domingo, 30 de septiembre de 2012

HIPOTÉTICOS VISITANTES EXTRATERRESTRES


  Si unos extraterrestres aterrizaran en la Tierra,  concretamente en España, y quisieran conocernos, empezarían por saber de qué vivimos y cuáles son nuestras fuentes de riqueza para lograrlo. Y con lo primero que se encontrarían sería con la sorpresa de ver cómo una ínfima minoría de los habitantes de la Tierra lo posee casi todo, mientras la inmensa mayoría no posee casi nada. Y que todos los medios de producción de riquezas estaban en unas pocas manos. Seguro que sería algo que una civilización avanzada como la que le podemos suponer a quienes fueran capaces de llegar a nosotros desde remotos mundos, no comprenderían.

 Sin ninguna duda pensarían que éramos un pueblo muy primitivo, arcaico, ya que ellos considerarían que esas formas de producción en manos de unos pocos, las dejaron ellos atrás hace milenios, a la que llamaban esclavitud en diversas formas. Pero no acabaría de encajar en sus desarrollados cerebros tampoco esta explicación, que tal sociedad esclavista persistiera, paralelamente con la apariencia de cierto  grado de desarrollo técnico y científico, como al parecer por lo que veían, disfrutábamos.   

  Así que, para averiguarlo, nuestros visitantes extraterrestres, se adentrarían más y más en analizar muchas de las razones que tal atrofia social lo hacía posible. Hasta que se dieran cuenta de que en realidad en una aparente sociedad abundante, y que debiera ser democrática,  subyacía una dictadura de unos pocos contra la inmensa mayoría. Y que por la fuerza les imponían sus deseos, como en todas las dictaduras. Y que la mayoría no contaba para nada, más que en apariencia. Seríamos, pensarían, una sociedad muy, muy atrasada, en realidad.

  Pero llegado hasta aquí, habrían averiguado los efectos, pero no los motivos por los que unos pocos dominaban a muchos millones sin que la mayoría esclava se rebelara para que la distribución de las riquezas fueran equitativas. 

   Entonces se darían cuenta de que tendrían que seguir investigando tal anomalía, si de verdad querían tener una visión real de que pasaba en este extraño Planeta, donde unos pocos lograban que la mayoría se dejara esclavizar, sin apenas hacer nada para impedirlo.

  Entonces fue cuando se enteraron de los mecanismos de manipulación que la minoría usaba para mantener a la gente enajenada; y durante mucho tiempo hasta contenta de ser esclava, por ciertas aparentes mejoras, que en realidad eran señuelos. Y sabrían que esos mecanismos eran múltiples, desde inventarse dioses que les prometían futuros eternos tras la muerte; sueños de estar en el mejor de los mundos; y hasta para que se creyeran que vivían en una democracia–es decir donde todos los habitantes sean iguales en derechos–haciéndoles votar para elegir a sus representantes, una vez de tanto en tanto, como la farsa mejor elaborada, que cualquiera que analizara, descubriría sin demasiado esfuerzo: estaba a la vista el mecanismo de engaño, pues las promesas no se cumplían. 

 Pero, aun así, seguirían sin entender nuestros empecinados extraterrestres, cómo era posible de que, a pesar de todo esto, los habitantes del Planeta Tierra no se percataran de la evidencia, de que todo era mentira: de que no sólo no eran todos iguales en derechos, aunque así lo proclamaran la leyes, sino que estaban alejados  años luz, los pocos que más tenían, de la mayoría que no tenían nada. Y les seguiría extrañando que no se rebelaran ante tanto despropósito, que sus mentes avanzadas eran incapaces de procesar razonablemente.  Sólo seres irracionales aceptaría aquella imposición.

  Y así llegarían a saber que sí había gente que trataba de que tal aberración de la sociedad se normalizara, se democratizara. Pero era una minoría la que luchaba. Una minoría con capacidad mental de desprenderse del yugo de esclavo al que estaba uncido al ubio  de la esclavitud. Y se preguntarían: ¿Por qué no hacen todos lo mismo? ¿Por qué no deciden que no quieren ser esclavos, siendo como son la inmensa mayoría, y pueden imponerse?

   Ante la imposibilidad de darse a sí mismos una respuesta satisfactoria por semejante incongruencia, de que la mayoría aceptara ser esclavos sin hacer nada, nuestros visitantes se toparon con la respuesta: la minoría que lo poseía todo lo lograba por medio de la manipulación y de la represión. Y que esos mecanismos eran contundentes y tenían la misión de atemorizar a la gente, cuando no aterrorizarla para que no hiciera nada para liberarse. Y que la minoría tenía un arcaico sistema legislativo y judicial, que convertía a unos ciudadanos, a los que protestaban más allá de lo que los poderosos deseaban, para poder decir que había democracia, en delincuentes y enemigos de la sociedad, criminalizando a lo más valioso y generoso de la misma, que luchaba por el bien de  todos, o de la mayoría. 

   Y porque tenían un sistema policial a su servicio que era mucho más contundente, y dispuesto a defender la situación de desigualdad e injusticia existente. Entonces, nuestros visitantes extraterrestres empezarían a comprender el resultado de tan atípica e injusta sociedad:  lograban  esclavizar a la mayoría porque a la gente se le metía el miedo en el cuerpo por tantas y variadas formas, la más visible y siempre presente, era la policial, cuando decidían juntarse para protestar.

   Pero, a pesar de todo, nuestros visitantes seguían insatisfechos por lo que habían averiguado en tan laboriosas investigaciones, sin que los habitantes del Planeta Tierra, en España,  se dieran cuenta de nada. Habríamos sido observados con extraño escepticismo. Porque no podían entender de dónde sacaba esa minoría tantas personas dispuestas a ejercer de represores, contra  mayoría. Y se preguntarían si es que la avanzada técnica les proporcionaba robots, máquinas sin poder para razonar, sin "alma", que hicieran de represores de forma maquinal, instrumentos automáticamente activados contra la mayoría esclava que protestara. 

