martes, 25 de octubre de 2011

EL NERVIOSISMO DE LOS PARTIDOS-CHANTAJE

A los dos principales partidos-chantaje, CiU y PNV, contrariamente a lo que intentan vender a sus respectivos electorados para poder seguir engañando a los incautos, el anuncio del cese de la actividad criminal de la banda terrorista ETA, les ha sentado francamente muy mal. Porque no cabe duda de que se les ha escapado uno de los argumentos más recurrentes para seguir poniendo el cazo para sus intereses de casta, utilizando como excusa toda una ristra de argumentos y victimismos falsos.

Porque si bien ambas formaciones, debido a una antidemocrática ley electoral que los prima en las elecciones,  siendo el eje que decidían la políticas del país con escasos votos ciudadanos, eso es evidente que se ha acabado. Pero parece que no se han dado cuenta o quieren hacernos creer que lo ignoran, vistas las exigencias sin sentido de Urkullu a los gobiernos vasco y español, de que se convoquen elecciones en el País Vasco, que se derogue la ley de partidos y que se acerque a los presos. Eso mientras ETA aún sigue existiendo. Es una salto adelante para tratar de evitar hundirse en las elecciones del 20-N y arañar algunos votos que intuye Urkullu irán en otra dirección diferente a sus intereses.

Algo parecido le sucede a Durán i Lleida, que anda insultando a los jornaleros andaluces, con un desvarío que hasta ahora parecía controlar; e incluso sale a la palestra diciendo que "el PP es la peor derecha"; y lo dice –seguramente para coincidir con la muy reaccionaria Conferencia Episcopal española que pide el voto nada disimulado para el PP–,  que los homosexuales son unos enfermos que necesitan ir psiquiatra, cuando es evidente que él sí parece estar necesitándolo, por sus estridencias desconocidas hasta ahora, que hacía que los ciudadanos lo consideraran un moderado y educado político. Ya vemos que en realidad todo era una puesta en escena engañosa.

Porque, es que además, se olvida Durán cuando dice lo del PP, de  que son ellos, su gente, CiU, la que está saqueando la Sanidad y la Enseñanza públicas ocasionando una verdadera alarma, pánico, entre los ciudadanos que sufren el saqueo de una derecha insaciable y mercantil e inmoral–la que él representa–que ya está ocasionando que haya ciudadanos que fallecen por falta de atención médica a tiempo. aunque no se contabilicen todavía por esas razones, cuestión que se debería hacer, para exigir responsabilidades. 

Pero es que, además, se olvida Durán de que el gobierno de la Generalitat, saqueador de lo público con sólo el 22% del electorado catalán, está llevando a cabo el desmantelamiento de los hospitales y las escuelas públicas gracias al apoyo parlamentario del PP, el mismo  del Pacto del Tinell, ¿recuerdan? Así que en cierta forma los papeles se han cambiado, ya que, de depender los partidos de los gobiernos de España de los paridos–chantaje, han pasado a ser éstos los que dependen de aquellos, este caso del PP, como el gobierno de Paco López del PSOE, en Vitoria, y el de Artur Mas de CiU en Barcelona. 

Sin duda ambos chantajistas están nerviosos por el resultado del 20-N; porque, independientemente de que socialmente hablando son tan reaccionarios los del PP como CiU y PNV, ahora se les puede acabar el mercantilismo político habitual, no para beneficiar a los ciudadanos catalanes y vascos, que sería hasta legítimo, sino para que sus castas de la élite social saquen rédito de unos pocos votos valorados por encima de su valor democrático. 

El populismo que hasta hace poco vendía CiU de partido moderado se ha esfumado. Su faz de extremaderecha es evidente con personajes como Felip Puig en Interior, cuyas actuaciones los catalanes hemos sufrido y sufrimos a diario. Y sobre todo, con el hombre de las privatizaciones, Baudilio Ruiz (Boi como converso), e Irene Rigau, que están liquidando una de las mejores atenciones sanitarias y de enseñanza, para beneficiar a los centros sanitarios   y las escuelas privadas, a las que regalan un montón de dinero, mientas se lo retira a las públicas.

O sea, que Tanto Durán como Urkullu, ven cómo su principal baza de intervención política–el chantaje– puede quedar en nada.

U. Plaza