martes, 25 de febrero de 2014

EL CORSÉ DEL DEBATE Y "SU" ESTADO DE LA NACIÓN, NO DE LOS ESPAÑOLES

Hoy se pone en marcha otra de las escenificaciones del  régimen que, como las elecciones, con una ley electoral antidemocrática, sirve a los partidos del sistema para venderlo como "el no va más de la democracia".

No vamos a entrar ahora en todas y cada una de las múltiples razones que existen para negar que el régimen salido de aquella farsa llamada transición, sea una democracia (basta ver los deshaucios,  y el apoyo que el régimen da a los estafadores de la banca, entre otros), sino que fue una operación para lavarle la cara a la dictadura, y para que siguieran mandando y aprovechándose los mismos de siempre, la oligarquía. 

Pero es que ni siquiera la escenificación es mínimamente democrática, ni trata de simular serlo. Resulta que los diputados que durante el año disfrutan de toda una serie de privilegios, sobre todo “trabajando” muy pocos días comparado con los que  han de hacerlo los que no hayan sido expulsados del mundo del trabajo por la ley esclavista de imposiciones laborales del PP. Los que tiene un sin fin de vacaciones que abochorna al más pintado, cuando llega un día como el que escenifica, el llamado Estado de la Nación, que evidentemente nada tiene que ver con el verdadero estado de los españoles, hasta esa puesta en escena es encorsetada con la más absurda de la limitación de tiempo para intervenir los grupos, que a todas luces es insuficiente.  

Y los espectadores tienen que oír desde la radio o la tv, cómo machaconamente el presidente del Congreso está dando el coñazo con su reiterado, “vaya acabando”.  Y si se trata de un diputado de alguna minoría, obviamente incómodo al régimen, hasta le puede retirar la palabra de forma insultante, y hasta "democráticamente" y de forma hortera, como nos tienen acostumbrados algunos de los presidentes, o que hace sus funciones como sustituto/a

Se dirá que de no haber límite de tiempo el debate se haría eterno. Y dicho así parece cierto, y ya se encarga el pesebre mediático de insistir en ello, barriendo para casa (la del amo, claro). Pero entre el encorsetamiento impuesto por los partidos del régimen y el tiempo ilimitado hay un abismo. 

Porque no pasaría nada con que en un debate que se hace una vez al año, salvo que pase como el año pasado, que a Rajoy deseoso del plasma, y huidizo de la realidad, no le interese y lo suspenda, es la única vez que los ciudadanos tienen la oportunidad de asistir a ese circo en el que en lugar de repartir pan, reparten demagogia. 

Y no pasaría nada en alargar el debate un par de días más, aunque hubiera que rebajarlos de los días de asueto. Porque una vez dicho varias veces lo que se quiere decir, entonces sí que el debate entra en la necesidad de acabarlo, por agotamiento de los temas. Pero claro, parece que una cosa es el circo, y otra el pan, y sobre todo el proyecto y las intenciones de los amos del circo. 

Porque si hay tiempo suficiente para que las minorías se expliquen, no para ellos,  los diputados favorables al régimen, sino para los que lo están viendo, a lo mejor resulta que los ciudadanos se enteran de que hay otras soluciones verdaderamente democráticas para España que no pasan por los dos partidos del régimen bipartidista y monárquicos del canovismo de la Segunda Restauración. Y que esa solución puede ser la República, que devolviera la normalidad, rota hace 78 años violentamente. 

Y quizá la gente se dé cuenta de que precisamente es la existencia de este régimen encorsertado del bipartidismo, lo que constituye el problema, como ya anuncian todas las encuestas. Y votarían opciones verdaderamente democráticas alejadas del caciquismo imperante, nido de toda corrupción, que abriera la posibilidad de participación ciudadana. 

Que hasta el tiempo  de debate lo hayan privatizado, ya demuestra por sí mismo la ínfima calidad democrática del régimen y de los principales actores a los que no interesa mucha profundidad en las discusiones. Prefieren salir del paso y hasta la próxima puesta en escena.


