La derecha española, siempre está considerando que los privilegios le son otorgados por decisión divina. Por eso no acaba de entender que la justicia los persiga cuando alguno de ellos es pillado en fraude. Y cuando lo hace monta el escándalo y pone en funcionamiento el ventilador de la basura tratando de culpar de sus manejos a los otros, sean jueces, fiscales, policías o a los contrincantes políticos; tratando de que el ventilador esparza un velo por todas partes, para que la gente crea que todo de lo que se les acusa, por muchas evidencias policiales y judiciales que haya, es en realidad una campaña contra su honorabilidad; la misma por la que no hacen nada para restablecerla expulsando a todos los corruptos que tengan en sus seno, sin la menor dilación.
Hemos visto a la derecha del PP tratando de capear el temporal, cuando no disculpar directamente a la legión de corruptos del Caso Gürter, que afecta a la Comunidad Valenciana, en todas sus provincia, con ramificaciones en Madrid.
Es de una absoluta falta de respeto a los ciudadanos que los directa o indirectamente implicados todavía no hayan sido echados del partido; o por lo menos dejar claro que el bientrajeado Camps, no será candidato a la presidencia de la Generalidad, haciéndolo dimitir. A él y al resto de los que hayan implicados.
En lugar de eso, un día sí y otro también, es confirmado en su puesto, sea por Rajoy–incapaz de poner orden en ese tema si molesta a los barones–sea por algún destacado miembro del partido, siempre argumentando que existe una campaña contra ellos. Naturalmente con los medios de manipulación que controlan, que son inmensos.
En lugar de eso, un día sí y otro también, es confirmado en su puesto, sea por Rajoy–incapaz de poner orden en ese tema si molesta a los barones–sea por algún destacado miembro del partido, siempre argumentando que existe una campaña contra ellos. Naturalmente con los medios de manipulación que controlan, que son inmensos.
Es lo que está haciendo también la derecha catalana, Convergència Democràtica de Catalunya, con el caso Millet, el del saqueo del Palau de la Música Catalana. Acusan a los investigadores, y por tanto al fiscal y a los contrincantes políticos, de hacerlo por la proximidad de las elecciones.
Esa es la preocupación de la derecha catalana, que se airee y que lo sepan todos los ciudadanos, que han recibido presuntamente mucho dinero del tal Millet, para financiar el tinglado que puso en marcha Pujol y del que disfrutaron durante 23 años del cortijo, o masía, catalana.
La derecha nacionalista catalana, es más identificable por ser tan de derechas como toda la derecha. No en su supuesto nacionalismo patriotero –que eso sí, sabe utilizarlo a la perfección para sus intereses manipulando a los ciudadanos de buena fe–, porque ellos miden el patriotismo en función de sus posibilidades y el volumen de sus cuentas corrientes. En definitiva, es la derecha y tan derecha como toda la española. Al fin y al cabo sus mamás los pare y ellos se reúnen, paliando al clásico. Sus intereses, diga lo que diga en momentos puntuales, muy bien orquestados, haya o no "notorio notario mediante y mediático", son iguales.
Tampoco ellos hacen nada para eliminar a los corruptos –ahí está Pujol dándole todo su aliento y comprensión a Lluís Prenafeta y a Maciá Alavedra, los pretorianos, en su doble sentido, como hombres de confianza del ex, y como enfangados presuntamente en la corrupción del caso–.
También CDC ponen en marcha el ventilador y culpan a los de fuera de lo que sólo es su responsabilidad. Porque nadie está exento de que en su casa aparezca un corrupto. Lo malo en aceptarlo y no hacer nada razonable–no culpar los investigadores, fiscal y demás– para demostrar que si han aparecido, serán expulsados. Y si alguien lo vuelve a intentar que sepa que no habrá titubeos. Ahí está la solución, no en hacerse las víctimas.
Tampoco ellos hacen nada para eliminar a los corruptos –ahí está Pujol dándole todo su aliento y comprensión a Lluís Prenafeta y a Maciá Alavedra, los pretorianos, en su doble sentido, como hombres de confianza del ex, y como enfangados presuntamente en la corrupción del caso–.
También CDC ponen en marcha el ventilador y culpan a los de fuera de lo que sólo es su responsabilidad. Porque nadie está exento de que en su casa aparezca un corrupto. Lo malo en aceptarlo y no hacer nada razonable–no culpar los investigadores, fiscal y demás– para demostrar que si han aparecido, serán expulsados. Y si alguien lo vuelve a intentar que sepa que no habrá titubeos. Ahí está la solución, no en hacerse las víctimas.
U. Plaza
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