Los bochornosos espectáculos a los que hemos asistido los españoles con un par de días de diferencia, primero en el cacicato de Artur Mas y después en el feudo de Mariano Rajoy, debieran entrar en los tratados de psiquiatría.
¡Y que haya ingenuos –o caraduras– que a esto lo llamen sin inmutarse democracia! Cuando ningún político, cuando llega el momento en que son pillados con el bote de mermelada abierto y vacío –las arcas públicas–, el hocico impregnado de ella, tenga la suficiente entereza moral y ética para irse a casa, es un diagnóstico claro de la enfermedad que padecemos de falta de democracia y de los mínimos principios morales.
Estos días ha pasado por dos veces en España. Una en el Parlamento de Rajoy; la otra en el parlament de Artur Mas. Como todo el mundo sabe, un político puede robar y mostrarse, mientras no se sepa "digno"... hasta que lo pillan, o se pone en entredicho su comportamiento. Pero aquí son pillados y no cambian ni el rictus. Lo niegan y basta. Y a aguantar para ver si escampa.
Y no hay mecanismos democráticos EFICACES para desengancharlos del sillón, para nuestra vergüenza. Y lo peor es, como vimos en el Parlament catalán y el Parlamento español, que tampoco la ética alcanza a sus correligionarios del partido que apoya al gobierno. Los mismos que se engolfan y apoyan contra viento y marea al que saben, que como mínimo, ha hecho algo que no es correcto, y que lo invalidada para el cargo.
En el caso Catalán aún es peor porque ERC apoya al partido que según el juez se ha beneficiado de actos de corrupción. Al menos en el español todos los partidos han reprochado al PP su silencio y la huida del presidente para no dar explicaciones. Aunque es muy aleccionador que CiU, con Duran a la cabeza en la capital de la República, no pidiera la dimisión de Rajoy ¿Por qué será?
Esto cada vez está más podrido. Y hay que cambiarlo todo. Y ya que no es la ética lo que prevalece en el comportamiento de los gobernantes, ni tampoco de la de sus coros pretorianos correligionarios, hay que legislarlo con suficiente claridad para que al mínimo mal comportamiento puedan ser excluidos del cargo.
En "cualquier país de nuestro entorno", como gustan decir a los caciques de esta tierra, cuando se trata de aplicar las órdenes que llegan de esos países, represión para hacerlas efectivas incluidas, habrían dimitido hace mucho tiempo.Tanto Mas como Rajoy. Y aunque también tengan mecanismos legales para resistir, no lo hacen porque los primeros que le vuelven la espalda son sus compañeros de partido que dan por amortizado al sujeto, considerado como un lastre a partir de que se conocen sus "hazañas".
Aquí se convierten en un poderoso clan de intereses, prietas las filas, se numantizan en defensa de sus cargos muy bien remunerados, prebendas incluidas, o ensobrados. Seguramente porque están en situación delicada. Si no ¿cómo es que ningún diputado o cargo importante de los partidos que gobiernan se sonroja ante los escándalos, y dimite sin más y demuestra no ser cómplice con el presunto corrupto?
Ubaldo Plaza
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