Ubaldo Plaza


domingo, 9 de febrero de 2014

!SORPRENDENTE!

   Durante muchos años la monarquía ha estado blindada con un pacto de silencio y complicidad de los partidos beneficiarios del régimen, principalmente los dos que han hecho del turnismo canovista la  forma de disfrazar de democracia una partitocracia  oligárquica y corrupta. 

    Tanto la derecha que se dice centro del PP como el centro que se dice izquierda del partido que se sigue llamando socialista, a pesar de defender el mismo sistema económico injusto que nos ha traído hasta este estado de desigualdad y ya de hambre en muchos sectores,  han sido defensores de ese blindaje a la monarquía, aunque eso negara la democracia misma, incluso con la parámetros de desigualdad que engendra el capitalismo. 

  Todo cuanto se refería a la monarquía estaba rodeado de la propaganda, ensalzando magníficas actuaciones de los miembros de la casa real, o por el silencio de todo aquello que no convenía airear. Hablar de la monarquía era para elogiarla siempre, nunca para criticar nada, por leve que fuera.Todos los medios imitaban de una u otra forma  a las revistas que ensalzan a los poderosos y a los famosetes, como consumo para la pobre gente que ha de ver lo bien que viven unos pocos, mientras que la mayoría asisten a sus banquetes y desproporciones desde el escaparate, ahondando así la baza principal por la que esto es posible: la ignorancia del pueblo. 



  Pero como nada es eterno, poco a poco la sociedad ha ido rompiendo el blindaje que nos aseguraba que la monarquía era inmaculada, casi divina en sus comportamientos, éticos, familiares y de cualquier índole; para lo cual la propia institución, con el Borbón a la cabeza, ha sido la que más ha puesto de su parte para que se llegara a desmitificar todo el entramado urdido a lo largo de los años para hacerla imprescindible, campechana y hasta democrática, a pesar de que en ningún momento se les preguntó a los españoles si querían la monarquía decidida por el dictador, o preferían volver a la normalidad democrática, truncada por un golpe de Estado, es decir a la República. 


   Durante muchos años nos presentaron una familia feliz y sin mácula. Y cuando apareció en escena Cristina Borbón nos vendieron su imagen y su persona, no como una princesa de cuentos de hadas para que llegara el príncipe y la desposara para hacer el reino feliz; sino como una mujer moderna, intelectualmente activa, culta y capaz de ganarse la vida con su trabajo, por su inteligencia. Nadie en su sano juicio viéndola entrar y salir de su puesto de trabajo en la Caixa, u oyendo sus declaraciones podía dudar de que así fuera.

   Hasta que aparecieron los casos de presunta corrupción del marido de Cristina, Urdangarín,  en los que  todo el halo de perfección se hunde. Y cuando el juez imputa a la hija del Juan Borbón, se pone en marcha todo un arsenal de defensa de  Cristina, hija del Jefe del Estado, por más que éste afirmara en su mensaje navideño ¡maldita la hora!, que la justicia era igual para todos. 

  Y sin el menor rubor el presidente de gobierno, el plasmado Rajoy, que tiene una oportunidad de oro para callar, habla. Y demuestra una vez más que el traje de presidente del gobierno le viene grande,  adelantándose a los tramites judiciales  proclamar la inocencia de Cristina.  Como mínimo queda fatal en boca de un importante cargo político, y más en la del primero del Ejecutivo que hace que podamos pensar cualquier cosa nada en esa línea de "la justicia es igual para todos". 

   Porque semejante afirmación la puede hacer cualquiera, menos él ni ningún miembro del gobierno. Además se puso en marcha una curiosa figura jurídica hasta ahora desconocida –según dicen los que saben–, como es el Fiscal Defensor de Presuntos Delincuentes Notables. Y hace todo lo posible por evitar que Cristina sea imputada; es más, logra que sea desimputada, que según dicen es cosa rarísima. Seguramente, y a tenor de los hechos, en las cátedras de Derecho deben estar trabajando a la desesperada para que semejante nuevo, e importante figura de fiscal defensor se la aprendan los alumnos, sin lo cual carecerán de la preparación suficiente para deambular por los tribunales.

