jueves, 23 de septiembre de 2010

LA DEMOCRACIA EN LOS PARTIDOS


Todo el mundo sabe de las carencias democráticas en el seno de los partidos políticos; a pesar de lo que sobre ello dice la Constitución, que como en tantas cosas, no se cumple en este reino de taifas a la que nos llevó el desastre de una transición hecha más con vistas a ambiciones personales y de tribu, que pensando en el futuro de la ciudadanía  y del país.

Desconozco la personalidad y las ideas políticas de Antonio Asunción, ya que en el partido socialista conviven desde socialistas–sobre todo en las bases– hasta gente tan peligrosa para los intereses populares como aquel ministro tan favorable a los banqueros, y que se sentía tan incómodo cuando tenía cerca a los obreros, llamado Carlos Solchaga, que muy bien podría haber sido ministro de Aznar, naturalmente representando a su extrema derecha, la del  del partido derechista, el PP.  Ejemplos sobrados dio el navarro al que sólo le faltó decir que los obreros olían mal, aunque mucho me temo que por su talante quizá lo pensara.Y sin duda los banqueros huelen mucho mejor, hasta que se descubre lo putrefacto que es su envoltura.

Así que el hecho de ser militante del partido  socialista, no significa nada ideológicamente hablando, en sentido positivo y de izquierdas. 

Pero hay un hecho incontestable a  favor del exministro Asunción: ha sido el único político con un alto cargo–si exceptuamos a José Borrell que fue defenestrado   por el caciquismo felipista tras ganar unas primarias–que ha dimitido de su cargo, tras comprobase que algo en su departamento –Interior– no funcionó como debiera, al escapársele Roldán. Asunción no era el culpable de la huida del delincuente, pero sí era el responsable político del hecho, y como tal asumió su responsabilidad y se marchó a sus casa. 

Sin duda lo que debiera ser normal se convierte en extraordinario ante el panorama escandaloso de ver la cantidad de políticos, sobre todo en el partido de la derecha, el PP, pero también en la no menos derecha, CDC, y el PSC de Montilla, con el caso Pretoria y el Palau como telón de fondo, donde las tramas delictivas son "transversales", como se dice ahora. 

El hecho es que Asunción,  que demostró ser un rara avis,  por ética en un momento dado. Se comportó como debieran hacerlo todos, máxime si están imputados, como hay tantos, sobre todo en la comunidad valenciana, y en Madrid, hace que haya que lamentar que el partido socialista en Valencia, haya rechazado su candidatura. Sobre todo porque hablamos de ese foco gürteriano y tan escandalosamente protagonizado por el presidente Camps y el PP. Y por estar tan necesitada, dicha comunidad, de aire limpio.  Y porque da la sensación de que de alguna manera se repite, a otro nivel, el caso Borrell, pero adelantándose a los acontecimientos, no permitiendo  ni siquiera que sea candidato a candidato, que en definitiva es a lo que intentaba presentarse el exministro. Hace falta mucho todavía para que, también en el seno de los partidos políticos, se cumpla la Constitución. 

U. Plaza.