domingo, 7 de noviembre de 2010

BALCONES VACÍOS EN BARCELONA Y POCAS BANDERAS VATICANAS


Fría acogida de los barceloneses al Papa en su recorrido por la ciudad

El Papa saluda a los fieles durante el recorrido. | EfeEl Papa saluda a los fieles durante el recorrido. | Efe



Balcones vacíos Ni los mismos vecinos de la Sagrada Familia usan sus balcones, los mismos que hasta hace poco alquilaban por cientos de euros... También hay pocas banderas. (Texto y foto de  El Mundo y El País)
Foto del mensaje

EL HUESPED MALEDUCADO


"El Papa carga contra la República y contra el "laicismo" de Zapatero ante miles de fundamentalistas"


Si un ciudadano cualquiera llega nuestra a casa como invitado, lo menos que le exigimos es un comportamiento cívico y educado. Si además durante su estancia ponemos todos nuestros recursos a su disposición para que se sienta cómodo, e impedimos que su seguridad pueda ser violada, aún más. Si encima le permitimos que coja a nuestros hijos y los eduque como él quiera, en el fanatismo y la superstición, y le damos dinero para que lo haga, lo que no podemos permitir es que en cuanto pisa el umbral de nuestra puerta, nos insulte. 

Es lo que ha hecho el jefe de la Iglesia, al vilipendiar a la República, la misma que unos bandidos, rompiendo su honor la traicionaron; y además, la organización que representa él, dio todo apoyo espiritual y mucho más, a los felones. Lo hizo Pío XI y  Pío XII, pero en realidad lo hicieron bendiciendo todas las salvajadas que hicieron durante toda la dictadura. La Iglesia "universal", aunque fuera por sentido de la oportunidad, debiera pedir perdón por todo aquello. 

Sin embargo lo que ha hecho el jefe del Estado más antidemocrático de Europa,otorgado por Mussolini, es insultar a los españoles y a la República en la persona de Zapatero; que aunque sea criticable el presidente, ¡por tantas cosas!, eso es cosa nuestra, y el moderno inquisidor no tiene ningún derecho, y menos autoridad moral para hacerlo. Así que de  este hecho, el propio Zapatero debiera aprender y hacer lo que ya hicieron los franceses hace más de cien años: separar la Iglesia y el Estado, no darle ni un céntimo, y avanzar en la modernidad de España y en su salud mental. Y que las iglesias se financien con el dinero de sus adeptos, paguen sus impuestos y sean ciudadanos como los demás.