     Y, cosa curiosa: resulta que una vez el juez argumenta y reitera la imputación de Cristina, la que creíamos una  mujer moderna, intelectualmente activa, culta y capaz de ganarse la vida con su trabajo; con tablas suficientes para andar por este difícil mundo, ha resultado ser una pobre esposa-víctima que sigue los dictados de su marido, que la engaña haciéndole firmar papeles que la comprometen al 50 %  en  negocios sucios y montajes de empresas para recabar,  dinero público, aprovechándose de que  su esposa es hija del jefe del Estado. ¡Menuda faena! Con lo que, como dijera el delincuente Matas, podía tener todas las puertas abiertas, porque "era el Duque de Palma".

   Sinceramente, no me lo podía creer. La declaración ante el juez me ha dejado fatal. Que aquella mujer que creíamos estaba muy por encima de la mediocridad media de la casta política que manda y fabrica parados y enriquece banqueros corruptos y empresarios esclavistas, también  resulte ahora una dependiente en todo de lo que decide su marido en cuanto a chalaneos, sin que se le ocurra preguntar de dónde ha salido el palacete de Pedrabes, o "de donde saca p´a tanto como destaca".  No sé, pero a mí me va a costar mucho rehacerme de esta frustración inesperada. Porque es sorprendente. 

  Ubaldo Plaza




martes, 21 de enero de 2014

EL PSC, EL HEREJE A DERRIBAR, COMO AYER LO FUE EL PSUC

El PSC debe plantearse la realidad: que nunca en estos treinta y tantos años de su existencia han ganado unas elecciones regionales. Y que,  sin embargo los que lo dirigían –los que hoy saltan como panteras defendiendo las posiciones de la derecha nacionalista–, son los responsables de que haya sido así; eran los que mandaban. Poco les importaba que el PSC no alcanzara el poder, toda vez que su clase, la derecha nacionalista, ya estaba mandando. Los valores  reaccionarios de la derecha que ellos defienden, ya estaban asegurados por CiU. Los que dirigían el PSC en realidad, como clase social eran beneficiarios del poder de la derecha, aunque no sus bases ni mucho menos sus votantes. El PSC era un instrumento funcional para captar votos obreros, para que todo siguiera igual. 

Es muy sintomático –ya es un clásico– que las  tres formaciones de la burguesía nacionalista catalanas, CiU, ERC e ICV-EUiA, hayan aplaudido la ruptura del PSC, justamente en lo único que durante estos treinta y tantos años ha hecho bien, tratando de no imitar, al menos totalmente,  a los nacionalistas. 

En estos momentos, desde todos los sectores del nacionalismo y su pesebre mediático subvencionado con dinero público, están enfilando sus armas contra el PSC. Y entra dentro de la lógica de los que consideran que Cataluña es una finca particular suya, a lo pujoliano. Y se les rompe el juguete con el que estaban acostumbrados a jugar, con el PSC como principal compañero de juegos. Por eso hay que atacarlo, para, si es posible, hundirlo. No por el razonamiento del debate político, sino con las malas artes a que la derecha nacionalista nos tiene acostumbrados: todo lo que no sea lo que manda su Iglesia, es enemigo de Cataluña.  Todo el que no acate los evangelios decimonónicos de esta derecha alicorta,  de sacristía y campanario es un hereje. Por lo tanto hay, primero que deslegitimarlo, para después enviarlo a los infiernos, si es posible con todos los pronunciamientos del Santo Oficio de los santones del régimen, y si es posible previo su paso por la hoguera.

Y ahora los socialistas, que parecen haber recuperado parte del sentido común de lo que dicen ser, y quieren ser otra cosa diferente del nacionalismo, son los enemigos a abatir. Y el papel que antes jugaba suicidamente como hemos visto al final, lo ocupa el sector de la burguesía representado por ICV-EUiA. Éstos han pasado –por el demarque del PSC– a ser primeros mayordomos en lugar de estar relegados a ser segundos, como lo han estado tanto tiempo. Es su oportunidad de subir en el escalafón que les otorga la gran burguesía, al permitirles que los acompañen en sus aventuras si más no, como  pajes de la nueva Corte.

