¿Le olerían bien las garras al sátrapa? |
Porque suponíamos que Rubalcaba estaba en el Consejo de Ministros, y con una cartera muy relevante del gobierno, en el que se decretaron las mayores agresiones a los ciudadanos que se conocen en tiempos recientes. Y que si bien el gobierno nunca tuvo "veleidades izquierdistas", tampoco en su programa figuraban los recortes sociales a los trabajadores, favoreciendo a las insaciables patronales, recortando derechos laborales, hasta el punto de ponerlos al borde de la total indefensión, frente a una patronal envalentonada, viendo cómo el gobierno trabajaba para ellos descaradamente. Ese mismo gobierno que entregó miles de millones a la banca para sanear sus maltrechas cuentas por su mala gestión, sin limitar sus beneficios y favorecer el crédito; que se hubiera propiciado de haberse nacionalizado los bancos que necesitaron dinero público, en lugar de permitirles que siguieran en las mismas, y que además exhibieran su chulería frente a los más débiles, sin aceptar que tuvieran bastante con quitarle la casa, sino que pudieran tener como rehén al hipotecado y a sus familiares futuros. Recordemos que eso sí lo votó el PSOE, de consuno con el PP. Ahora, Rubalcaba dice que eso es injusto, y adelanta algunas mejoras propuestas por el 15-M, porque se ve en la oposición y toca la fase de izquierdas.
Nos preguntamos si cuando se les bajaron los sueldos a los trabajadores funcionarios y a muchos que no lo son, y se congelaron las pensiones, el señor Rubalcaba estaba de acuerdo o no; si cuando Rodríguez Zapatero dio un salto en el vacío hacia su total conversión al liberalismo económico, en una acción política servil y humillante con los delincuentes financieros llamados mercados, tuvo algo que decir, y si lo dijo. En todo caso sí sabemos que en todo momento apoyó las agresiones y el giro a la derecha del gobierno del que participaba. Y es cierto que el que manda en el Consejo de Ministros es el presidente, pero sabemos que ante semejantes medidas alejadas de la "fórmula para salir de la crisis", que dice tener, tampoco dimitió, al percatarse del aberrante camino de su jefe, aberrante bajo el punto de vista de alguien que se llame no ya socialista, sino simplemente coherente con un gobierno que ganó las elecciones con otro programa muy diferente.
Por eso tienen que haber serias dudas de la sinceridad y las intenciones de Rubalcaba. Porque, una vez más se repiten las andanzas históricas de los que se hacen llamar socialistas, de izquierdas, sólo cuando están en la oposición. Por un lado reprime a los ciudadanos, en su condición de ministro de Interior afirmando su autoridad, lo que lo aleja de lo que proclama para su futuro inmediato. Y por otro, sabiéndose ya desahuciado del poder, dice tener la fórmula para salir de la crisis, al tiempo que habla de los banqueros y la necesidad de ponerles coto, cuando no lo dijo en su momento, cuando correspondía hacerlo. Pero es que en ese constante baile de la yenka, de izquierda–derecha–derecha-izquierda, no se compromete lo más mínimo, ya que siempre podrá decir que no puede aplicar sus políticas, porque está en la oposición.
U. Plaza
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