De otra forma no se entenderían, ya que la minoría, la que poseía el poder real no se iba a dedicar a reprimir personalmente; estos estaban para disfrutar de las ventajas y privilegios de ser los esclavistas poderosos, debían hacerlo otros. Pero entonces esos otros no podrían ser de su casta, es decir de la de los privilegiados. Tendrían que ser otros. ¿Y quiénes serían esos otros que se prestaban a semejante sucia tarea si no eran robots? ¿Quién hacía semejante función tan importante para mantener la situación de unos muy ricos y otros muy pobres?– se preguntarían–. Y aquí de nuevo se atascarían en su investigación. 

  Para desenredar semejante lío decidirían introducirse de forma sibilina, con los medios técnicos avanzados que ellos poseerían, en aquellos lugares donde moraban y convivían los que eran encargados de guardar el orden de desigualdad y de injusticia entre los ciudadanos que ejercían de vigilantes, utilizando medios represivos que a nuestros visitantes se les antojarían salvajes, por pertenecer ellos a un tipo de sociedad antiquísima, donde la violencia había desaparecido hacía muchos milenios.

  Y, ¡oh, sorpresa! Averiguaron que los que se cuidaban de mantener el orden de desigualdad y los privilegios de la minoría entre los habitantes del Planeta Tierra, eran personas que pertenecían ¡a las clases injustamente tratadas, a las esclavizadas! Pertenecían al sector de la mayoría. Y que en lugar de ayudar con su esfuerzo a acabar con las injusticias, estaban defendiendolas, con los medios que los explotadores les proporcionaban. Ayudaban a que el sistema de injusticia persistiera mediante la represión de sus propios compañeros de la mayoría maltratada. Y ni siquiera comprendían que aquellas minorías que incansablemente luchaban, arriesgándose, lo hacían para defenderlos a ellos y a sus hijos, para que dejaran de ser esclavos. 

  Nuestros imaginarios extraterrestres con una confusión cosmológica, decidirían volver a tomar su nave y regresar a un mundo donde la razón era lo normar; donde los esclavistas no existían porque no contaban con la ayuda de parte de los esclavos para esclavizarlos aún más, a ellos y a sus hijos, como en la Tierra, sin que se percataran de lo grave de su actuación, que un día u otro, sus hijos les echarían en cara, al convertirse en víctimas también de la represión que ellos ejercían contra los esclavos, que en definitiva ellos también lo eran, pero su incapacidad mental les impedía entenderlo: no eran robots mecánicos, pero ejercía de tales por carecer de la conciencia para darse cuenta.

 Toda esta aberración social, que unos tenga la posibilidad de decidir quienes comen y quienes no; quienes tiene vivienda y quienes se las arrebatan para hacer negocio; quienes tienen derecho a la vida y quienes no, en definitiva, con la colaboración de los poderes públicos, resulta que a nosotros nos parece hasta normal. 

  Y normal nos parece que un vecino nuestro, al que todos los días saludamos y nos saluda amablemente, que nos pregunta o le preguntamos por nuestros hijos, que tal vez han estado enfermos, que después sea capaz de defender a los que le están robando el futuro a sus hijos, como a los de la inmensa mayoría, obedeciendo a los culpables, y defendiendo los privilegios de unos pocos,  y por medios represivos; y que además, crea que los que luchan por su futuro y el de sus hijos, son sus enemigos y los repriman d forma salvaje:  "Como robots"

 Y nos parece normal, que nosotros nos encontremos con sus esposas en la panadería, en la tienda, y que se queje la buena señora, al par nuestro, de que no llega a fin de mes  por los recortes en Sanidad o en el colegio, con el sueldo mísero que le pagan a su marido por ser el brazo represor que hacen posible los recortes; sueldo  que se lo han recortado para satisfacer los intereses de banqueros y oligarcas, y estafadores corruptos, que no son perseguidos, sin embargo, como lo son los que protestan. 

Eso, es evidente que, aunque a nosotros, por la costumbre del esclavo a serlo, nos parezca normal, a un extraterrestre que utilice la razón, no le podría satisfacer. Tampoco debiera satisfacernos a nosotros si nos consideramos civilizados.  Pero, como diría Eudald Carbonell, la civilización aún está en mantillas.

U. Plaza

sábado, 22 de septiembre de 2012

SEGUIRÁ "LA PUTA Y LA RAMONETA"


Los partidos de la derecha independentista catalanes tiene una cita  la próxima semana en el Parlamet de Cataluña, donde deberán, en principio, retratarse sobre el independentismo. CiU, parece que de momento ha reculado, y vuelve a su estado habitual, quizá algo subido de verborrea, de  fer la puta y la ramoneta, vistas las últimas declaraciones, principalmente  del gurú del invento convergente, Jordi Pujol, que ha dicho en el País Valenciano, "que es casi imposible que Cataluña pueda ser independiente".

Es evidente que lo que ha hecho Pujol es llevar a un callejón sin salida a Artur Más, para que se estrelle, y a continuación poder salir de nuevo con su aparente moderación, como salvador de lío en que nos ha metido el president inducido por la familia pujoliana, para aupar a su hijo a la máxima jefatura catalana, de lo  que un pardillo  Más ha sido incapaz de percatarse. 

Palabrería a parte, incluso gruesa, en el parlament catalán, para calmar a independentistas del propio partido de CDC, y compañeros de viaje, al final serán los comparsas de CIU de la derecha independentista–los de ERC que han ayudado a Mas a evitar que éste diera explicaciones sobre la corrupción–, los irreductibles antiguos amigos de Laporta, y claro los iniciativos–, que vienen apoyado en los Ayuntamientos lo que vaya en la dirección que interesa a la derecha independentista  en su afán por enmascarar los recortes–, los que en solitario quedarán apoyando la independencia, alejándose aún más de su electorado obrero y popular que aún le quede. 

