viernes, 15 de noviembre de 2013

EL CHANTAJE

Por su propia naturaleza los nacionalista siempre tiene el chantaje como arma. La derecha es así. No hay diferencia entre los que la ejercen desde CDC contra el gobierno central para lograr sus prebendas, con los que estando en otros partidos, ejercen igualmente el chantaje como arma para lograr sus propósitos de capilla y de grupo. Puede ser para unos próstilos limitados o totales. La mayor expresión la tuvimos en el PSUC cuando la derecha nacionalista, desde dentro y desde fuera –la prensa jugó su papel–, logró todos sus objetivos: liquidar a la única fuerza de izquierdas digna de tal nombre, que había luchado contra la dictadura, y que sin duda resultaba molesta para ciertos intereses.

    Es a lo que se enfrenta el PSC de Navarro, que tras el desastre al que esos nacionalistas llevaron al partido, dominado por ellos durante más de tres décadas, ahora chantajean a los que tímidamente han querido regenerar el PSC para intentar salir del marasmo de la UVI  al que lo llevaron y aún permanece.

Pero, a nuestro parecer, el camino elegido por Navarro de paños calientes, tratando de contemporizar con los sectores nacionalistas,  puede ser nefasto, pues es ceder al chantaje. Porque no logrará fortalecer a su partido si cede, sino aplazar el problema, que volverá a resurgir dentro de nada con nuevas  presiones y opciones que son las mismas que hoy representa CDC y hasta la ultraderechistas de  los Junqueras.

Puede parecer doloroso para los dirigente del PSC que su partido se rompa, y que una cuarta parte de sus componentes se adhieran a una escisión, que parece calculada para manejar el propio chantaje como arma arrojadiza y de opresión, más que porque crean que sea factible otro partido nacionalista más. Pero será  mucho más doloroso para el PSC si sigue tolerando  el chantaje y siguen los chantajistas dentro del partido, paralizando cualquier intento de giro hacia la izquierda; lo que en el PSC no deja de ser mera moderación.

A veces en un cuerpo enfermo no hay más remedio que aplicar la cirugía para atajar el mal. Y es precisamente lo que el PSC necesita para que lo extraño de ese cuerpo,  lo estirpe el bisturí y cicatrice la herida, no que se cierre en falso y que dentro de poco la infección mate el cuerpo definitivamente. Lo que por otra parte no es extraño que sea la meta. No es nuevo,

Un partido político es eso, partido. Y no puede tener más que una determinada política, no dos o varias; porque lo que pasa a la larga es que todos quedan descontentos. No se puede servir a dos amos a la vez. Ser un partido que defiende los postulados de la derecha nacionalista, al tiempo que se proclama socialista, acaba como ha acabado el PSC, que los sectores populares de los obreros, poco a poco le han retirado su apoyo, al sentir que el PSC durante mucho tiempo estaba más cerca de lo que defendía la derecha de CDC y ERC que de un partido con sensibilidad obrera y popular. Así que, como era de esperar, los sectores nacionalistas optan por los originales, no por la copias. 

Lo mejor que puede pasarle al PSC, si de verdad quieren regenerarlo en un partido, más o menos de sectores populares y de izquierdas, es ponerle puente de plata a los chantajista, y no ceder ni un ápice en sus pretensiones. Porque en realidad lo que desean es seguir donde están, pero aplicando sus nefastas políticas, que son las aplicadas por CDC y hasta por los ultras de los Junqueras. De salir del partido acabarán –algunos ya lo han hecho atentos a la oferta de prebendas– en CDC, o haciendo de aguantacirios de Junquera avalando sus disparates.

De ceder Navarro a las pretensiones de la derecha nacionalista del partido, el problema resurgirá, no dentro de un tiempo, sino que será tarea permanente tratar de contentarlos, lo que no logrará Navarro, porque el nacionalismo, la derecha al fin y al cabo, lleva en sus genes la contradicción con la democracia. Y tarde o temprano volverá a incordiar para hacerse notar y reivindicar sus posiciones.

Navarro y los dirigentes del PSC debieran saberlo por propia experiencia, además de mirando lo que desde siempre viene haciendo CDC y el resultado: siempre vuelven los problemas de su mano. Contentar hoy al sector que ha sido responsable del desastre, es apostar por seguir en él.

Ubaldo Plaza