Un Estado moderno ha de prepararse para abordar eventualidades de catástrofes naturales, sean incendios, sequías o de cualquier otra índole que pueda crear problemas a la población. Un Estado invasor sólo se prepara para impedir que los ciudadanos del terreno invadido, pueda recuperarlo, armándose hasta los dientes, cueste lo que cueste.
El pavoroso incendio que asola Israel, ha demostrado las carencia en cosas tan importantes. Un Estado terrorista como Israel tiene otras prioridades; y prevenir una posible catástrofe natural no es lo que más le preocupa, y no se preparan para eso. Es prioritario para sus gobernantes reprimir y aterrorizar a los ciudadanos que están siendo esclavizados en su propia tierra, como le sucede al pueblo palestino. El mismo jefe del gobierno derechista israelí ha reconocido su absoluta falta de prevención.
Decenas de muertos es el balance provisional. Es una catástrofe, pero el Estado israelí que es el mejor armado y que tiene el presupuesto militar más gigantesco y terrorífico del mundo, que gasta una desorbitada millonada en la represión contra los palestinos, amén de río de dinero que le llega de los fundamentalistas estadounidenses. Ese Estado no es capaz de sofocar un incendio, porque no entra en sus planes la prevención; se ve impotente para apagar un incendio por falta de medios y ha tenido que pedir ayuda a numerosos países para extinguirlo. Es curioso que los que reprimen y asesinan hasta a cooperantes que intentan que los niños palestinos reciban algo para que no mueran de hambre, ahora piden ayuda, cuando su potencial dedicado a la muerte de los demás, sería suficiente para sofocar el fuego y para evitar que miles de personas vivan, si dedicaran parte del presupuesto a la vida y no a la muerte. Es la forma curiosa de gastar el denero, solo para la muerte...de los demás.
U. Plaza
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