sábado, 8 de septiembre de 2012

LAS CORTINAS DE HUMO, Y LAS MENTIRAS DE LOS MALOS GOBERNANTES TRAMPOSOS

Los malos gobernantes siempre necesitan buscarse un enemigo exterior para justificar sus fracasos y echarles las culpas. Lo hacía Franco cada vez que lo necesitaba, envolviéndose en la bandera, diciendo que atacaban a España; convocando a sus huestes de fanatizados patriotas, que gritaban como energúmenos en la Plaza de Oriente, contra los países que nos envidiaban por todas las virtudes patrias y de raza, de las que por supuesto carecían los extranjeros. 

Todo se completaba con una eficaz campaña propagandística, que los medios del Movimiento Nacional llevaban a cabo durante el tiempo necesario. A pesar de lo cual, y como sucede siempre,  cifras de asistentes falseadas a parte, no dejaba de ser una ínfima minoría los que acudían a aquellos eventos organizados desde el poder, muchas veces por el paseo gratis a la capital, bocadillo incluido. La inmensa mayoría de los ciudadanos bastante tenían con tratar de salir adelante como podían, del desastre del régimen, para tratar de paliar el hambre.

También lo utilizó Jordi Pujol durante sus tedioso, pésimo y estéril mandato patriotero, cuando tuvo problemas con los asuntos de Banca Catalana, envolviéndose en la senyera,  acusando a los demás–a la Justicia y a Madrid–, no de que quisieran esclarecer el oscuro asunto, sino de que atacaban Catalunya. Y como Franco, trataba de identificarse con el país, para salir airoso. Entonces Pujol no fue tan lejos como ahora en sus delirios, cuando tenía responsabilidad de gobierno. Ahora, como el viejo Cebolleta, reverdece viejas batallas que él no hizo, para que los fanatizados del Frente de Juventudes de la Estelada, imberbes y moldeados chicos de institutos, en fanatismos de películas que ya hemos visto en otros escenarios trágicos. 

Es lo que hace ahora Artur Mas. Tras prometer "un gobierno de los mejores", que quedó en una caricatura mediocre y sin norte,  con algún tránsfuga que nadie serio hubiera admitido sin entrar en barrena en el desprestigio de los políticos, ya en estado de descomposición; en una campaña de mentiras–después lo emularía Rajoy–en la que prometió una gestión que mejoraría el desastre amontillado, que imitó a la derecha y sus delirios patrioteros–, lo que no era muy difícil mejorar–, empezó el saqueo de la sanidad y la enseñanza públicas, cuando había prometido lo contrario. 

Cuando la corrupción  que cerca al partido de la derecha catalana, más ultra que nunca, aliado del PP que sostiene su gobierno; cuando los niveles de la enseñanza están bajo mínimos con fracasos escolares tercermundistas, que no son más bajos porque han bajado el listón para enmascararlos, y que irán a peor por el saqueo en la enseñanza, y que sólo los supera los de Valencia. Cuando las protestas de los ciudadanos, en sanidad, la docencia, el funcionariado de todos los sectores se multiplica por doquier, el pésimo gobernante Artur Mas, recurre al mismo truco que de siempre: La culpa es de los otros.

Y para eso, anticipándose a su fracaso manifiesto, puso en marcha todo el aparato propagandístico del régimen, que en Cataluña está totalmente a su servicio, con escasos medios independientes, por no decir ninguno, en una nueva fuga hacia adelante, convirtiéndose en partido independentista, para contentar a lo más reaccionario de los sectores rancios de la sociedad catalana, olvidándose de que gran parte de sus electorado de la pequeña y mediana burguesía catalana, es catalanista, no independentista, nada aventurera.

Artur Mas, en sus pugnas dentro del propio partido de la derecha, contra el clan Pujol,  que controla el ultra Felip Puig, con la ayuda del jefe del invento, se ha visto abocado a ir más allá, convocando desde el poder y los pesebres tan mimados por estos pagos, una demostración independentista y patriótica a la antigua usanza, involucrando a muchos sectores que inconscientemente se han creído el discurso, sin pararse a pensar que están, una vez más, siendo utilizados por el poder en su beneficio, del clan familiar convergente. 