Que te aplaudan tus enemigos, como ha hecho la derecha nacionalista a los desertores de la disciplina del PSC, sin que éstos se sonroje,  que ven peligrar su trabajo en favor de la derecha, no es el mejor cartel para seguir llamándose socialistas. Pero eso importas poco. Basta leer el comunicado de rebelión del sector nacionalista del PSC donde sólo hablan de soberanisme, nació, drets nacionals, etc., pero nada de la clase obrera, nada de los 800.000 parados,  nada de los desahucios, nada del expolio sanitario, nada de la corrupción y de los imputados que se sientan en el parlamento catalán, a los que debieran estar permanentemente pidiendo su dimisión y responsabilidades.  Y se olvidan de que, al menos nominalmente se definen como socialistas.

Es muy posible que debido al acoso y las malas artes, por ahora los del PSC sigan perdiendo puntos, pero si no caen en el terreno de la ambigüedad –y nos tememos que así sea–, y que en lugar de deshacerse del enemigo en casa, hagan un juego de bolillos, un pasteleo,  los dejen dentro del partido, aplazando el problema.  Pero si se comportan como la gente trabajadora espera de ellos, como socialistas, sin duda volverá a ser un partido en el que mucha gente confiará. Eso sí, repito, sin ningún atisbo de ambigüedad. Porque eso de decir que son catalanistas en un disimulo permanente, es un eufemismo vergonzante del nacionalismo, que un partido de izquierdas no puede utilizar. O se es nacionalista, y por tanto de derechas, y a ver si se entera la izquierda en toda España, o se es socialistas. Lo demás es seguir mareando la perdiz, que al final se la comen los que hoy nos dejan sin derechos sociales en Cataluña: la derecha nacionalista corrupta.

Tengo profundas divergencias con el PSC, precisamente por sus posiciones nacionalistas, entre otras muchas. Pero ante los brutales ataque que está recibiendo por parte de toda la fauna defensora reaccionaria del régimen, por decencia, no hay más remedio que ponerse al lado de la víctima. Me recuerda  la actitud de la derecha para ayudar a los que liquidaron el PSUC hace ya más de 30 años, que dejaron a Cataluña sin partidos de izquierda. El PSC, junto al resto del nacionalismo  también jugó esa baza abriendo sus puertas a muchos del PSUC, y dándoles aliento. Al final lo liquidaron desde dentro, pero con la ayuda de fuera. Hoy son los iniciativos los que parece que les ofrecen la gloria a los disidentes del PSC. La historia se repite, aunque en campos diversos. 


Ubaldo Plaza 

viernes, 17 de enero de 2014

SE ACABÓ LA FICCIÓN


Los que hicieron todo lo posible para liquidar a la única fuerza política que de verdad luchó contra la dictadura franquista –el PSUC–, muy en la lógica de la derecha, han acabado siendo los mamporreros de Mas, olvidándose de que con esa actitud se les ha acabado  la gallina de los huevos de oro de las apariencias.

Mientras los socialistas del PSC, que eran los que se habían convertido en una copia casi exacta de CiU, apoyando los disparates del nacionalismo, con un permanente harakiri –nunca ganaron unas elecciones por imitar a CiU–, se bajan del tren, (al que los subieron los díscolos que hoy reciben parabienes de la derecha por votar con ella), los iniciativos eran sus más fervientes defensores.

Si bien desde que decidieron que el Partido de los comunistas catalanes era un estorbo para la burguesía, y por tanto ya entonces defendían los intereses de ésta, a la que pertenecen, durante muchos años han utilizado eso que en Cataluña llamamos fer la puta i la Ramoneta, para seguir engatusando a muchos electores que se creían de verdad que votaban a una opción, si ya no de izquierdas,  porque eso era obvio, sí al menos lo parecía por estar en un terreno confuso, aparentemente popular; de hablar de izquierdas mientras se pergeñaban acuerdos con la más impresentable derecha en Cataluña.

