LA REPÚBLICA ESPAÑOLA |
Este año llegamos al aniversario de la proclamación de la Segunda República española con más razones que nunca para reivindicar la Tercera. El régimen salido de la trampa que constituyó la mal llamada transición pergeñada y dirigida por el franquismo, tal como lo había diseñado el dictador, ha llegado a su fin.
LA PLAZA DE SAN JAUME |
La falta de de instrumentos democráticos efectivos para controlar al poder; el desprecio que éste muestra constantemente hacia los ciudadanos que pagan sus prebendas. Ciudadanos a los que no se les permite participar en la vida democrática más que en una puesta en escena cada cuatro años, tras la cual nada puede hacer para modificar verdaderamente las agresiones del gobierno. Y que cuando los abusos antidemocráticos, regresivos hacia la dictadura, que hacen que el ciudadano se rebele, la única respuesta del poder sea la represión del gobierno sobredimensionado, de los privilegiados contra el pueblo, víctima de sus negocios y corrupciones. Como estamos viendo en la escalada que el gobiernos ultraderechista del PP, digno heredero de épocas que algunos creían pasadas.
Gobierno que pone el marcha todo tipo de represalias con multas y sanciones y falta de libertades– pa lo que le dan su apoyo la derecha salvaje catalana de CiU y vasca del PNV, sin que falte alguna voz de apoyo de algún otro personaje privilegiado que otrora dijo ser "socialista", hoy asalariado de lujo de una multinacional privatizada– ayudando al régimen en su cometido represivo.
Poca gente hoy cree que el actual régimen, nacido del lavado de cara de la dictadura para adecentarla y hacerla pasar por democracia, tenga futuro. El régimen pos franquista que hizo que los beneficiarios de la dictadura salieran reforzados–la Banca, la Iglesia y la oligarquía en definitiva–, ya está caduco, por más que los que se benefician de él sigan queriendo apuntalarlo y mantenerlo con respiración asistida, como hacen los dos partidos del régimen por antonomasia, y los de los cacicatos, mientras millones de personas siguen siendo víctimas de los privilegiados.
La corrupción galopante en todas las instituciones, con permanentes trabas a los jueces que desean limpiar de corruptos la vida pública, con leguleyos métodos de demora, que impiden que aquellos que están bajo sospecha sean expulsados de sus cargos de inmediato, y se eternicen en los mismos. Pudiendo pasar años antes de que se ventilen las responsabilidades, muchas de las veces con la prescripción de delito. Cuando no se utiliza el indulto para librar a los delincuentes de guante blanco de cualquier sanción.
Que ante el escándalo del fraude financiero, que con el apoyo de su gobierno le está haciendo pagar a los más pobres, no haya ni un banquero en la cárcel, demuestra que los supuestos mecanismos democráticos no existen. Ni siquiera la Constitución es válida, toda vez que sus artículos no sirven para nada, pues esta derecha insaciable y corrupta los incumple sin que haya forma legal de imponerla de forma efectiva.
La Constitución habla del derecho a la vivienda, al trabajo, a la sanidad, a la enseñanza. Todo es papel mojado. La misma derecha que disfrutó de la dictadura continuó en el poder –que en el gobierno hubiera un partido que se llamara "socialista" no cambió nada, todo lo contrario, validó el mismo–. Esta derecha no podía asimilar ni siquiera leves derechos ciudadanos, y aprovechó el fraude financiero para liquidar las conquistas sociales logradas durante más un siglo.
Ante el cada vez más evidente regreso a formas y métodos dictatoriales por parte de los poderes, en el 82 aniversario de la proclamación de la la Segunda República, es fundamental cerrar el paréntesis que se inició con el golpe de Estado de aquellos felones de las fuerzas reaccionarias, la guerra provocada por el mismo, la larga dictadura y la transición posfranquista, que nos ha llevado a este estado de corrupción generalizada.
Reivindicar hoy la República, es un acto de necesidad democrática y de regeneración pública que nos lleve a la normalidad, rota por los que deseaban que España no entrara en la modernidad. Son las mismas fuerzas que a marchas forzadas liquidan hoy los derechos de la mayoría.
La lucha hoy por la Tercera República Española no es ya ni de lejos una reivindicación nostálgica, todo lo contrario. Lo nostálgico obsoleto es mantener una monarquía que impuso un dictador, que hace aguas por todas partes, a la par que el resto de la instituciones, que no sirven al ciudadano. Los que aún no lo entienden así, algunos desde supuestas posiciones "socialistas", la Historia los arrollará y les pedirá cuentas si no reaccionan, en lugar de segur sosteniendo el tinglado.
La bandera republicana es hoy el estandarte de unidad de toda persona, de todo sector democrático, independientemente de las ideas particulares que cada uno tenga. Las que deberá defender en una República en la que los mecanismos democráticos no sean burlados para beneficio de los de siempre.
¡POR LA TERCERA REPÚBLICA! ¡CONTRA LA CORRUPCIÓN! ¡POR UNA JUSTICIA DEMOCRÁTICA! ¿POR GOBIERNOS NO SOBREDIMENSIONADOS E IMPUNES! ¡CORTES CONSTITUYENTES!
U. Plaza
U. Plaza
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