Como siempre, y vista la posición que el gran empresariado ha tomado ante el órdago de un  acorralado Artur Mas, y CiU harán ver que se moderan, en la firmeza responsable. Porque con los negocios no se juega, como le habrán dicho los empresarios; porque, la pela es la pela, única divisa de la derecha, por más que ésta utilice los sentimientos, a veces inducidos, de mucha gente para sus fines.

U. Plaza

viernes, 21 de septiembre de 2012

VIDAS PARALELAS


Dentro de muchos años, suponiendo que sobreviva la civilización surgida de la Ilustración y de La Revolución Francesa, los historiadores  escribirán sobre los acontecimientos que tuvieron lugar a lo largo de una centuria, tal vez sin comprenderlos en toda su dimensión. 

Naturalmente, como siempre ocurre, se simplificará y todo lo ocurrido será más o menos resumido en unas cuantas páginas  de un volumen, con la pretensión de que los habitantes europeos del momento, se hagan una somera idea de lo aconteció a sus antepasados.

Y los acontecimientos más relevantes del siglo XX y principios de XXI–dirán los historiadores–, quizá fue el intento por parte de un país, Alemania, de invadir y someter al Continente europeo, por dos veces–aunque quizá habría que decir por tres–, con la intención de esclavizar a los ciudadanos de sus pueblos, y ponerlos a su entera disposición, como meros instrumentos para que Alemania cumpliera por completo los deseos de sus dirigentes, en el escaso plazo de poco más de 80 años, de dominarlo todo.

Esos futuros historiadores, con las neblinas que acompaña el paso del tiempo, sólo harán mención de algunos acontecimientos incomprensibles–dirán–para un mundo civilizado, por el comportamiento inhumano de "algunos"  de aquellos caballeros de la Gran Alemania; y quizá lo de los campos de exterminio, e intento de liquidar pueblos enteros, no le den la dimensión que aún hoy conocemos, y que poco a poco algunos seudo historiadores van quitando importancia y revisando la historia. 

Los historiadores hablarán, de que el primer intento de ocupar y rebajar a nivel de esclavos a los europeos–y quizá con el tiempo a todo el mundo–, fue llevado a cabo por un tal Adolfo Hitler, jefe supremo del III Reich, iluminado y ambicioso personaje, que fue capaz de deslumbrar a su pueblo, al que puso tras él sin la menor vacilación para tan prometedora misión de conquista. Dirán de aquel primer intento fracasó, a pesar de contar Alemania con los  ejércitos más modernos y avanzados, muy por delante del que tenían las naciones adversarias más poderosas  del momento. 

La segunda vez, el segundo intento para dominar Europa, sin embargo, los historiadores registrarán en su análisis histórico, que Alemania triunfaría sin ningún genero de duda, estando al mando de la misma, una colega de Hitler, compatriota suya, Angela Merkel, en una vida paralela, y con las intenciones idénticas en sus últimas consecuencias, es decir, esclavizar también al continente europeo para que todos los ciudadanos fuéran servidores del Reich, que en este caso, es el IV.

Seguramente los hipotéticos historiadores de dentro de mucho tiempo, podrán entender las razones por las que Europa no sucumbió al poderío ejecutor y esclavizador en el primer intento por parte de la Alemania de Hitler. Lo que sin duda les hará rebanarse los sesos será, para comprender las razones por las que sí sucumbió la segunda vez que lo intentaron. 

Y, a base de escarbar en las escasas fuentes que existirán, porque todo estará ya dominado por las decisiones de los ganadores del IV Reich y su pensamiento establecido como único admitido; y sólo a través de algunos legajos que se hubieran salvado de su quema, por haber sido ocultados en algún lugar desconocido, y descubiertos muchos años después, podrán despejar la incógnita:

Comprenderán, y así lo escribirán–aunque es muy posible que a nadie le interese, y lo hagan como simple ejercicio de distracción–, que la razón principal por la que el Tercer Reich de Hitler no pudo vencer y esclavizar a los europeos, fue porque sus pueblos se opusieron firmemente a la barbarie de querer  reducirlos  a la esclavitud; y de que los gobiernos de Europa, salvo alguna excepción, se enfrentaron junto con sus pueblos y se defendieron hasta derrotar a Hitler y recuperar la libertad y la dignidad. Aquellos gobiernos pidieron sacrificios a sus conciudadanos para luchar, para mantenerse como pueblos libres, civilizados y sin tutelas. 

Sin embargo la segunda parte de la ofensiva en que sí triunfó y fue derrotada Europa, y por ende  la victoria del IV Reich, la que capitaneaba allá por los inicios del siglo XXI,  la canciller, una tal Angela Merkel. Y descubrirán los historiadores con sorpresa, que fue posible porque los gobiernos, en lugar de enfrentarse a los invasores, organizando la resistencia de sus pueblos por todos los medios para mantener la civilización, para convertirla cada vez en más democrática, hicieron todo lo contrario: se aliaron con los enemigos, se erigieron, como cualquier Petain en la primera intentona, del Tercer Reich, en colaboracionistas con sus los amos del IV Reich.

Y los gobiernos de Europa, en lugar de pedir sacrificios para defenderlos de los enemigos del bienestar y la libertad, se pusieron ellos en primer lugar a imponerle los sacrificios a los ciudadanos liquidando su bienestar y sus derechos, para favorecer los deseos de la canciller tedesca,  que se paseaba por todo el Continente con sus torpedos, panzer, y bombarderos, en forma de una  amenaza devastadora llamada mercado–que aglutinaba a todos los ejércitos destructivos del mundo, a favor de unas minorías esclavizadoras–, que era tan o más  letal y efectivo que las armas usadas contra Europa en el primer intento.