Hoy los iniciativos ya han quemado todas sus naves y se han quitado la pintura del camuflaje; y se han subido por entero al carro del ultra Junqueras y de su títere desbocado, Artur Más. 

Todos aquellos trabajadores, comunistas incluidos,  que aún seguían prestando oídos a la dirección de ese sector de la burguesía, han podido enterarse de que, en realidad a los iniciativos se les ha acabado el discurso progresista al apoyar a la derecha. Pretendían que el PSC siguiera por la misma senda que ellos, sin duda para así enmascarar mejor su verdadera cara de servidores de la derecha, o parte de ella. Y a pesar de que en un principio se subieron al tren que conduce Junqueras, y Mas alimenta su caldera, los del PSC se han dado cuenta de que sus desgracias han venido por su indefinición ideológica durante tantos años. Y de que si seguían por ese camino su desaparición como fuerza importante era inminente. Se lo dijeron sus electores. Y se apearon del tren suicida. Y los iniciativos se quedaron solos, junto a los representantes del régimen, visiblemente cabreados por no saber dar marcha atrás y no poder desdecirse de un discurso nacionalista.

Lo malo no es que defiendan a los suyos, su clase, la burguesía –lo hicieron desde siempre–,  sino que al tiempo que iban de progres, reclamaban su condición de izquierdas. Y eso les funcionó. Hoy esa ficción se ha diluido para todo aquel que quiera mirar y ver. 

En los últimos tres años hemos asistido a la mayor agresión a las clases populares por parte del gobierno –es un decir– de CiU y de Mas. Pero los iniciativos estaban demasiado atareados con  la cosa identitaria, como para denunciar la corrupción, de forma efectiva, no con la boca pequeña,  y el saqueo de lo público; estaban en  otra cosa. La cortina de humo que CiU con  Junqueras y Más a la cabeza, para que muchos se olvidarán del expolio también ha funcionado.  Pero ayer, a los iniciativos,  con su alineamiento con los aventureros de la derecha nacionalista catalana, se les acabó la farsa. IC, y también los de EUiA, han acabado con la ficción. Hoy todo el mundo sabe que son parte del régimen, del cacicato de la derecha, en nombre de la idea más reaccionaria posible, el nacionalismo. Eso sí, ahora se toca con barretina, pero siguen siendo tan reaccionarios como todos los nacionalismos, el español incluido. 

Y, lamentablemente hasta sectores de la llamada izquierda alternativa, le dan cancha en el resto de España y se  creen el izquierdismo, no tanto de IC-EUiA, sino hasta de ERC. Y hasta se muestran "comprensivos" con el aventurero Mas y su jefe Junqueras. Y hay que preguntarse ¿IU, el señor Lara y otros dirigentes no ven en todo esto, que están alimentando un monstruo que se ha comido a la izquierda catalana, hoy inexistente y que puede también devorar a toda la izquierda española, y lo que es peor a todos los ciudadanos, porque ya hay en Cataluña un manto de silencio, desconfianza y miedo, que recuerda otras épocas? 

Ubaldo Plaza







miércoles, 18 de diciembre de 2013

LOS HACHAZOS A CORTO Y A LARGO PLAZO

  En el régimen partitocrático que manda en España, se supone que los gobiernos acceden a sus funciones por un periodo de cuatro años. Y aunque debido a que, una vez aposentados en los ministerios convierten todos los medios públicos y casi los privados en sus cortijos particulares, pueden seguir de forma indefinida. Pero en principio es una legislatura de cuatro años, tiempo al que debieran limitar todas aquellas decisiones partidistas. Y sólo cuando se tratara de cuestiones de hondo calado de Estado, y con acuerdos amplios con la oposición, debieran traspasar dichos límites de una legislatura de cuatro años.

