Circula por la Red una página con vídeo de propaganda corrosiva que pide el boicot a los productos catalanes. Dicha página acaba firmada como una supuesta organización de izquierdas, a la que llaman "Iberia Roja", pero que expide un tufo fascista que apesta. Ninguna organización de izquierdas, democrática, sería tan burda y canalla para semejante montaje, que se aleja de toda lógica, y que se denuncia por ella misma como parte de la extrema derecha. Cualquier boicot a los productos, sean catalanes o de cualquier otro lugar de España, sólo contribuye a crear discordia entre los ciudadanos españoles menos avisados y de buena fe.
Porque lo primero que hay que decir, es que el boicot a los productos que se fabrican en Cataluña, como en cualquier otro lugar, son elaborados por los trabajadores y contribuyen al sostenimiento de muchos puestos de trabajo, de miles de familias. No sólo favorecen a esa burguesía, que también, como en todas partes.
Aquellos que se crean semejante despropósito de boicotear a los productos catalanes, hará el caldo gordo a todos aquellos que en uno u otro lado desean que las cosas no funciones con un mínimo de racionalidad entre los catalanes y el resto de los españoles, y será un río revuelto donde pescará todo tipo de descerebrados y oportunistas. Porque no es cosa de estos supuestos y camuflados como "rojos ibéricos"-que como digo apesta a fascismo del más burdo–, también en otro lado los hay tan talibanes y tan fachas, aunque luzca barretina, que les debe apretar tanto que no les deja que el riego sanguíneo funciones con toda normalidad.
No es la mejor manera para solucionar nuestras discrepancias sobre cualquier tema, con llamamientos de ese tipo. Todo lo contrario, eso sólo contribuye al empobrecimiento de la comunidad, sea ésta la catalana o la de cualquier otro lugar de España.
Hay que estar alerta y denunciar a estos manipuladores que, dicho sea de paso, le hacen propaganda al periódico de la ultra derecha, La Razón, que aparece en el vídeo; y también a los que hacen lo contrario: llamar al boicot a los productos de otras partes de España, de triste memoria de algún conocido inefable politicastro converso al nacionalismo catalán. Los catalanes, mayoritariamente, no estamos por esa labor, como tampoco en las aventuras de algunos de los que antaño colaboraron con la dictadura, y ahora son iguales de reaccionarios, pero eso sí, utilizando la identidad como excusa para sus propósitos. Son dos caras de la misma moneda. Fascistas que de tanto discrepar, acaban por coincidir. Los ciudadanos deben adquirir aquellos productos que les interesen, por su calidad y gustos, no para alimentar el odio y los delirios inconfesables, intereses e intenciones. No les hacen ningún favor a los trabajadores de esas industrias catalanas–o de donde sean– a las que se llaman a boicotear. Si semejante despropósito tuviera efecto, los primeros que sufrirían las consecuencias serían sus honrados trabajadores que se verías abocados al pacto del hambre. No así las burguesías que cuentas con recursos suficiente para no padecer dichas consecuencias. Esto último debe ser suficiente para entender que el llamamiento apesta a fascismo: ¿a quién beneficiaría? Desde luego a los trabajadores y a los ciudadanos normales, no.
U. Plaza
No hay comentarios:
Publicar un comentario