Sin duda a los historiadores les costará trabajo comprender tanta cobardía, pusilanimidad humillación y bajeza moral de los gobiernos de Europa, que prefirieron en aquel tiempo lejano, sus cómodas situaciones personales de colaboracionistas, antes que afrontar el riesgo de ponerse al lado de sus pueblos y combatir, aun a riesgo de perecer, pero sin humillación. 

Para ellos, para los historiadores del futuro, por poco sentido crítico que tengan, seguirá siendo una incógnita  por qué, si aquellos gobiernos habían sido elegidos por sus pueblos para que los representaran y defendieran, los traicionaron, de forma casi unánime, y colaborando con el enemigo ayudando a empobrecer a sus conciudadanos, hasta en el expolio de sus vidas, porque así se lo pedía su jefa, la Canciller Merkel y el llamado mercado, como arma ejecutiva de empobrecimiento de los pueblos.

Todo eso se lo preguntarán los historiadores del futuro, en el supuesto, de que, debido a la desaparición de la Civilización, no se produzca una nueva Caída del imperio romano, en este caso de la Civilización moderna, entrando en la barbarie y en una nueva Edad Media donde el idiotismo y la superstición se extienda por todo el continente, sea por medio de cualquier religión,  existente o inventada, para que cumpla la función que necesiten los poderosos, llámese nacionalismo, o con cualquier otro nombre. El fanatismo puede estar servido con cualquier excusa, si los poderosos lo consideran útil para sus intereses.

Entonces, como sucediera hace más dieciséis siglos, la Cultura desaparecerá, los avances técnicos y científicos se habrán olvidado por los métodos ya iniciados hace tiempo de ir quitando apoyo a la enseñanza; las enfermedades del medioevo volverán y nadie sabrá curarlas, debido a la liquidación de la sanidad pública;  y hasta es posible que haya quienes desde el poder digan que es mejor rezar que llamar al médico. 

Y las gentes no sabrán hacer las cosas que hoy aún consideran fáciles y elementales, porque todo se habrá olvidado en esas oscuras tinieblas ya iniciadas. En ese caso no habrá ni historiadores. Y la Humanidad habrá entrado durante otros mil años en el oscurantismo, a la espera de que vuelva un nuevo Siglo de la Luces, y volver a empezar. 

Eso, claro, si los pueblos de Europa, a la vista de que no pueden confiar en sus gobiernos, que están contra sus  propios pueblos y colaborando con los que los quieren empobrecer, no toman la decisión de defenderse, creando formas organizativas nuevas, que no estén corrompidas.

De lo contrario, de no tomar conciencia de la realidad, lo que parece un ejercicio de ficción, se tornará en realidad. Y no se olvide, que las situaciones se deterioran lentamente, a veces imperceptible. Poco a poco irán liquidando derechos para que lo vayamos asimilando, para que las cadenas, físicas o no, vayan apretando, pero sin que duelan demasiado al principio, para que nos acostumbremos al dolor, pero no de golpe. Mas, el final será el mismo: la esclavitud. 

El Imperio romano tardó tres siglos en caer. Y la Edad Media que nos tienen reservada  los poderes actuales, con todas las variantes, y hasta con los tintes modernos  que se quiera, es la misma: la esclavitud del 99%, al servicio del 1%  esclavizador. 

U.Plaza


miércoles, 19 de septiembre de 2012

SANTIAGO CARRILLO


  La escena política que hoy padecemos, de corrupción generalizada y gobiernos al servicio de los poderosos, y por lo tanto de pérdida de derechos ciudadanos, la que ha dejado en papel mojado la Constitución –que nunca se aplicó en favor de la mayoría–, los elogios que se le dedican tras su muerte a quienes fueron protagonistas, de lo que se llamó la transición, es sumamente interesada, falsa y envenenada; toda vez que no se corresponden dichos elogios, con la liquidación de la dictadura en lo que dicen fue un cambio modélico, y en en el que fueron protagonistas los ensalzados, tras su muerte. 

  Porque el resultado fue  un trasvase del franquismo, al posfranquismo, para su adecentamiento, un simple lavado de cara; pero en el que todos los resortes de poder de la dictadura (Banca, Iglesia, gran empresariado entre otros) no sólo quedaron intactos, sino fortalecidos, ¡y de qué manera!
  
   La muerte del que fuera secretario general del PCE, Santiago Carrillo, durante 22 años, e incluso muchos más ya que lo venía siendo de facto aunque figurara como tal Dolores Ibárruri, no ha sido diferente. Todo son elogios de entrada, que lo que hacen es hundir al personaje, para los que fueron los suyos. Los medios de manipulación se abonan a todo tipo de navajeo para llevar el agua a su molino, precisamente elogiando aquello que más favoreció que las cosas fueran como fueron y nos llevaran hasta aquí. 

   Conocí a Santiago en París en el verano de 1966, en una comida de despedida que el Secretario general del PCE nos ofreció a tres jóvenes de  la Juventudes Comunistas, dos compañeros, un chico y una chica madrileños y a mí, que procedía de Cataluña, a nuestro regreso de los países socialistas, tras nuestra participación en Sofía, Bulgaria, en la Asamblea de la Federación Mundial de la Juventud Democrática (FMJD), y del posterior viaje por la Unión Soviética. Después volveríamos a coincidir, ya muerto Franco, en un acto en Tarrasa, en la sede local del PSUC y en el Ayuntamiento. 

   El Carrillo que conocí en París, era muy diferente del que conocí después en España. En aquel primer encuentro me pareció un hombre de una inteligencia suprema, con una capacidad enormemente persuasiva con sus interlocutores, muy por encima del resto de los dirigentes del momento que conocí. Eso lo mantuvo toda su vida; pero del que percibí una enorme dosis de voluntarismo sobre la situación real de  España,  en aquel año de 1966. Lo que me hizo dudar, entre si realmente Santiago estaba bien informado de lo que pasaba en el interior de España –que yo había dejado hacía un par de meses–, o si lo que estaba haciendo  el secretario general del PCE era inyectándonos moral a unos jóvenes con escasa experiencia y con mucho tiempo por delante, y sin duda receptivos a sus palabras.  

