sábado, 23 de julio de 2011

El PSC y CiU: EL FRAUDE DE LA DERECHA CATALANA

La sorpresa que han tenido muchos ciudadanos, e incluso militantes honestos del PSC, no se puede atribuir más que al despiste de estos, que aun a sabiendas de que tal partido es fruto del pacto de la derecha catalana para repartirse el electorado, siguen considerándolo un partido que tenga algo que ver en su dirección con la izquierda. Basta recordar la composición social y orientación políticas de su dirección durante estas últimas más de tres décadas.


Toda esa ficción del tinglado montado hace ahora treinta y tantos años, se ha sostenido por la eficaz propaganda, y que, colocando en su cúpula algunas veces a personajes equívocos y serviles, seguían dando la apariencia de que el partido estaba dirigido por los nuestros, según querían creer, por el hecho de que algunos populistas aupados como alcaldes de ciudades populosas y obreras, que con más ambición que letras, y menos ideología, bien asesorados para que colara su socialismo de arbolito y banco de parque, obnubilaran al ciudadano llamándose socialistas, al tiempo que mostraban ver sus apegos nacionalistas, propios de la burguesía oportunista; y en  ningún momento cuestionaran el sistema ni dieran un sólo paso para modificarlo


Se presentaban como el contrincante de la derecha salvaje y depredadora que ese sector de ingenuos, hoy sorprendidos, consideraba a CiU, sin darse cuenta de que en realidad lo que existía no era más que un intercambio de papeles para que la obra teatral, escrita y representada desde hace tanto tiempo fuera creíble a ambos lados del embuste; tanto en el lado de la derecha convergente más reaccionaria y cavernícola–lo podemos ver  ahora, más si cabe, en la forma de reprimir al ciudadano en las medidas saqueadoras y represivas por el Conseller de Interior–, que hacía creer que defendía los intereses de esa parte de la población secuestrada, por la utilización política de unos sentimientos naturales, que todo pueblo tiene por su terruño, su cultura y su forma de ser,  para los  negocios oligárquicos. 


Como en el lado de la tribu socialista, que por apropiarse y enarbolar semejante nombre histórico, hacía que la gran mayoría de los trabajadores y clases explotadas, no se percataran de que estaban ante la otra cara de la misma moneda. Y se creyeran que votaban a un partido, no ya de izquierdas, sino hasta socialista, sin pararse a pensar en que las medidas tomadas por ellos nada tenían que ver con el supuesto socialismo, sino con los mismos sosias de clase, los convergentes.


En ese reparto de papeles les ha funcionado todo a la perfección. Y cuando algo parecía que se les escapaba, de inmediato lo corregían. Recordemos como ejemplo el  contubernio entre ambas caras de la misma cosa,  el esperpento ya clásico de Maragall a Artur Mas: "El seu problema, Senyo Mas, és el tres per cent". Un desliz que de inmediato corrigieron de consuno, ya que el teatro se torno en realidad, al querer darle tanto realismo a la obra; y lo hicieron en otra puesta en escena, al día siguiente, que rayaba el ridículo, ya que se invirtieron los papeles apoyándose mutuamente para deshacer el patinazo. 


Sí, ahora, la cúpula del PSC, en realidad no ha hecho más que salir en ayuda de su otra parte de la derecha, cumplir el pacto sellado al principio del posfranquismo. Toda la ficción anterior que servía para sacar provecho de esa supuesta rivalidad de clase, ha quedado obsoleta por los acontecimientos. Y hoy, ante  peligro de que los ciudadanos, cada día más indignados por las medidas de saqueo a las que están siendo sometidos,  respondan con más contundencia, y crezcan las protestas, como así esta pasando,  creen que ha llegado el momento de quitarse la careta y hacer un frente común sin disimulos, a las luchas ciudadanas como lo que son: una sola cosa que se enfrentan a sus enemigos de clase: la mayoría ciudadana.


Y ante semejante disyuntiva  no caben medias tintas. Y los convergentes le han debido decir a sus colegas de la otra mitad del tinglado de clase algo así: "Se acabó el disimulo. Ambos estamos en la misma trinchera y defendemos los mismos intereses, y no queremos ser nosotros los únicos que carguemos con el sambenito del saqueo de lo público; así que vosotros debéis ser corresponsables y asumir también la parte fea de la obra que pusimos en marcha, que tantos beneficios nos ha dado, pero que hay que modificar la escena, los tiempos requieren que así sea."


De ahí esa súbita y desconcertante, para los desinformados, la decisión del PSC de colaborar con el partido de la derecha salvaje, que está saqueando la Sanidad y la Enseñanza públicas en defensa de lo privado. Lo que sí debieran sacar todos esos "sorprendidos" ciudadanos y militantes socialista, la inmensa mayoría gentes honestas, son las consecuencias del fraude histórico, cocinado por la derecha catalana, y que nos han ido haciendo tragar a los catalanes, como una medicina alienante, olvidadiza, que garantizó la estabilidad del sistema depredador capitalista. Y debieran decirles a esos supuestos dirigentes socialistas asentados en los muy bien remunerados cargos, que se acabó la fiesta. Que queremos participar todos.


U. Plaza