sábado, 11 de abril de 2015

¿REIVINDICAR LA TERCERA REPÚBLICA? O AMOLDARSE A LO POLÍTICAMENTE CORRECTO DEL NACIONALISMO.

   Tarrasa, donde vivo desde hace 61 años, es una ciudad de más de 200.000 habitantes; creció con la masiva inmigración de los años cincuenta, sesenta y setenta. Es, como el resto del cinturón industrial de Barcelona, fundamentalmente obrera, y castellanohablante, en torno al 70%.

   Con motivo del aniversario de la proclamación de la Segunda República, cada año se suelen celebrar actos conmemorativos de aquella, que por  primera vez en nuestra historia, despertó grandes  esperanzas de progreso.  España pudo haber salido del atraso secular en la que las clases dirigentes, con la Iglesia como referencia, la tenían sumida. Tal era así, que en muchas zonas persistía el caciquismo más descarnado, y hasta medieval. 

   Pues bien, parece que este año la mayoría de los partidos locales–y los sindicatos–, han convocado una serie de actos para conmemorar aquel evento, más como reivindicación de La Tercera República – es de esperar–, que como nostalgia de la Segunda, que no conduce a parte alguna. 

   Los organizadores han hecho un bello cartel que lo han colocado en diversos lugares, llamando a los ciudadanos a participar. 

   Hasta ahí, perfecto. Pero resulta que a nadie se le ha ocurrido –y si se les ha ocurrido lo han despreciado–, que siendo esta ciudad, repitámoslo, una ciudad obrera, con un 70 % de ciudadanos de habla castellana, hacer los carteles bilingües. 

   Nada de eso. Como todos los partidos convocantes van del ronzal del la derecha catalana que trata de ocultar sus sucios manejos  –la que está liquidando la Sanidad y los Servicios Públicos para hacer negocios; lo que los está llevando a la mínima expresión–, todos  han estado de acuerdo, al parecer,  con esa anomalía, que consiste en despreciar a la inmensa mayoría de la población, para algo, que, en principio debiera interesar a las clases más explotadas, es decir a los trabajadores, víctima de este régimen monárquico e impuesto. 

No es necesario decir qué partidos o sindicatos convocan: todos los  que  se empeñan en decir que son "progres" y hasta de izquierdas, a pesar de que sus actuaciones con respecto a la burguesía nacionalista catalana, lo desmiente a cada paso y proclama que hacen de común acuerdo con sus partidos.

   Y hasta Podemos, que ha entrado con calzador en la convocatoria, y que iban de renovadores, también ha aceptado entrar en el juego, hasta cambiar su nombre, amoldándolo al clima del resto de los partidos –no sé si con autorización de la dirección o no–. Pasando de Podemos a "Podem". Dando el primer paso que lo puede llevar al mismo sitio donde pacen el resto de los partidos de la otrora izquierda. 

 No sé si en  Podemos  lo han hecho para no desentonar, cuando lo que le conviene a esta tierra es liquidar todos los colores grises, opacos y desgastados del nacionalismo y darle una abertura primaveral, democrática y pluralista, tal como es nuestra sociedad, aplastada por los que dominan los medios.  O, quizá lo hayan hecho, ya puestos en harina, para ser "políticamente correctos" con el nacionalismo, como el resto, lo cual, mucha renovación no parece,  al menos en estos temas

   Sólo se ha desenganchado de la convocatoria –comprensible– los ultras que llevan el pomposo nombre engañoso de "esquerra", que están en otra cosa. Sobre todo ayudándoles a la derecha a mantener a Boi Ruiz como conseller  y, en definitiva, a desmantelar la Sanidad Pública, en aras de elucubraciones patrioteras, que alimenta los negocios de unos pocos. 

Ubaldo Plaza