  Lo que no cabía duda era de que su sola presencia, su socarrona voz y argumentación hacían que nuestras convicciones en la lucha antifranquista se reafirmaran. Prácticamente era Carrillo, él solo la reunión. Los demás camaradas –Ignacio Gallego, y Román que estaban presentes entre otros–prácticamente no intervenían.

   Pero a Santiago Carrillo le conocí otra variante que a la postre fue lo que le dio la fama que hoy elogia la derecha, y que entonces algunos lo vieron como positivo y como gran negociador. Pero había otra, que sin embargo fue lo que constituyó, a mi juicio, lo peor de Carrillo durante aquellos años. Él estaba empeñado en rodearse de  toda una serie de personajes, y afianzarse con ellos, que fue a la postre, lo que llevó al PCE, el Partido por excelencia, a su división, a la hecatombe. 

   Basta hacer un somero repaso de todos aquellos personajes, que entonces compartían responsabilidades en el Comité Central, con Santiago, para entenderlo: la inmensa mayoría de aquellos personajes hoy son furibundos defensores del liberalismo salvaje y criminal que nos está dejando, como apuntaba más arriba, sin derechos. Algunos de ellos pasaron primero por el PSOE de González, principal artífice de la liquidación de una izquierda digna de tal nombre. Entre ellos algunos señeros economistas y algunos periodistas, que hoy arrastra sus culos en los pesebres de la extrema derecha como propagandistas de las virtudes del saqueo neoliberal. Eran, como se suele decir, enanitos  infiltrados, con ideas y tareas muy concretas dentro del Partido.

 Ése fue a mi juicio el peor papel que jugó Carrillo, a pesar de que estoy seguro de que lo hizo creyendo que fortalecía el Partido en unos momentos difíciles y de crecimiento, pero con una idea patrimonialista del mismo. Los acuerdos con los que llegó con Suárez los decidía él sin contar con el Partido ni con el resto de la Dirección –si acaso con los que propiciaron su hundimiento, pero no con los dirigentes obreros–.  Tuvo más confianza en esos personajes, que no eran sino parte de la derecha, que en los trabajadores, en sus dirigentes obreros y en la organización –algunos ciertamente seducidos por él y que después acabaron dando pasos hacia el abismo cómodo de sus intereses personales–,  con los que habían hecho del Partido en el interior la gran organización de lucha y el intelectual colectivo que fue. 

   Todos aquellos personajes en realidad estaban en el Partido para liquidarlo –en el PSUC se hizo algo paralelo, con el resultado de una formación de  derechas nacionalista–, ya fuera por la vía de convertirlo en un instrumento inservible para las clases populares, o bien dinamitándolo directamente desde dentro con los mismos objetivos. 

   Después, en esa ola de alegrarle los oídos a los sectores más reaccionarios, hasta hizo elogios desde Estados Unidos hablando de la liquidación  del leninismo –otra metedura de pata–, lo que empezó a crear recelo entre la militancia, de forma burda y poco inteligente, por parte de un hombre que lo era sumamente, dejando un mensaje demoledor dirigido a unos militantes que habían sabido convertir el viejo partido en uno moderno, pero que habían sido educados en unos principios a los que no estaban dispuestos a renunciar, aunque  Carrillo y algunos otros nos lo vendieron como un acto avanzado y de inteligencia política. 

  Así el partido, es decir sus militantes, cayeron en un estado de incertidumbre y de luchas internas, que fueron aprovechadas por la derecha ya colocada en cargos de responsabilidad en el Partido, con el preciado apoyo de los medios, que apostaron por los sectores de la derecha, que movían el cotarro, al tiempo que desprestigiaban a los comunistas. Y entramos en barrena, liquidando o anulando la única fuerza política digna de tal nombre, durante la dictadura.

  Y lo que muchos militantes de la época no llegamos a comprender, fue que Santiago Carrillo, una vez expulsado del partido, por los mismos que él alimentó y mimó, en lugar de tratar de hacer un análisis de la situación con muchos militantes, que sin estar de acuerdo con él y sus últimas derivas, eran sus camaradas, sin embargo, y podían enderezar la situación; y que se dedicara a crear más divisiones, creando otra formación si pena ni gloria, y en la práctica liquidando lo que quedaba de aquel gran Partido de la clandestinidad. 

   Si alguien tiene dudas de lo que digo, respecto a lo nefasto que fue aquel enamoramiento con aquellos personajes por parte del secretario general,  yo invito a que los aficionados a escarbar en los acontecimientos de la época en el PCE,  recuperen los nombre de muchos de aquellos que se llamaban, eurocomunistas  y que estaban en la Dirección –en el Comité Ejecutivo y Comité Central, y hasta en el Secretariado–, y vean qué recorrido hicieron, dónde están ahora, dónde acabaron. Es muy aleccionador. 

   Santiago Carrillo en sí mismo es un gran trozo de la historia de España, al que hay  tener en cuenta y rendirle el merecido homenaje tras su muerte. Pero Carrillo era lo que era, porque en la España de la dictadura, muchos hombres y mujeres crearon con su sacrificio, con su abnegada lucha, una organización fuerte, tolerante y democrática; y que al final fue dinamitada por fuerzas diversas y ambiciones, ajenas, pero también  interiores,  cuando llegó lo que creímos iba a ser una democracia y no un lavado de cara de la oligarquía, la que apoyó el golpe franquista, para aparecer como democrática. Hoy vemos los trágicos resultados para las clases populares.

