lunes, 7 de octubre de 2013

SUSANA DÍAZ Y LA REGENERACIÓN DEL PSOE

Ha bastado que un dirigente del partido socialista –en este  caso una dirigente, la recién  nombrada presidenta de Andalucía, Susana Díaz–, alzara la voz contra los disparates del gobierno Zapatero para que le levantara  la moral e inyectara ilusión a los dirigentes, militantes y votantes del partido. Los que de una forma u otra se vienen quejando desde hace tanto tiempo de la deriva del PSC, su connivencia con la derecha Convergente en los asuntos patrioteros. Logrando la derecha, en la práctica, anular al propio PSC como fuerza política útil a las clases populares; y lo que es peor: ha situado al PSOE en una situación incómoda, salvo algún paño caliente, que de inmediato se comprueba su inutilidad. Y  Rubalcaba, noqueado y sin saber qué hacer, más que contemporizar con lo que no tiene salida. La  indecisión de la dirección el PSOE a la hora de coger el toro por los cuernos y establecer el partido en Cataluña con un mensaje y un programa nítidamente social, alejado de lo que ha constituido  su rémora y su decadencia: el nacionalismo. 
  
  La derecha nacionalista infiltrada desde sus inicios dentro del PSC, que hoy regresan de una forma u otra a su lugar natural, que como era previsible –lo comprobaban en cada elección al parlamento de Cataluña– y sus  votantes le retiraban su apoyo, cuando sí se lo daban en la elecciones generales, porque en éstas sí votaban  al PSOE, no al PSC con el que la mayoría no se identificaba. 

   Susana Diaz es una incógnita; una cosa es lo que dijo en la conferencia de Madrid y otra lo que acabe haciendo condicionada por mil presiones. Porque puede ser, como nos tienen acostumbrados, que a donde dijo digo, que después diga Diego.  Pero es evidente que Díaz ha puesto el dedo en la llaga sin contemplaciones sobre los problemas que aquejan a los socialistas y a toda la izquierda, miope ante los desvaríos de la derecha nacionalista, a la que le permiten que sus desastroso gobiernos se oculten tras la niebla patriotera.Y en lugar de combatirla, ayudan a sus propósitos.

   El gran fraude de González –el hoy asalariado de lujo de la empresa de todos, que privatizo– y el de Zapatero, el que regresó de Alemania con un entusiasmo digno de mejor causa, merkerizado y dispuesto a llevar al país por donde le ordenó la jefa del IV Reich. (Por cierto que un paso para la regeneración del PSOE debiera ser descargarse del lastre de los dos presidentes que avergonzarían a los clásicos del socialismo, que hoy por hoy siguen siendo miembros de la organización, así como de todos aquellos que desde posiciones de derechas han llevado a los socialistas, y lo que es peor, al país, a la situación actual).

   En muchos sectores las palabras de la señora Diaz han sido de ilusión; muchos militantes y votantes socialistas han visto una llama de esperanza para la  regeneración del PSOE, si como ha dicho pone coto a la corrupción y acaba con el desvarío ideológico de contemporizar con lo nacionalistas; pero también con la derecha del PP, haciendo una oposición sin medias tintas ni acuerdos ocultos, para sostener el régimen, con el bipartidismo, que tanto daño han hecho a esta democracia de tan escasa calidad. 

  Si lo dicho por Susana Díaz es tomado en sus manos por otros muchos dirigentes, será posible salir del barrizal neoliberal de los anteriores presidentes mal llamados socialista en el que los nacionalistas del PSC metieron al partido, y que Navarro no acaba de dar con la salida, quizá por ese complejo amontillado del que el partido en Cataluña no ha sabido hasta ahora desprenderse, obviando que los únicos que le pueden hacer ganar las lecciones son las clases populares. Sin embargo apoyaron leyes de los ultras de ERC en los dos tripartitos, y apoyaron todo lo que la derecha convergente en materia nacionalista, hasta convertirse en uno más de la fauna de la burguesía nacionalista, como CDC o IC.

   También  es extraño que IU, en lugar de aprender de los errores reflejados en los socialistas haya caído en la misma trampa que el PSC;  además de forma innecesaria, toda vez que los inciativos liquidaron al PSUC  por lo que representaba y molestaba a la burguesía por su base obrera y luchadora;  y porque son una formación aparte –muy propio de los nacionalistas lo del pucherito aparte, nefasto para los trabajadores–. Y lo que cabría es que también IU se estableciera en Cataluña, para que los que se sienten de izquierdas puedan militar y votar sus opciones, lo que a día de hoy es imposible. 

    Lo de Susana Diaz puede ser flor de un día. Pero si en el partido socialista hay voluntad de acabar con el pasado corrosivo que los ha llevado al declive, puede ser el repulsivo que inicie la normalidad. Y para eso es necesario que una nueva dirección asuma que el camino no pude ser seguir como hasta ahora. Ni con la derecha del PP ni con la de CiU-ERC. Seguir manteniendo la ficción de que en Cataluña puede haber un acuerdo con el actual PSC sin que este partido limpie sus filas, no será más que mantener y aplazar los problemas, mientras los ciudadanos siguen alejados de ellos y su situación, ya insostenible, empeora. 

    Quizá el primer paso sea convocar primarias cuanto antes y que sean personas como Susana Días las que asuman la responsabilidad.  

Ubaldo Plaza