   Sin embargo estamos constantemente viendo que sus ambiciones de poder  y permanencia se alargan hasta muchos, muchísimos años más allá. Se trate de lo que se trate la percepción que el ciudadano tiene es que una vez puestas sus posaderas en los sillones que deciden los atropellos contra el ciudadano, por mediación del BOE, ya creen en la eternidad de sus cargos y de su gobierno. 

  Así vemos que el gobierno del PP que ha batido todos los límites de la mentira, antes y después de acceder al mismo, prometió que la luz no subiría, y ahora vuelve a anunciar nuevas subidas. Nada nuevo, una mentira más entre tantas, creen que pasará desapercibida. Lo raro sería que por un despiste, como a veces sucede en las votaciones, el PP cumpliera una promesa. Sería apoteósico.

   Pues bien la luz volverá a subir, a pesar de que la pagamos más cara que la mayoría de nuestros vecinos.  Eso ya entra en la genética servil de los gobiernos, con las grandes corporaciones. Lo chocante es que dicen que la subida se irá alargando durante muchos años más. 

   Y uno se pregunta ¿por qué ningún partido de la oposición no dice nada, no responden ante semejante dislate antidemocrático? Porque se supone que dentro de diez  años por ejemplo, los ciudadanos tienen derecho a creer, aunque sea utópicamente y para no morir de desesperación, que entonces se puede dar el caso de que en España –y en los 17 cacicatos– haya un gobierno decente que trabaje algo más para la defensa de los ciudadanos que les pagan sus sueldos y privilegios, que para los estafadores financieros, los empresarios especuladores y esclavistas, los trituradores de vidas de la Troika y los deseos de la Merkel y sus banqueros empobrecedores del sur del Continente europeo. Y si eso se diera, qué duda cabe que los pronósticos del actual gobierno, no se cumplirían. ¿Qué es utópico? Quizá, pero a veces los pueblos sobreviven a la agresión de los poderosos y sus lacayos de los gobiernos indecentes gracias a la utopía y porque luchan para que se haga realidad.

  ¿Entonces, a qué se debe que todas sus tropelías contra los más pobres las proyecten a tan largo plazo? Sencillamente porque saben que en el régimen actual del bipartidismo –a menos hasta ahora– todos los roles están predeterminados. Y saben que si llega al poder de nuevo el otro partido del régimen, defenderá exactamente lo mismo. Porque el hecho de cambiar un partido por otro en el gobierno, no cambiará nada. Y lo acordado por uno será aplicado por el otro. Porque ambos defienden las mismas políticas de agresión a los más pobres y defienden por igual a los mismos amos. 

   Por lo tanto se explica que piensen que lo que ha decidido un partido en un gobierno, lo asumirá su copia exacta en cuestiones de importancia, y lo aplicará. Ya hemos visto lo fácil que le resultó a Zapatero y a Rajoy ponerse de acuerdo para obedecer a los trituradores y fabricantes de miserias con el límite del déficit, que lo hicieron con verdadera alevosía antidemocrática. Y lo que les cuesta decidir aquello que beneficie a la mayoría. 

   Así que están tranquilos porque creen tenerlo todo "atado y bien atado" como pronosticó el sanguinario dictador golpista. Y, discursos florentinos a parte, la realidad es que todo está controlado, porque representan idénticos intereses porque la mayoría de ellos –los que deciden– vienen de pastar en los mismos prados. Por lo tanto la solución está lejos de esos partidos y sus copias en los cacicatos, aunque se llamen de otro manera. Los hachazos a corto y a largo plazo, los tienen claros todos ellos y en la dirección que han de ir. Porque una cosa es el teatro "opositor", y otra la cruda realidad de sus decisiones políticas contrarias a la mayoría.

Ubaldo Plaza






martes, 17 de diciembre de 2013

REFERENTE AL ARTÍCULO DE CLARA VALVERDE EN Diario.es

El problema, amiga Clara es que los "cupidos" de izquierda sólo tienen –o se creen eso– las camisetas y la pose. No se puede ser de izquierdas y tener un programa imperialista y en tantas cosas como el de la derecha y los otros tres partidos de la burguesía: CiU, los ultras de ERC y los iniciativos, los que liquidaron el único partido que luchó contra la dictadura de verdad, no en cenáculos de salón. Lo que les costó miles de años de cárcel a los militantes que, que casualidad, eran obreros y casi siempre charnegos, que nunca perdieron la dignidad, ni tuvieron que pedir perdón por ser explotados salvajemente por los padres de los hoy independentistas.