  Como hombre de izquierdas, no me cabe más que rendirle mi humilde homenaje a un hombre que con todos sus aciertos y errores, es parte de la historia del movimiento obrero. Pero los elogios que estos días le prolifera la derecha, no lo dejan en buen lugar. A parte de que el que fuera republicano, se olvido arteramente de la República, aceptando la monarquía como algo natural, de forma humillante para los miles de españoles que cayeron luchando por la República.

U. Plaza


lunes, 17 de septiembre de 2012

LA ENCRUCIJADA DE ARTUR MAS


      La encrucijada en la que se encuentra el valido del reino  de la Generalitat, por cesión temporal del creador de la dinastía de Pujol–, que como es obvio desea entronizar en el cargo a su vástago, el Príncipe del Paralelo, como continuador de esta monarquía–, se ha metido en un verdadero berenjenal, aunque  todavía sea titular de la corona, de la parte norte de la Plaça de Sant Jaume.

     Ante las embestidas de la familia Pujol y su Corte, con el ultra reaccionario Felip Puig, Conde de Plaza de Cataluña y Lugares de Protesta, como pretoriano de sus majestades, que controla el reino y a los monárquicos convergentes, el cada vez más arrinconado rey Artur, (Mas) no ha tenido más remedio que dar un paso adelante y radicalizarse él mismo, con la intención de que todos aquellos fundamentalistas del reino de la independencia, lo vean a él, y no a l´hereu–al menos todavía–, como el verdadero garante de ese futuro prometedor, de convertir  el reino La Catalonia, en el próspero y democrático Montenegro o Kosovo, estos atomizados de la antigua Yugoslavia, modelos muy sugerentes para el inventor de la cosa.

    En realidad, lo que se está disputando, como en los antiguos reinos godos,–en los que sólo la mitad de sus reyes murió en la cama–, son ambiciones de familias, de intereses, sobre todo intereses, es quién se coloca la corona, para lo cual, poco importan los métodos utilizados. Y los actores en litigio movilizan a sus huestes de fanáticos para su particular cruzada, sus príncipes de condados descontentos con el rey presente, con la promesa de nuevas aventuras, en cuyas conquistas los hiciera más poderosos a ellos, aunque sea a costa de tener el reino más pobre de todos los reinos de Europa.

     La división existente en la casta convergente hay que verla en ese espacio de sucesión, en la que, el que ciñe la corona no está dispuesto a ceder, a pesar del escaso apoyo con el que cuenta entre su ejército, ya que éste es tan voluble como diverso, que pasa de un frente a otro, sin demasiados problemas, si el rey les garantiza diezmos y primicias, sobre todo fruto de las conquistas, con las espada del  decreto en mano, ya sea con el botín  de  la sanidad o en la enseñanza públicas, o por vías arcanas de palacios musicales o similares vehículos en revisión.

Ante el descabellado talibanismo del creador de  la dinastía que esperaba que el valido dejara el puesto en cuanto se lo pidieran,  y negarse éste, para contentar a los más ultras, al Rey Artur no se le ha ocurrido otra cosa que imitarlos, con una fuga hacia adelante, creando un monstruo que se le puede ir de las manos, y perecer–políticamente–en el intento. 

    Porque, dígase lo que se diga, ruedas de prensa y declamaciones para los oídos de los ultras de la estelada de cachorros convergentes, Mas no es un independentista irredento, como no lo fue Pujol mientras reinó, sino posibilista, y claro, chantajistas a corto y medio plazo, para lograr sus objetivos políticos inmediatos; y mientras tanto seguir con la corona y el reparto de títulos nobiliarios–o inmobiliarios–y todo lo que eso representa. 

      Porque de lo que se trata, es de que con una mano se sea independentista para contentar a los ilusos que se lo creen, comprando el reino de Utopía, y votando, y con la otra que ese amplio sector de catalanes centrados que se sienten catalanistas,  e incluso sin serlo, pero sin riesgos ni abismos inciertos–que son mayoría–, también los vote. Este sector ya ha mostrado su inquietud y nerviosismo por la deriva de CDC, que pude llevarse  por delante la federación de la derecha, con UD, que por boca de Durán, se dice federalista. 

   Pero como las ambiciones de poder son de difícil control, ambos sectores se han enzarzado en una disputa, dándonos patadas en nuestro culo, para ver cuál de él coloca a su candidato en el trono en la próximas cortes del reino, que Artur no quiere convocar aún, pero sí la Casa Real, con el rey Pujol a la cabeza, para colocar a los suyos. 

    Y como las ambiciones también ciegan, Artur Mas, en lugar de serenarse y hacer un discurso de tranquilidad y de confianza a todos sus súbditos, con barretina o sin ella, ha  equipararlo (el discurso) al del contrincante, que tan bien les suena a los oídos de los ultras, que constantemente les calienta el Príncipe del Paralelo y su destronado padreque ya se ve con la testa coronada

Difícil salida la del rey Artur. 

U. Plaza


martes, 11 de septiembre de 2012

EL ONCE DE SEPTIEMBRE , SIN FALSOS MITOS BURGUESES, QUE LOS TRABAJADORES SÍ HAN DE RECORDAR





"SEPAN USTEDES QUE MUCHO MÁS TEMPRANO QUE TARDE, DE NUEVO ABRIRAN LAS GRANDES ALAMEDAS POR DONDE PASE EL HOMBRE LIBRE PARA CONSTRUIR UNA SOCIEDAD MEJOR" 

Salvador Allende,

Hoy, once de septiembre, pero de hace 39 años se cometió uno de los crímenes más horrendos contra un pueblo, alentado, propiciado y llevado a cabo por el terrorismo de Estado de los Estados Unidos, utilizando a traidores, mercenarios del ejército chileno, que se pusieron al servicio de los intereses económicos y políticos extranjeros y de la casta parásita del propio Chile. 

