Cuando en una sociedad una minoría se apodera de los medios de comunicación, es fácil falsear la realidad y convertir lo blanco en negro, lo desastroso en óptimo, la mentira en verdad y ésta en mentira.
Es lo que sucede en Cataluña donde los dos partidos de la derecha nacionalista se han apoderado de todos los medios de comunicación, privados por la vía de la subvención con el dinero de todos, y los públicos, obviamente también, porque los pagamos todos. Y una sociedad en la que no haya prensa a disposición de todas las opiniones, no puede llamarse democrática; es más, está en vías de la intolerancia, del miedo y de ahí a una dictadura más o menos larvada al principio, y descarada después, sólo hay un paso.
De haber unos medios de comunicación democráticos, el titular hubiera sido si duda algo parecido al que encabeza este humilde artículo. Porque si nos atenemos a las propias cifras que has dado los organizadores, es decir los dos partidos de la derecha, CDC –sin Unió– y ERC, con el apéndice del CUP, sobre los "encadenados", lo cierto es que la inmensa mayoría de los catalanes no hemos seguido las consignas de esa derecha, la misma que nos está dejando sin sanidad pública, porque estos patriotes, piensan más en sus negocios que en la supuesta patria, que como todos debieran de saber, va ligada a sus cuentas corrientes, no siempre limpias. Y esta operación no es más que una operación financiera más, que esperan les rindan sus réditos, a cuenta del moderno y gran toco mocho que prometen al desinformado ciudadano –o que se "informa" sólo por los medios controlados por el régimen–, entre ellos, que "viviremos más años con la independencia". Hasta ahí llega la manipulación de los sacerdotes de la nueva religión.
La mayoría de esos ciudadanos, más de seis millones –según las infladas cifras dadas por los portavoces del régimen–, no han querido "encadenarse". Ciudadanos que deben tener muchos motivos y muy diversos para no hacer caso de los cantos de sirena de un gobierno más interesado en sus delirios identitarios que en los problemas reales de la gente. Y sin duda algunos de ellos, acaso se identifiquen con la idea de fondo de los "encadenados" por la derecha tramposa. Pero son tantos los problemas que los aquejan, precisamente por la acción o no acción y desgobierno de Cataluña desde hace ya tanto tiempo, que han preferido intentar salir adelante sin proclamas patrioteras que sólo ayudan a que los que les están arruinando a vida lo sigan haciendo con mayor ahínco.
Así que no es cierto que “Cataluña haya salido a la calle a "encadenarse”. Todo lo contrario. Ha salido una parte y por las razones propagandistas antes descritas, sin duda respetable. Pero la mayoría lo que desea es precisamente deshacerse de las cadenas que una minoría, eslabón tras eslabón, a través de la escuela y los medios de comunicación públicos secuestrados, y los privados subvencionados, en sus manos, ha ido enlazando.
Ubaldo Plaza
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