Hay que recordar que el "Catalán de Zamora” –así se presentó en sociedad al amo de la cosa, Artur Mas, el charnego acomplejado Fernández, en lugar de hablar de luchas sociales y de hacerlo para una Cataluña no capitalista, no saqueadora como la que encarnan Más y su gente. Fernández se ofreció al jefe reaccionario para ayudarle en su ideario de derechas. Lo que a la gente de izquierda nos sonó a lacayuno; porque tuvo necesidad de decir que, aun sin ser "puro"–es de Zamora–, como si no se pudiera considerar catalán e igual que los demás por ser nacido en esa tierra castellana; lo que trasluce un tufillo xenófobo que apesta, a la vez que de un halo de acomplejo–, pero se mostraba ante el amo Mas con fe de enmienda para lograr, como el converso, ser perdonado en su pecado original y reconocido por la nueva Religión Verdadera: el nacionalismo catalán de los explotadores, como siempre. 

La CUP no es más que una parte de esa burguesía –aunque muchos de sus jóvenes no lo sepan y se crean el discurso–, que necesita, como la Iglesia, poner sus huevos en distintos cestos para que gane quien gane, ganen los mismos. El programa y los objetivos se parecen a unos neofalangistas con camisetas de "progres", y son paralelos a los de la gran burguesía; como también lo son los del resto de los partidos que están ayudando a Mas en sus delirios. 

Ninguno de esos partidos se plantea en ningún momento acabar con esta sociedad injusta, y ya hasta criminal, que es la sociedad capitalista. Todo lo contrario: la están apuntalando. Que alguno tenga nombre que suene a "progre", y hasta hable con altisonantes palabras, es indiferente. Recordemos, si se hace abstracción de los nombres que cada día significan menos cosas sólidas, que los joseantonianos se mostraban más "sociales" que nadie: tenían en su programa la nacionalización de la Banca, la Reforma Agraria y los derechos de los trabajadores –decían–. Pero se enfrentaban pistola en mano a socialistas, comunistas y a los sindicatos obreros –cuando los socialistas eran socialistas y los comunistas, comunistas y los sindicatos sindicatos. 

Y, como no podía ser de otra manera, servían a su señor: la oligarquía,  como todos sabemos. Lo mismo que hacen estos que se ofrecen al amo y lo escenifican contentos, ya que  nadie les obliga a esa escandalosa foto con la derecha, si se consideran otra cosa diferente, como dicen. 

Además, en su ideario, sin contar con los interesados quieren imponer a valencianos y baleares sus criterios de països catalans. Y se unen al programa de los que nos están liquidando los derechos sociales, sin que en ningún momento estén llamándoles por su nombre: expoliadores, apartándose de ellos como de la peste que es lo que son para las clases populares. 

Sin embargo se sienten felices fotografiándose todos juntitos, con la derecha. Se han enganchado a la propuesta de la burguesía en lugar de elaborar y presentar  un programa de izquierda y socialista propio para combatirla, no para reforzarla. Y si quieren la independencia, que sea la independencia con respecto a los expoliadores del capitalismo, que es el problema, no las calenturas decimonónicas, que son inventos de la burguesía para defender sus privilegios

Los trabajadores catalanes que no tenemos partidos que nos defiendan, resulta que cuando llegan unos que se supone por sus comentarios rompedores, antes de disfrutar con sus posaderas de los privilegios de los escaños, escandalosamente pagados con dinero público, se vuelven corderitos y colaboradores de los saqueadores;  se dejan acariciar el lomo por el amo, en lugar de hacer un programa de izquierdas inequívoco que aglutine a las clases que peor lo están pasando.  Y convierten lo que debiera ser un altavoz de los supuestos diputados de izquierdas, en mero teatro, donde lo que prima son las "buenas maneras", es decir, el chalaneo y el reparto de papeles.

