Rodríguez Zapatero parece que ya se considera así mismo amortizado y digno de quedar ante la Historia como el mejor representante de los desastre del capitalismo salvaje y depredador, obedeciendo ciegamente todo cuanto le ordenan allende los Pirineos y desde el Imperio. Incluso va a ser capaz de superar a Felipe González en los servicios prestados y en destrozo de la izquierda, cosa que nos parecía hasta hace poco harto imposible.
Ahora, de nuevo obedeciendo las órdenes recibidas de sus jefes en los contubernios de los insaciables dueños del mundo, vuelve por sus fueron el que sin el menor rubor se nos vendió como de izquierdas y hasta como socialista, a imponernos nuevos recortes a las clases populares, mientras sus jefes, los poseedores de las grandes fortunas siguen cada día marcando la diferencia y aumentando sus escandalosas e inmorales ganancias, como muy bien se ha publicado, ya sin siquiera intentar disimularlo.
Siempre se ha sabido que las socialdemocracias han sido los mejores gestores del capitalismo, pero intentaban que por lo menos hubiera el reparto de ciertas migajas que permitieran que llamáramos a una sociedad desigual "estado del bienestar". Ahora, descaradamente los jefes de la misma socialdemocracia, escandalosamente se ponen en primer posición de firmes ante la voz de mando del gran capital especulativo, para que no sea necesario que ellos mismos, con sus partidos de derecha salvaje lo pongan en práctica, y les allanan el camino.
Rodríguez Zapatero se sabe amortizado y anulado ya para seguir sirviendo con eficacia sus jefes, y echa el resto como último gran favor antes de que la Historia lo coloque, como a su predecesor González, el el estercolero de la ignominia de la Historia de los infiltrados de la derecha en el campo de la izquierda.
Todo esto es ya harto sabido y fácil de comprender. Lo que ya no lo es tanto es la pasividad con que los dirigentes del partido socialista se han dejado arrastrar hacia el abismo, con una pasividad propia de enajenados sólo con el precedente que ya mostraron en su día con el caudillo González, el más cercano precedente de la conversión de un proyecto que se prometía socialista, en un instrumento más de la derecha.
La derrota que se avecina, aunque recaerá en principio sobre los barones y otros miembros destacados del partido socialista que perderán sus prebendas en sus feudos, por su incomprensible pasividad ante la demoledora agresión a las clases populares de su secretario general y presidente del gobierno; pero seremos todos los ciudadanos los que pagaremos la subida de la extrema derecha, ya con el camino allanado, no porque esta sea masivamente votada por la izquierda, sino porque el asqueo lleve a una masiva abstención, vía ésta para la llegada al gobierno de la derecha pura y dura, en lugar de votar a otras opciones.
Lo estamos viendo en Cataluña, donde de forma escandalosa, CiU se han quitado la careta, y ya sin ningún reparo, se alía con el antes denostado PP y con la extrema derecha de Laporta y López Tena en sus aventuras descabelladas –que aunque estos dos estén a la greña en el reparto del oso aún no cazado, siguen siendo peligrosos–, y se apresuran a llevar a cabo los recortes sociales en Sanidad y Enseñanza. Para lo que cuentan con la valiosa ayuda de un antiguo socialdemócrata antes en el PSC, regresado a su lugar natural: la derecha pura y dura.
U. Plaza
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