domingo, 26 de febrero de 2012

LA RESPUESTA VALENCIANA A LA REPRESIÓN


Lo acontecido ayer en tierras valencianas es de una importancia capital para todos los ciudadano demócratas, de España y de todas partes donde la agresión política esté a la orden del día. 

La presión que los políticos gobernantes están ejerciendo contra los ciudadanos, para intentar defender a los estafadores financieros, que son los que nos han llevado a la situación actual, aliándose con ellos en lugar de llevarlos ante los tribunales, alcanza la más absoluta de las inmoralidades, dentro del ya de por sí inmoral sistema capitalista, basado en el expolio de unos cuantos contra la inmensa mayoría, que cada día se empobrece  más, en la época precisamente en que el desarrollo productivo de la sociedad es más arrollador que nunca en la historia de la Humanidad. Todo el mundo sabe, que el poder de los medios productivos hoy, pueden dar de comer a seis planetas. Sin embargo nunca hubo más hambre en el mundo por estar esa capacidad productiva en manos de unos cuantos, en manos privadas, contra todo sentido racional.

Los gobiernos, servidores del poder financiero, y ya liquidada en la práctica todo viso o disimulo democrático, saben perfectamente que el saqueo al ciudadano de sus principales medios para una vida medianamente aceptable, para el presente y para el futuro, como la sanidad y la enseñanza públicas, el derecho a la vivienda, entre otros patrimonios,  serán cada vez más contestadas a medida que se va tomando conciencia de la situación catastrófica en la que nos han  sumido; y ven que los culpables, que contrariamente a salir escaldados de sus ambiciosas  malas practicas, incrementan sus ganancias escandalosamente, paralelo al expolio de lo público. 

Y es por eso que el poder políticos, servidor descarado del financiero, se ha impuesto la misión de defender esas ganancias de los  millonarios y grandes empresarios, ahora ya desbocados y eufóricos por el golpe dado a los trabajadores con la liquidación de prácticamente todos los derechos conquistados a lo largo de muchos años y mucha sangre derramada. 

Sin embargo, y a pesar de que las leyes laborales del PP y CiU, son el frontispicio de una esclavitud cada vez menos disimulada, la gran patronal pide apretar los grilletes todavía más.  No tiene límite. El jefe de la organización ultra de los grandes empresarios, se ha quitado la careta del disimulo  y pide que se dé una vuelta más  de tuerca, a los ya casi inexistentes  derechos de los trabajadores, eliminado el derecho de huelga, aunque él ha utilizado el sutil e hipócrita "regulación". El esclavismo moderno ya está planificado en las mentes de los poderosos. Y los políticos gobernantes quieren servírselo en bandeja.

Ante este panorama tan catastrófico para los trabajadores y para el 99% de los ciudadanos, al final de un sistema que ya en lugar de ser un motor de desarrollo es un freno, y que está llamado a desaparecer, salvo que la Humanidad desaparezca con él por el egoísmo de los amos del mundo, es obvio que la respuesta ciudadana es el único camino que le queda para evitar el salvajismo depredador del los amos y servidores del sistema. 

Por eso engrasan los instrumentos represivos contra los ciudadanos que no aceptan sumisos las expoliaciones de lo público. Y ese instrumento represivo–la única partida que no se ve afectada por los recorte, sino todo lo contrario–trata de acallar las protestas de forma salvaje, propio de tiempos que muchos ingenuamente creían pasados; y que más ingenuamente todavía, que pensaban vivir en algo parecido a una democracia, por el mero hecho de acudir cada cuatro años a depositar una papeleta en una urna, la misma que de inmediato es utilizada para defender y maquinar todo aquello que nada tiene que ver con los intereses de la mayoría, como estamos viendo: para ponerse al lado de los poderosos. 

La agresión que la casta político–finaciera está llevando a cabo, acompañada de la brutal  represión, como cabía esperar por mera supervivencia, ha tenido una respuesta masiva y contundente de la ciudadanía en Valencia. Es muy importante. Porque en la medida que los atropellos que los políticos desde el poder llevan a cabo, son respondidos contra el saqueo de lo público, cada vez se verán en peores condiciones para ejercer la violencia contra los ciudadanos.

Y, como se ha visto en Valencia y otras ciudades de la Comunidad;  como se vio en Barcelona cuando miles de personas salieron a la calle en solidaridad con los agredidos en Plaza Cataluña, de nada ha servido el intento de manipulación de los portavoces del poder para desacreditar a los chavales vapuleados, tildándolos de violentos. Porque todos hemos podido ver a través de las imágenes tomadas  por cientos de personas, participantes, o que simplemente estaban allí, lo que de verdad había pasado; y que de no haber intervenido las fuerzas enviadas por la delegada del gobierno para reprimir, nada habría pasado. 

Pero el poder político quiso dar un escarmiento para que los ciudadanos se acobardaran y no salieran a la calle a protestar por el desmantelamiento de los servicios públicos en favor de los privados, fuente de negocios.

Pero la toma de conciencia cada vez alcanza niveles más altos entre la ciudadanía de todos los estamentos sociales, porque todos, la inmensa mayoría son los agredidos por el poder.

Es muy importante que  decisiones políticas brutales para acallar las protestas, no queden impunes y, como han hecho los valencianos, y como se viene haciendo en Grecia y otros lugares vapuleados por la Gran Estafa finaciero–política, la respuesta sea inmediata, masiva y democrática. Sólo así lograremos que los grandes estafadores no logren sus métodos de llevarnos de nuevo a la esclavitud que sin duda satisfaría sus maquiavélicos proyectos. 

La exigencia de la dimisión de los responsables de lo sucedido en Valencia o en cualquier otro lugar, y si procede, la puesta ante los tribunales de aquellos que hubieran utilizado la fuerza represiva contra ciudadanos pacíficos, es una condición a exigir en las movilizaciones democrática. 

U. Plaza