sábado, 17 de diciembre de 2016

LA HISTORIA SE REPITE



La historia se repite: los infiltrados de la derecha liquidaron al PSUC, y ya nunca más existiíó la izquierda en Cataluña, porque hasta los líderes sindicales se pusieron al servicio de la burguesía corrupta. Haciendo un juego de bolillos ridículo, los líderes sindicales se hicieron independentistas que es lo que a la burguesía corrupta catalana más contentaba, porque así los tenían entretenidos para que no incordiaran con luchas obreras que está tan mal visto en esos meandros  de los chalets y palacetes de los que mandan, de foma servil accediendo al triste honor de ser los iniciadores de eso que después se llamó "charnegos acomplejados".  

Otro tanto le pasó a los socialistas del PSC, que tanto han contribuido a ayudar al nacionalismo, de la que, no nos engañemos, sus cúpulas son, o han sido,  parte integrante; nunca fueron socialistas, sino que respiraban, como los que asesinaron al PSUC para crear esa cosa incolora e insipida, llamada ICV –que nunca fue gran cosa, pero que les dio juego para unos cuantos– los efluvios de la derecha nacionalista. 

Bien harían los del PSOE –si logra recuperarse tras ponerse al servicio del PP facilitándole  que pueda seguir arruinándole la vida a las clases populares–, en montar su partido en estas tierras, si quieren tener algo que decir sin que los servidores/amigos/enemigos, el PSC, de los nacionalistas, les impida hacer otra política que no sea la decidida por la derecha corrupta catalana, que en eso en nada puede envidiar a la del resto de España, por más sordina que todos los partidos, a sí mismos llamados progres, le pongan para no exigir que se hable de los escándalos del pujolismo y todo cuanto lo rodea. Y sigan aceptando la vergüenza sin rechistar, de no mencionarla en SU Tv3, el aparato de propaganda del nacionalismo, aunque la paguemos todos los catalanes.

Y otro tanto debiera hacer Unidos Podemos, que en la práctica tampoco existe en Cataluña, no se comprende muy bien por qué. O se comprende demasiado al haber aceptado ser abducidos por el canto de sirenas nacionalista de sus socios catalanes, que los han hecho desaparecer, olvidándose de que son las clases populares las expoliadas, y en aquellos lugares donde ni por asomo se acercan los talibanes de la burguesía. Y que hagan políticas sociales olvidándose de los triperos de ese batiburrlllo del negocio de los sentimientos y manipulaciones patrioteras que tan buen resultado para sus negocios dio al padre del invento, de la famiglia Pujol. 

Podemos, en lugar de crear un partido entre las bases obreras y populares, mayoritariamente castellanohablantes,  ha caído en los brazos de los nacionalistas, olvidándose de que esas bases no están representadas en el panorama político. Para el establishment  de hecho no existen, salvo aquellos que  acepten la idea fascistoide del nacionalismo como la Verdad Revelada.  Entonces son aceptados con la boca pequeña, como charnegos acomplejados, porque los auténticos, los "arios", siempre serán otros: tontos útiles los ha habido siempre; nunca ha estado tan extendida y plagado de oportunistas la hoja de ruta del prusés. Lo hace la derecha catalana y los que se prestan a ello por sus intereses de clase, aunque a veces lo envuelvan con un discurso aparentemente social y por entregados personajes, que olvidan su origen, de la otra clase, la expoliada. Para ellos, para la derecha y sus adláteres que se autodenominan "progres", sólo el patrioterismo reaccionario es lo fundamental. Lo demás, lo social, es el envoltorio. Y lo aceptan en el discurso, no en su aplicación, como complemento para que su propuestas sean camufladas y sus servidores mal llamados de izquierda las puedan vender con menos sonrojo a sus clierntelas. 

Ahora la Colau se ha soltado el pelo  de forma descarada y es parte del panorama que le interesa a la derecha nacionalista, hasta el extremo de participar en la redacción del supuesto referéndum, del que según Podemos, "pedirían el NO"; y, hasta solidarizandose con los corruptos que han llevado los recortes al máximo extremo, de los que no se habla apenas, participando en el circo de salvar a la soldado Forcadell, en esa comitiva de receptores de sueldos escandalosos. ¿Cuánto tardará la Colau y su gente cada vez más desfigurada, en ser "independentista de toda la vida", para que el núcleo de la derecha no la vea peligrosa? Porque, qué curioso, ninguno de ellos dice una palabra de la mayor corrupción llevada a cabo desde la propia presidencia de la Generalitat por el ex-moltdeshonrable.  Sin duda, la historia se repite.

Ubaldo Plaza