempo que reciben con honores a los que le hacen pasar hambre a su pueblo, pongan todo el arsenal represivo–con el gasto que representa, y que más valdría que se emplearan en saciar el hambre de los griegos–, en impedir que los ciudadanos puedan mostrar su repulsa a la invasora jefa del Reich.
La inmoralidad de las castas políticas condescendietes con los enemigos de sus pueblos, es algo sin precedentes; siempre hubo cobardes colaboracionistas en toda guerra, pero fueron minorías. No como ahora que todos los gobiernos se ponen en primer tiempo de saludo lacayuno aceptando los deseos de los que no son más que los colonizadores, la metrópoli de las colonias en las que esos gobiernos han convertido a sus países, hundiendo a sus pueblos en la más absoluta miseria.
La Führer tedesca tendrá un cómodo paseo por el pueblo conquistado con la ayuda local, como la tendrá en el resto del Continente; el pueblo que nos enseñó a iniciar la conquista de la democracia; también será, como lo hiciera su antecesor en el primer intento cuando invadió Grecia, la que confirmará que la democracia ha sido liquidada. Salvo que los pueblos, como hicieran antaño, se opongan a la barbarie de la sinrazón de los mercados y los esclavistas modernos. La agresión que sufre Grecia, me resulta aún más insoportable y doloroso, por el amor que siento por este pueblo. Y sus luchas no pueden quedar en saco roto. Y la solidaridad del resto de los pueblos, es fundamental. Porque la Grecia invadida, hambrienta y humillada de hoy, es lo que en realidad está ya sucediendo en todo el Continente, es nuestro espejo en el que nos miraremos dentro de muy poco si no lo impiden los pueblos con su lucha.
U. Plaza