miércoles, 26 de enero de 2011

LOS GOBIERNOS DE ESTADOS UNIDOS Y EUROPA, SOPORTE DE DICTADORES




A los sanguinarios dictadores de los países árabes parece que no les llega la camisa al cuerpo, o no les cabe un grano de arroz en el culo, ante la sorpresa que el pueblo tunecino ha dado a su dictador, sabiendo como saben que ellos pueden ser los siguientes, por ser usurpadores del poder. 

El despotismo que las mafias de grandes delincuentes de  estos países, que se apoderaron del poder, expoliando a sus pueblos, con la complaciente y necesaria ayuda de los gobiernos de los países de la Europa democrática y Estados Unidosel mayor fabricante y sostenedor de  dictadores, como  acabamos al ver al gobierno de Obama  dando todo su apoyo al sanguinario dictador egipcio, tal como también hicieron con la dictadura franquista–. Lo que les ha permitido a esos sátrapas cometer todo tipo de injusticias durante decenios, sin que en ningún momento les importara la situación de miseria de su súbditos, que no ciudadanos. 

Se enriquecieron sin mesura llevándose grandes fortunas y poniéndolas a buen recaudo en paraísos fiscales, haciéndolo todo  en provecho propio de dictadores, familiares y cómplices,  al tiempo que les pedían pleitesía a sus pueblos, convertidos en verdaderos esclavos. Con las fortunas que han robado, multimillonarias, se podían haber resuelto grandes problemas de miseria de la población. Sin embargo la represión es la única respuesta, receta que les aconseja el gobierno de Estados Unidos a los dictadores; porque ya se sabe: "son delincuentes, pero son  NUESTROS delincuentes", al servicio  del emperador.

Ahora, tras la revuelta de Túnez, esos dictadores caen en la cuenta de que "hay que mejorar las condiciones de vida de sus pueblos". No para avanzar en la democracia y en el respeto de los derechos de los ciudadanos, que nada les ha importado, ni les importa; sino para atajar la situación que puede extenderse, y poner en peligro sus privilegios de latrocinio y expolio,  que tienen desde tiempo inmemorial las bandas que gobierna esos países. Y, de paso, intentar engañar a sus pueblos, una vez más, diciéndoles que están por mejorar su situación, y así desactivar las ansias de libertad, intentando ganar tiempo, arreciando la represión, si las movilizaciones amainan por las promesas que no piensan cumplir.

La chispa ha saltado precisamente en el país, Túnez, con mayor cultura democrática de los países árabes, siempre sometidos a los caprichos de los reyezuelos y sus fanaizadores religiosos al servicio del poder. Pero el eco de esas protestas, la conciencia de que nada se logra sin esfuerzo, puede calar en otros países que se preguntan por qué los tunecinos sí pueden logras derechos y ellos siguen estando bajo el yugo de las bandas déspotas que los gobiernan. Y que lleven en el poder desde tiempo inmemorial, e incluso que se propongan heredar la dinastía delegando el poder en sus propias familias como propiedad particular. Es el caso de Egipto, donde ya empiezan a movilizarse importantes sectores. Y es el caso de Marruecos, donde el gobierno de delincuentes que encabeza el caprichoso reyezuelo, ya viene desde mucho antes, cuando los franceses se aseguraron un pelele a su servicio con el abuelo del sátrapa, pero que consolidó el sanguinario Hassan II, padre del  tirano actual Mohamed VI. Y al que también siguen apoyando los gobiernos de la Unión Europea y Estados Unidos, nuestro gobierno socialista incluído, como pudimos comprobar en su sumisión ante el déspota caudillo medieval, en su trato y masacre de los saharauis.

Corre peligro que esta situación se pudra con promesas de los gobiernos que hasta ahora no han hecho más que reprimir, con los que, naturalmente, colaborarán los europeos y Estados Unidos para que fracase; o minimice los deseos de libertad de estos pueblos; para lo cual tratarán de adornarlo de mil manera con promesas, pero con represión y represión. No hay que olvidar que el gobierno francés estuvo a punto de enviar material antidisturbios para que el dictador tunecino pudiera reprimir las ansias de libertad del pueblo.

Por eso es más necesario que nunca que los demócratas de todo el mundo, y sobre todo de Europa, presionen a sus gobiernos en favor de los pueblos que quieren quitarse de encima a sus dictadores. La solidaridad con los demócratass tunecinos es fundamental en estos momentos. Pero también el apoyo a todo movimiento de lucha por la libertad de esos pueblos. Y en particular los españoles,  para que los marroquíes se desembaracen de la banda de Mohamed VI. Y para lograr que se haga justicia tras la vergonzosa actuación de todos los gobiernos españoles con respecto al Sahara, con cuyo pueblo tenemos una deuda pendiente.

U. Plaza