Ante la actitud chulesca de la banda de saqueadores de la Sanidad Pública del nuevo tripartito de la derecha más troglodita–Congència, Unió, y un PP marcando los tiempos del saqueo a sus ya descarados nuevos socios preferentes–, en una orgía de inmoralidad depredadora, en un menàge a trois de mercadeo; pero también con el silencio cómplice de un PSC descontrolado, desahuciado –y no precisamente por los delincuentes financieros–; así como la nula eficacia del resto de los partidos que se siguen reclamando de la izquierda, en la denuncia del mayor hachazo contra los intereses públicos hasta la fecha.
Porque la gravedad del expolio es de tal magnitud que no está la situación para perder el tiempo sólo en interpelaciones parlamentarias de salón de educados contrincantes, en un teatro de farsas, de nula utilidad; sino para dar una respuesta contundente al insaciable latrocinio del trío ejecutor, desde dentro y desde fuera de los cómodos soportes de sus bien remuneradas posaderas.
Al cada vez más rápido desmantelamiento de los servicios sanitarios, que llevará a la muerte a muchas personas que no podrán ser atendidas en un goteo permanente, de crímenes silenciosos y anónimos, se corresponde una gran huelga general del sector que lo paralice para hacer retroceder la atrocidad urdida por los mercaderes. Pero debe ser una huelga en la que nos impliquemos todos los ciudadanos, porque la inmensa mayoría somos las víctimas del saqueo de CiU y sus cómplices.
También los partidos que siguen afirmando con la boca pequeña que están contra la liquidación de la Sanidad deben salir de sus torres de marfil y denunciar junto a los ciudadanos y al colectivo sanitario el mayor robo de derechos sociales de la historia reciente.
Igualmente hay que decir de los paralizados y ausentes sindicatos llamados mayoritarios, que debieran movilizar con todas sus fuerzas a sus afiliados, no sólo en sanidad, sino a todos los niveles. Sólo así lograrían recuperar parte de la confianza perdida por la sociedad, para dejar de caer en picado en cuanto a desprestigio. Lo que se ventila no es, por importante que eso sea, sólo el puesto de trabajo de miles de trabajadores sanitarios; lo que realmente está en juego en la liquidación de la sanidad pública y la financiación de la privada con fondos públicos, a la que no tendrán acceso más que aquellos que puedan pagárselo, retrotrayéndose la salud ciudadana a tiempos de principio del siglo XX. Será volver a épocas en la que, en lugar de una sanidad de derecho y de calidad para toda la población, pasará una de beneficencia propia de un país subdesarrollado.
Por eso es tan importante que toda la población se implique solidariamente en la huelga general sanitaria que sin duda deberán convocar los trabajadores del sector, para impedir que nos la roben para que florezcan los negocios de clínicas y hospitales privados, además con dinero de la sanidad pública.
U. Plaza
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