La masacre a una iglesia católica de Iraq, no es algo casual. Esa barbaridad también hay que encuadrarla en lo que tan eufemísticamente suelen llamar "daños colaterales". Y ya son demasiados daños que pagan todos los ciudadanos por una decisión tomada por "los señores de la guerra", esta vez del Imperio, decisión de un demente iluminado, puesto al servicio de los intereses de las grandes compañías petrolíferas y las constructoras, que para ganar dinero en la reconstrucción, primero debían destruir para que el negocio fuera rentable. Que eso costara decenas de miles de vidas, era secundario para los calculadores del crimen masivo.
Para eso se inventaron todo aquello de la existencia de armas de destrucción masiva, que como todos sabemos resultó falsa. Y que trató de convencernos el entonces presidente Aznar, muy en su papel de servidor lacayo del emperador, que por cierto todavía no ha pedido perdón, tan católico él.
Los "daños colaterales", se siguen produciendo como si fuera fruto de lo inevitable, como un fenómeno natural, cuando todo se debe a la irresponsabilidad de los que llevaron a cabo la invasión de Iraq como estrategia geopolítica de dominación del mundo.
Pero los culpables, aquellos cuatro, que no tres, de la foto de las Azores–el orate Bush, y sus dos fieles servidores, Blair y Aznar; pero también el portugués Barroso, son los que debieran rendir cuentas. Por lo menos debieran hacerlo ante un Tribunal que juzgara crímenes contra la Humanidad, por causar tanto daño a gente inocente como los ahora asesinados en esa iglesia católica donde se cuentan por más de medio centenar los muertos.
Pero nada de eso sucederá; todo lo contrario: Aznar sigue diciendo desde las FAES(¿Falange Española?) a todo el que tenga el mal gusto de oírlo, que la invasión fue justa. Y este hombre, para nuestra vergüenza, fue presidente de España. El que puso a dedo al que quiere convertirse en el próximo presidente, del mismo partido que e ideas que el que lo designó.
"Los daños colaterales" como se sabe acaban siendo daños para los mismos de siempre: los ciudadanos inocentes. Hay que ser muy cautos para evitar que otros daños nos lleguen, si es elegido el candidato de Aznar, y empiece a privatizar la Sanidad y la Enseñanza; que, aunque ahora no lo digan, de vez en cuando tiene un lapsus y se les escapan las intenciones. Y es que los traicionan el subconsciente. Ya ha dicho Rajoy que hará lo que en el Reino Unido, es decir despedir a medio millón de trabajadores públicos. A veces, queriendo contentar a los que pueden hacer negocio con la Salud Pública o con cualquier otro tema. y serán los más débiles quienes lo pagarán.
Los daños colaterales podemos tenerlos mucho más cerca de lo que parece, y podemos sufrirlos de inmediato los ciudadanos normales. La protección que exhiben ahora de defensa de los trabajadores y de los pensionista es falsa. Cuando hablan de ello los ciudadanos deben entenderlo como un aviso a navegantes: harán todo lo posible por alcanzar el poder como sea, mintiendo y prometiendo lo que no harán. Después ya aplicarán su proyecto que nada tiene que ver con los trabajadores y menos con los pensionistas. Ellos, de daños colaterales saben mucho. Sólo hay que seguir su trayectoria, de dónde vienen y sabremos adónde van.
U. Plaza
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