Miles de torturados y asesinados; miles de exiliados que se vieron obligados a huir de su país para salvar sus vidas; millones de chilenos que pasaron de una esperanza democrática de futuro, al más criminal oscurantismo fascista. Ese fue el balance de aquella barbarie del gobierno vecino del Norte, que no admitía que los ciudadanos de los pueblos  decidieran sus destinos sin la tutela de las grandes corporaciones de Estados Unidos, que hacen y deshacen a capricho, de forma colonial, imponiendo a los pueblos la más absoluta dependencia; pueblos que ellos consideraban. y aún siguen considerando, su patio trasero. "América para los americanos"...del Norte, claro, y de las castas privilegiadas. 

Como dijo el  artífice del golpe de Estado,  el genocida Kissinger–al que la Academia sueca, con una miopía reiterativa sospechosa, otorgó el premio Nobel de la Paz– ante el hecho de que los chilenos votaran a Allende y a la Unidad Popular: "no podemos permitir que un pueblo vote equivocadamente", es decir, en contra de los intereses de los amos. 

Hoy, tantos años después, hay que recordar aquel once se septiembre como una de las salvajadas del terrorismo de Estado de los Estados Unidos, de la llamada  "democracia" yanqui, para que los pueblos no olviden quiénes son sus enemigos. Y para que los ciudadanos del mundo miren hacia adelante. Hoy, cuando la barbarie del sistema capitalista que está llegando al fin de su ciclo, pero que precisamente por eso es mucho más peligroso y letal, porque es capaz, como estamos viendo, de llevar el hambre a los pueblos, a todos los pueblos, incluso a aquellos que se creían a salvo, por la explotación más inhumana que se ejerce contra los pueblos colonizados del llamado Tercer Mundo. 

Hoy, la insaciable ansia de ganancia atoda costa, hasta de la supervivencia de la propia Humanidad como especie, ha llegado a extremos impensables sólo hace un lustro. Hoy los grandes exterminadores han ocupado todos los resortes del poder en el mundo, liquidado las apariencias de democracia, y se han quitado la careta; están dispuestos a cometer todo tipo de genocidio global, imponiendo el retroceso social en todo el mundo, al tiempo que las fortunas se van concentrando cada vez en menos manos. 

Es necesario que los ciudadanos del mundo, en un 99% ya víctimas de las grandes corporaciones, a las que sirven lacayunamente los gobiernos locales,  tomen conciencia de que lo que se está haciendo es un Golpe de Estado Mundial, como el que tuvo lugar en Chile hace 39 años, cuyo único objetivo, como lo fue aquel, es imponer una férrea dictadura sobre la mayoría, cada vez indefensa. 

Puede parecer más silencioso por estar siendo llevado a cabo espaciado en el tiempo, pero con resultados demoledores para todos los ciudadanos del mundo. Se trata de liquidar todos las ventajas que ha logrado la Humanidad en su permanente desvelo y lucha, y regresar a la esclavitud, que sólo formas aparentes las diferencian, como vemos hoy con la eliminación de los derechos laborales, que poco a poco van liquidando, con sueldo de hambre, y utilizando la represión sin el menor disimulo.

El Once de septiembre que hay que recordar, fuera de mitos interesados de la derecha saqueadora de todo pelaje, y sus servidores, es el de Chile, que afectó y afecta a todos los trabajadores del mundo y clases populares. 

U. Plaza

sábado, 8 de septiembre de 2012

LAS CORTINAS DE HUMO, Y LAS MENTIRAS DE LOS MALOS GOBERNANTES TRAMPOSOS

Los malos gobernantes siempre necesitan buscarse un enemigo exterior para justificar sus fracasos y echarles las culpas. Lo hacía Franco cada vez que lo necesitaba, envolviéndose en la bandera, diciendo que atacaban a España; convocando a sus huestes de fanatizados patriotas, que gritaban como energúmenos en la Plaza de Oriente, contra los países que nos envidiaban por todas las virtudes patrias y de raza, de las que por supuesto carecían los extranjeros. 

Todo se completaba con una eficaz campaña propagandística, que los medios del Movimiento Nacional llevaban a cabo durante el tiempo necesario. A pesar de lo cual, y como sucede siempre,  cifras de asistentes falseadas a parte, no dejaba de ser una ínfima minoría los que acudían a aquellos eventos organizados desde el poder, muchas veces por el paseo gratis a la capital, bocadillo incluido. La inmensa mayoría de los ciudadanos bastante tenían con tratar de salir adelante como podían, del desastre del régimen, para tratar de paliar el hambre.

También lo utilizó Jordi Pujol durante sus tedioso, pésimo y estéril mandato patriotero, cuando tuvo problemas con los asuntos de Banca Catalana, envolviéndose en la senyera,  acusando a los demás–a la Justicia y a Madrid–, no de que quisieran esclarecer el oscuro asunto, sino de que atacaban Catalunya. Y como Franco, trataba de identificarse con el país, para salir airoso. Entonces Pujol no fue tan lejos como ahora en sus delirios, cuando tenía responsabilidad de gobierno. Ahora, como el viejo Cebolleta, reverdece viejas batallas que él no hizo, para que los fanatizados del Frente de Juventudes de la Estelada, imberbes y moldeados chicos de institutos, en fanatismos de películas que ya hemos visto en otros escenarios trágicos. 

Es lo que hace ahora Artur Mas. Tras prometer "un gobierno de los mejores", que quedó en una caricatura mediocre y sin norte,  con algún tránsfuga que nadie serio hubiera admitido sin entrar en barrena en el desprestigio de los políticos, ya en estado de descomposición; en una campaña de mentiras–después lo emularía Rajoy–en la que prometió una gestión que mejoraría el desastre amontillado, que imitó a la derecha y sus delirios patrioteros–, lo que no era muy difícil mejorar–, empezó el saqueo de la sanidad y la enseñanza públicas, cuando había prometido lo contrario. 