Sin medir las consecuencias de lo que hará el día 12. Porque la inmensa mayoría de ciudadanos, cada vez más súbditos en esta especie de monarquía de CDC, hereditaria como no puede ser de otra manera para no desentonar, ni se preocupará de otra cosa que de sus asuntos. Pero incluso los participantes, una vez que los efluvios del fanatismo patriotero se hayan calmado; cuando la gente con la estelada en ristre regrese a la dura realidad del saqueo sanitario, del despido de miles de trabajadores y profesionales, del repago sanitario y de las medicinas; de la expulsión de miles de ciudadanos de sus casas para favorecer a los banqueros que han llevado al desastre a la sociedad; y los ataques  que proyectan saquear en un inmediato futuro, tendrán que vivir en el permanente acoso que el mal gobernante Artur Mas les impone, favoreciendo a las grandes fortunas, a las que se niega a subir impuestos. Y se darán cuenta que todo fue una cortina de humo, y que son tan víctimas como el resto de los catalanes, del engaño, incluido de los que a río revuelto, desde las otras familias nacionalistas de la burguesía–ERC y los iniciativos, que culminan aquella traición que llevaron a cabo al "asesinar" al PSUC. Hoy los iniciativos se han quitado la careta y se muestran parte integrante de la derecha. La pregunta es ¿qué pintan los de EUiA junto a estos personajes de la derecha?

Porque la adrenalina que insuflarán a los incautos, la cruda realidad la hará desaparecer de inmediato. El paro creciente, los comedores sociales, el rebuscar de miles de personas entre los contenedores para poder dar de comer a sus hijos, aunque sea una vez al día; la corrupción galopante  y los privilegios de los de siempre–las 400 familias que lo dominan todo–(Millet), seguirán disfrutando de sus privilegios, sin importarles el griterío, mientras los manipulados ciudadanos hablan de la independencia, sin darse cuenta de que de quien hay que independizarse, es precisamente de ellos, de los privilegiados, que también estarán en la manifestación, porque la dirigen ellos, porque son los beneficiarios. 

Toda esta realidad, no ilusiones, seguirá ahí el día 12. Y que el trilero Mas no  cambiará nada. Y, aunque en los últimos días ha tratado de rebajar el listón, por algún toque de atención de la gran burguesía catalana, a la que importa un bledo lo que no sea sus cuentas corrientes, que les aseguran sus empleados del gobierno; y según Durán "ya no es una manifestación independentista, sino catalanista",  lo cierto es que la irresponsabilidad de un mal gobernante se ha inventado un monstruo que después no podrá dominar. 

Y, en esta aventura, casi todos los partidos, de lo que no es otra cosa que el PUC (Partido Único Catalán)–¿el Movimiento Nacional?–, han seguido el guión que marcaba la derecha liquidadora de CiU, de los servicios públicos.  Y hasta los que se llaman de izquierda, que cada vez lo cree menos gente, se han apuntado al evento patriotero de Mas, olvidándose, si es que en algún momento lo han tenido presente, de que ese partido es el artífice, la clase social que nos esta dejando sin derechos en Cataluña, sin sanidad y sin enseñanza públicas. 

Pero esos partidos llamarán a acudir al aquelarre del día 11,  a esa especie de Plaza de Oriente catalana, para ayudar a que la derecha saqueadora pueda tapar sus vergüenzas con ese velo patriotero, y para que la gente se olvide de que el mal gobernante los está llevando a la miseria. 

Aquellos trabajadores, que por decisión de sus dirigentes sindicales o políticos que enarbolan los mismos símbolos de la derecha, y que acudan a su llamamiento, deben pensar que desfilarán junto a los mismos que les están llevando a que cada día se tengan que manifestar en protesta contra sus decisiones políticas, del expolio de lo público. 


Que los esclavos desfilen junto a los amos, no es precisamente muy emancipador, aunque haya dirigentes que se sientan en la necesidad de unirse al amo, ¡vaya usted a saber por qué!, aunque se pueda adivinar. Los trabajadores debes saber quiénes son sus enemigos, por más patrioterismo con el que adornen sus cadenas en forma de decretos, y sean endulcoradas  por consejos desde pretendidas posiciones de izquierdas, que abandonaron hace mucho tiempo.

U. Plaza