Parece que después de tanta parafernalia subvencionada, de cara a “encadenar” Cataluña, la mayoría de los partidos se han desenganchado; esperemos que sea por haberse dado cuenta de que iban a validar el desgobieno de ERC, que ejerce Artur mas por delegación y permiso de Junqueras.
Así que sólo apoyan la fuga hacia adelante de la aventura independentista los dos partidos de la derecha catalana ERC y CDC –Unió, que forma coalición con ésta, se ha desmarcado, pues aspira a tener futuro político, el que Mas está dilapidando. Estaba cantado que la particiàción del PSC e ICV validarían las desastrosas políticas llevadas a cabo por quien nos está dejando sin sanidad pública, y vendiendo nuestro patrimonio para hacer negocio. Cuyo principal actor es Ruiz al servivio de la sanidad privada, el mismo que le ha negado al Sindic de Greuges, hacer algo para solucionar el problema de la desnutrición infantil en Cataluña.
A este desvarío se suma también la CUP. Que salvando evidentemente las distancias políticas e históricas, me ha recordado estos días que he releído a Stanley Payne, a la Falange. El que teniendo un programa de nacionalización de la Banca, reforma agraria, expropiación de los latifundios, derechos de los trabajadores en las empresas, etc., todo un sin número de mejoras anticapitalistas, su enemigos eran la izquierda, a la que combatían, y de qué manera, aliándose con la derecha, cuyos objetivos compartían.
Lo mismo que entonce muchos ingenuos creyeron que estaban luchando por la justicia social desde Falange; me pregunto si no habrá honestos e idealistas jóvenes del CUP, que también crean que apoyando a Convèrgencia a extender su cortina de humo para que la gente se olvide del saqueo del patrimonio público, están luchando por esa misma justicia social que dicen reivindicar. Cualquier fuerza política, si no quieren hacer de tontos útiles, deben mirar primero cuáles son sus aliados, por puntuales y limitados que sean, y si sus amistades son peligrosas. O, si en el caso de la CUP, en realidad se sienten cómodos junto a la gran burguesía que se ha quitado a careta y hoy es más ultra que nunca. Recordemos que en la primera comparecencia en el Parlament, el diputado de la CUP se ofreció a Artur Mas, en clave patriotera, "como un catalán de Zamora", como reafirmando que a pesar de lo cual, era auténtico; lo que ya es un síntoma, de por dónde van las razones de clase, muy por detrás, si es que las hay, de sus patrioteros objetivos.
Ubaldo Plaza
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