miércoles, 17 de julio de 2013

CADENAS MÁS CORTAS, LÁTIGOS MÁS LARGOS: TANATORIOS


  Los dueños de España, los que de verdad mandan, el Poder con mayúscula, se han reunido con el presidente del gobierno, al que según dice su prensa,  “han dado todo sus apoyo”.  Y lo hacen pocas horas después del escándalo, ya en sesión continua, de los cada vez más frecuentes casos de corrupción sobre la presunta financiación del partido del gobierno –es un decir– y el recibo, según la documentación aportada por su exgerente y extesorero, de sobresueldos en negro.  
   Le han dado todo sus apoyo a su servidor como no podía ser de otra manera. Toda vez que el presidente del gobierno les ha regalado una esclavista Contrareforma Laboral, que hace retrocede en derechos conquistados durante más de un siglo, a los los trabajadores y a la mayor parte  de la población, la más apaleada por el régimen timocrático que padecemos, poco menos que al siglo XIX.
   Pero “nuestros” muy condescendientes con su servidor, el gran empresariado –no olvidemos este detalle, que no es todo el empresariado, ni el que crea mayor empleo y por lo tanto riqueza–, pero sí es el que mueve el cotarro del Poder, no está contento.  Esa élite de millonarios no sólo ha dado su apoyo a Rajoy  sin que les importe al parecer las formas antidemocráticas –al menos formales según sus códigos tramposos de falsa democracia– utilizadas, secuestrando de hecho la función del Congreso, por una mala concepción de lo que representa la mayoría absoluta, que en realidad lo es por una ley electoral –una más– antidemocrática.
   Pero según se ha publicado, algunos de los más destacados banqueros ha pedido a su sumiso, malherido y acorralado presidente, “que profundice más en la reformas”. Eufemismo utilizado por los poderes para enmascarar mejor sus intenciones; y decir que todavía los españoles que no sean de los poderosos, no están en el lugar que ellos, al parecer, aspiran a que estén.

   Con la Contrareforma Laboral, Rajoy –en realidad de esos empresarios-banqueros– les ha dado todo lo que querían. Pero parecen insaciables. Ahora los trabajadores están a expensas de sus deseos y caprichos, como lo estaban los esclavos en las plantaciones, cuando el amo estaba de mal humor. 
   Aunque no se vean–de momento– las cadenas ya están sujetas a los tobillos de millones de trabajadores, actuales y futuros. Ahora el látigo que esgrimen, que aunque tampoco se vea, está muy presente en forma de represión y amenazas, a veces veladas, aveces descaradas cuando protestan los fustigados. Ahora lo que se suponer deben pedir, es que las cadenas sean más cortas y los látigos más largos. Cortas las cadenas para que no puedan alejarse demasiado de la máquina y se distraigan en pensar. Y el látigo más largo, para poder fustigarlos desde mayor distancia, para que sus delicadas narices no perciban los olores del esclavo. Que la miseria provoca desaliño y malos efluvios.
    Y si a esto añadimos el expolio sanitario que se está llevando a cabo, que enriquecerá a algunos ilustres personajes relacionados con el poder político por delegación, sólo cabrá certificar cómo los trabajadores pasan directamente de producir las plusvalías que hacen posible la vida regalada de unos pocos, directamente al tanatorio. 
   Con lo que que la sanidad pública será innecesaria, y por ende baratísima. Sobre todo porque los hospitales pagados por todos durante décadas y sustraidos, serán de unos pocos, que sufragarán con el esfuerzo de los esclavos, pero que usarán los privilegiados. 
    Así que es normal que “el gran empresariado”, apoye a quien ha hecho tan bien el trabajo encomendado. Nada nuevo. esperemos que como la historia enseña, llegue el momento en que los esclavos que son la inmensísima mayoría, se den cuenta de esta obviedad, y digan ¡Basta!.

Ubaldo Plaza