lunes, 21 de marzo de 2011

LA LEGALIDAD DE LAS DECISIONES DE LA ONU


Los países, gobiernos e incluso personajes, que durante decenas de años han estado aceptando, apoyando, justificando dictaduras asesinas que reprimen a sus pueblos, porque les ha convenido para el negocio, sin que les haya preocupado los más mínimo la situación de millones de personas reprimidas. Se han reunido en petit comité,  como máximos representantes de la ONU, como Consejo de Seguridad. Porque así lo han decidido ellos mismos, arrogándose el derecho de veto  sin contar con la  inmensa mayoría de los miembros de la ONU. Y lo hacen   para decidir, si así les parece que defienden mejor sus intereses, los de sus respectivos países,  de forma arbitraria, no los de todo el mundo que dicen representar,  si algún   dictador díscolo y rebelde que ya no atiende todas las órdenes dadas por ellos, debe ser derrocado. 

Es decir, un grupo de personajes de los más poderosos del mundo, pueden decidir ellos sin contar con nadie, qué es legal y qué no lo es.  Y así, los medios de manipulación con sus mercenarios como portavoces, muchas veces sin siquiera darse cuenta de la servil labor desinformativa que hacen, constantemente están afirmando  que los bombardeos y la guerra emprendida es legal, porque así lo ha decidido el Consejo se Seguridad; es decir, los mismos, los interesados que sostienen las dictaduras si son amigas, por muy criminalmente que se comporten con sus pueblos, como lo han venido haciendo con Gadafi, que ahora quieren derrocar, y como lo siguen haciendo otras muchas que sí son de la suyas, las dictaduras "buenas", las obedientes. Gadafi no es ahora ni más ni menos dictadura que lo era hace unos días y desde hace decenios. Pero ya no es de las dictaduras de Occidente.

Es indudable que la ONU es un mastodonte ineficaz y antidemocrático que debiera cambiar las regla para que en lugar de obedecer a los intereses de las grandes potencias, fuera un organismo internacional  democrático al servicio de la paz. Que desapareciera ese anacronismo del derecho de veto, que sólo lo tienen unos cuantos, que pueden acordar quiénes merecen castigo y quien no;  los mismos que impiden  cumplir de verdad la función que debe el organismo, ya que basta que uno sólo de los grandes, considere que lo acordado no cuadra con sus deseos, para que vete cualquier resolución. Es lo que constantemente hace Estados Unidos  con su sucursal en Oriente Medio, al vetar  la  condena de los crímenes, masacres y bombardeos del Estado Terrorista de Israel, contra la población civil –las mismas razones que se esgrimen ahora contra Libia–, impidiendo que la justicia se cumpla. 

La ONU no fue capaz de impedir que Estados Unidos y sus serviles lacayos–Aznar entre ellos para nuestra vergüenza como españoles–, ni las masacres de Yugoslavia, ni tantos y tantos lugares. 

Que se diga que los bombardeos de Libia son "legales" porque lo han decidido un grupo de poderosos, en como mínimo asombroso, mientras no les importe, como ha sucedido hace pocas horas, que el régimen de Yemen haya masacrado una manifestación con decenas de muertos, y ni se les ha ocurrido la más mínima protesta, siquiera fuera para que se notara menos la hipocresía.

U. Plaza