La actitud claramenete xenófoba del la derecha, es algo que lleva en los genes en más o menos grado, en función de las circunstancias. Por ejemplo si la situación económica es boyante para la especulación y los negocios, todo cabe y suele considerar beneficiosa la emigración, por lo que de fuerza de trabjo barata representa, y como ejército de reserva laboral para negar mejorar salariales a los trabajadores autóctonos.
Por el contrario, cuando la situación es de profunda crisis, entonces han de inventar enemigos para así poder seguir engañando a los ciudadanos, y culpar de la situación a otros para que los menos avisados no caigan en la cuenta de que son ellos, los dirigentes especuladores, los verdaderos culpables de la situación, a la que han llevado a la sociedad por su egoísmo en lograr ganancias rápidas y escandalosas.
Se suele atribuir dichas actitudes xenófobas a la extrema derecha, bandera que iza con orgullo, como están haciendo el concejal del PP de Badalona, sin que su partido no sólo no lo rectificque, sino que apoya todas sus propuestas, como hace la "boquita de piñon" de la presidenta del PP catalán, al que da su apoyo el pusilánime Rajoy, el mismo al que no le importa que un candidato esté imputado por la justicia. También pululan grupos como el de Anglada en Vich, que se aprovechan del descontento que crea la situación, sobre todo por parte de sectores atrasados de la sociedad, incapaces de señalar a los verdaderos culpables.
Y siendo todo eso cierto, la realidad es que con estos personajes ultras, se establece una especie de cortina de humo, que hace que los árboles no nos dejen ver el bosque. Porque en realidad es toda la derecha, aunque como decimos, dependiendo de las circunstancias, si hay o no negocio, que sus vísceras racistas y fascistas afloren, con la excusa que sea, si eso les puede hacer ganar un puñado de votos de esos sectores.
Es sabido que CiU, desde que recuperó el poder en Cataluña – si bien es cierto que el PSC le ayudó por copiar al nacionalismo y olvidarse de su electorado natural–, se ha escorado de forma escandalosa hacia la derecha, como estamos viendo con sus agresiones a los más débiles con los recortes sociales en diversos departamentos como son sanidad y la Enseñanza, para favorecer a sus amigos, cosa que por otra parte siempre hizo Pujol desde que se sacó de la manga el invento de derechas, con aureolas populistas, que suelen ser las más engañosas, porque recurren a los sentimientos, y como se sabe, estos incontrolables.
Ahora, a pesar de que la Generalitat no tiene atribuciones, el Consiglieri de la cosa, Artur Mas, pretende expulsar a los emigrantes que no sepan catalán; y lo presenta como patriótico y como algo normal, cuando en realidad lo que intenta es que en el río revuelto de desesperación y descontento de muchos miles de catalanes ante el desastre provocado por ellos, por políticos y banqueros, los ciudadanos viren la vista hacia los emigrantes y los conviertan en culpables. Y recurre a los más bajos instintos, como son los viscerales del nacionalismo, que como toda religión es irracional. No se atreven–todavía– a decir que lo que de verdad les molesta es que haya emigrantes que ya no les son útiles para sus negocios. Y en lugar de exigirles comportamiento cívico, aplicando la ley como a todo el mundo, se sacan de la manga lo de la lengua, mintiendo sobre "la lengua propia de Cataluña"–una irracionalidad más–, a sabiendas que le resultará mucho más rentable remover las vísceras primarias, que decir la verdad, que pondría en evidencia que la derecha que representa CiU, es tan salvaje como toda la derecha con a que pacta si es necesario. Eso, dígase lo que se diga, lo vista como lo vista, Mas o su compañero ideológico aunque milite en otra tribu todavía, Ernest Maragall, se llama fascismo. Y responde a un ideología concreta y a una actitud de clase determinada: la derecha pura y dura.
U. Plaza
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