jueves, 21 de octubre de 2010

PELIGROSAS PRACTICAS

La falta de una cultura política democrática en España hace que alcaldes corruptos u otros cargos diversos de la política, sean reelegidos por los ciudadanos, no sólo sin que sean castigados en lo más mínimo, sino  incluso de forma entusiástica; la mayor de las veces porque el partido en cuestión, en lugar de atenerse a los hechos juzgados por los tribunales, desde el minuto inicial del escándalo, empiezan las acusaciones contra la policía, los fiscales o los jueces, naturalmente acusándolos de colaboradores de sus contrincantes políticos, del gobierno. Luego ponen sordina, pero aquellas críticas quedan en el ciudadano. Los votantes, que por esa falta de cultura política democrática, enseguida se ponen al lado del corrupto, defendiendo a los que consideran los suyos, y acaban justificando el enriquecimiento rápido de los encausados. Es decir, lo que debieran ser una losa insuperable para cualquier cargo público,  que lo obligara a dimitir de forma inmediata y repudiados por los ciudadanos, acaba siendo beneficioso para seguir mangoneando con toda tranquilidad.

Lo mismo parece ocurrir con algunos partidos que utilizan la xenofobia como elemento electora. Independientemente de los problemas que acarrea la emigración en zonas muy castigadas por la pobreza, en un contexto de crisis económica, el discurso fácil de echarle todas las culpas a los emigrantes y atribuirle todos los males y  conflictos–algunos reales–, entre otros habitantes de los barrios en peor situación.  Es una forma muy peligrosa de desviar la atención sobre los verdaderos problemas que aquejan a la sociedad, y sobre todo dejar de lado a los verdaderos culpables, que naturalmente viven en zonas mucho más cómodas y al abrigo de cualquier conflicto y con muy saneadas economías.

Es lo que está pasando con el  señor Albiol, representante del PP en Badalona, que ha abierto la caja de Pandora, no sólo en Badalona, sino en Cataluña y veremos si no se extiende a toda España, si sus conmilitones se dan cuenta de que en este momento le es rentable, precisamente por la situación por la que pasan muchos ciudadano. La rentabilidad electoral, recurriendo a los más bajos instintos humanos. 

El señor  Albiol, cuando ha sido requerido para que declare por su presunta prácticas racistas, en lugar de ir con la lógica preocupación ante el juez, ha contado con el apoyo incondicional de la cúpula de su partido, y ha convertido dicho acto en un valor añadido. Y ha concentrado, como si de un mitin electoral se tratara, a la gente en su apoyo, en lugar de ser visto por los ciudadanos como algo ajeno a la democracia, y con la normalidad de una actuación judicial.

Los ciudadanos se quejan de actitudes de algunos emigrantes y la dificultad para su adaptación, pero hay que decir que la culpa de que se haya llegado a esta situación es de los poderes públicos que de forma poco responsable, en momentos de euforia económica y de mano de obra barata, no tuvieron en cuenta la situación que podría crearse. Es eso lo que se tiene que armonizar, no utilizarlo de forma artera para lograr votos de los ciudadanos que sufren también la situación de insolidaridad que el capitalismo salvaje, con sus buitres en los centros de poder, nos han llevado hasta aquí, naturalmente con el apoyo de sus empleados los políticos. 

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