Cuando la corrupción  que cerca al partido de la derecha catalana, más ultra que nunca, aliado del PP que sostiene su gobierno; cuando los niveles de la enseñanza están bajo mínimos con fracasos escolares tercermundistas, que no son más bajos porque han bajado el listón para enmascararlos, y que irán a peor por el saqueo en la enseñanza, y que sólo los supera los de Valencia. Cuando las protestas de los ciudadanos, en sanidad, la docencia, el funcionariado de todos los sectores se multiplica por doquier, el pésimo gobernante Artur Mas, recurre al mismo truco que de siempre: La culpa es de los otros.

Y para eso, anticipándose a su fracaso manifiesto, puso en marcha todo el aparato propagandístico del régimen, que en Cataluña está totalmente a su servicio, con escasos medios independientes, por no decir ninguno, en una nueva fuga hacia adelante, convirtiéndose en partido independentista, para contentar a lo más reaccionario de los sectores rancios de la sociedad catalana, olvidándose de que gran parte de sus electorado de la pequeña y mediana burguesía catalana, es catalanista, no independentista, nada aventurera.

Artur Mas, en sus pugnas dentro del propio partido de la derecha, contra el clan Pujol,  que controla el ultra Felip Puig, con la ayuda del jefe del invento, se ha visto abocado a ir más allá, convocando desde el poder y los pesebres tan mimados por estos pagos, una demostración independentista y patriótica a la antigua usanza, involucrando a muchos sectores que inconscientemente se han creído el discurso, sin pararse a pensar que están, una vez más, siendo utilizados por el poder en su beneficio, del clan familiar convergente. 

Sin medir las consecuencias de lo que hará el día 12. Porque la inmensa mayoría de ciudadanos, cada vez más súbditos en esta especie de monarquía de CDC, hereditaria como no puede ser de otra manera para no desentonar, ni se preocupará de otra cosa que de sus asuntos. Pero incluso los participantes, una vez que los efluvios del fanatismo patriotero se hayan calmado; cuando la gente con la estelada en ristre regrese a la dura realidad del saqueo sanitario, del despido de miles de trabajadores y profesionales, del repago sanitario y de las medicinas; de la expulsión de miles de ciudadanos de sus casas para favorecer a los banqueros que han llevado al desastre a la sociedad; y los ataques  que proyectan saquear en un inmediato futuro, tendrán que vivir en el permanente acoso que el mal gobernante Artur Mas les impone, favoreciendo a las grandes fortunas, a las que se niega a subir impuestos. Y se darán cuenta que todo fue una cortina de humo, y que son tan víctimas como el resto de los catalanes, del engaño, incluido de los que a río revuelto, desde las otras familias nacionalistas de la burguesía–ERC y los iniciativos, que culminan aquella traición que llevaron a cabo al "asesinar" al PSUC. Hoy los iniciativos se han quitado la careta y se muestran parte integrante de la derecha. La pregunta es ¿qué pintan los de EUiA junto a estos personajes de la derecha?

Porque la adrenalina que insuflarán a los incautos, la cruda realidad la hará desaparecer de inmediato. El paro creciente, los comedores sociales, el rebuscar de miles de personas entre los contenedores para poder dar de comer a sus hijos, aunque sea una vez al día; la corrupción galopante  y los privilegios de los de siempre–las 400 familias que lo dominan todo–(Millet), seguirán disfrutando de sus privilegios, sin importarles el griterío, mientras los manipulados ciudadanos hablan de la independencia, sin darse cuenta de que de quien hay que independizarse, es precisamente de ellos, de los privilegiados, que también estarán en la manifestación, porque la dirigen ellos, porque son los beneficiarios. 

Toda esta realidad, no ilusiones, seguirá ahí el día 12. Y que el trilero Mas no  cambiará nada. Y, aunque en los últimos días ha tratado de rebajar el listón, por algún toque de atención de la gran burguesía catalana, a la que importa un bledo lo que no sea sus cuentas corrientes, que les aseguran sus empleados del gobierno; y según Durán "ya no es una manifestación independentista, sino catalanista",  lo cierto es que la irresponsabilidad de un mal gobernante se ha inventado un monstruo que después no podrá dominar. 

Y, en esta aventura, casi todos los partidos, de lo que no es otra cosa que el PUC (Partido Único Catalán)–¿el Movimiento Nacional?–, han seguido el guión que marcaba la derecha liquidadora de CiU, de los servicios públicos.  Y hasta los que se llaman de izquierda, que cada vez lo cree menos gente, se han apuntado al evento patriotero de Mas, olvidándose, si es que en algún momento lo han tenido presente, de que ese partido es el artífice, la clase social que nos esta dejando sin derechos en Cataluña, sin sanidad y sin enseñanza públicas. 

Pero esos partidos llamarán a acudir al aquelarre del día 11,  a esa especie de Plaza de Oriente catalana, para ayudar a que la derecha saqueadora pueda tapar sus vergüenzas con ese velo patriotero, y para que la gente se olvide de que el mal gobernante los está llevando a la miseria. 

Aquellos trabajadores, que por decisión de sus dirigentes sindicales o políticos que enarbolan los mismos símbolos de la derecha, y que acudan a su llamamiento, deben pensar que desfilarán junto a los mismos que les están llevando a que cada día se tengan que manifestar en protesta contra sus decisiones políticas, del expolio de lo público. 


Que los esclavos desfilen junto a los amos, no es precisamente muy emancipador, aunque haya dirigentes que se sientan en la necesidad de unirse al amo, ¡vaya usted a saber por qué!, aunque se pueda adivinar. Los trabajadores debes saber quiénes son sus enemigos, por más patrioterismo con el que adornen sus cadenas en forma de decretos, y sean endulcoradas  por consejos desde pretendidas posiciones de izquierdas, que abandonaron hace mucho tiempo.

U. Plaza