Romper con el resto de los trabajadores de España, como pide la CUP –eso es lo que piden, y no otra cosa– cuando se debería ir hacia la unidad universal, es el escenario más reaccionario posible; es donde están estos supuestos patriotes. Nadie de izquierdas en sus sano juicio pediría segregar a las clases populares en lugar de unirlas, y menos repetir las mismas mentiras que la derecha: que con la independencia seremos mejores, estaremos mejor, viviremos más y hasta seremos más guapos, que "los desgraciados del Estado Español". Lo que sí es cierto es que algunos, la derecha que antaño fue franquista y ahora independentista, seguirá viviendo muy bien, como siempre, a costa de los de siempre, que seguirán viviendo mucho peor, si no ponemos remedio con nuestra lucha.

La izquierda es solidaria o no o es izquierda. Por eso salta a la vista que los cupidos son un flanco de la derecha, pónganse las "lanas" o camisetas que se pongan; o exhiban zapatos amenazantes. Es más  de izquierdas organizar a los trabajadores contra sus  aliados de la derecha, que montar el espectáculo, por muy bien que quede en la redes sociales. 

Muchos catalanes estamos hartos de gente que se dice muy de izquierdas, que en realidad se mueven en ambientes reaccionarios de la burguesía, pero desconocen los barrios obreros. Sólo los conocen de visita y muchos ni eso. Precisamente aquellos que debieran ser el desvelo de los supuestos izquierdistas. Seguro que si fueran, verían que sus delirios burgueses de independentistas se les aflojarían, porque no interesan a nadie allí. Porque lo que interesa a los parados, a los desahuciados, a las víctimas del desgobierno de la derecha de Mas, nada tiene que ver con sus calenturas entre diseño y diseño de camiseta, o de peinado. Los obreros que pasan ya hambre y que buscan en los contenedores para comer algo, esperarían que los que se dicen de izquierdas no les vendieran el mismo humo independentista que los fachas de la derecha, causantes de su situación.

Ubaldo Plaza




viernes, 13 de diciembre de 2013

EL P.U.C. Y EL DESPISTE DE IZQUIERDA UNIDA


Las cuatro formaciones políticas catalanas de la burguesía que compones el P.U.C (Partir Únic Català) que es en realidad lo que son los partidos nacionalistas catalanes –ya que sólo se diferencian para que en los procesos electorales parezcan formaciones diferentes, para mejor colar la mercancía  averiada–, se han doblegado a los deseos del aventurero Artur Mas de CDC. Y, naturalmente, a los de la ultraderecha  de la mal llamada ERC, que es quien  lleva el timón y empuja al suicidio a un mediocre, y no por eso menos peligroso, presidente Mas, y con él a los catalanes. 

El florero de esta payasada que le permite a Mas ganar tiempo para  aprobar los presupuestos, lo pone la otra formación de la burguesía, los inciativos, que son los que llevan varios años sin percatarse del estropicio que sus señores de la Gran Burguesía de CiU están llevando a cabo contra los servicios públicos. 

Sin embargo, los iniciativos, que engañosamente se dicen de izquierdas y progresistas, en lugar de denunciar semejante expolio a los ciudadanos más débiles, ellos los muchachos del vacuo señorito Herrera, siguen montados en la aventura, ayudando a la derecha y a la ultraderecha, a desviar la atención de los principales problemas de la sociedad catalana, que nada tienen que ver con los manejos de la burguesía, que defienden junto a ésta.

 Cabe  destacar también, la falta de criterio en Izquierda Unida (IU), que sigue sin enterarse de la realidad catalana, teniendo como socios a los iniciativos en Cataluña, validando sus descalabros ideológicos, que como sabemos vienen de lejos: desde mucho antes incluso de que la burguesía liquidara al PSUC desde dentro, para desembarcar en esa cosa llamada IC, ya como uno más del abanico que compone el tinglado de la derecha catalana. Además de obstaculizar el surgimiento de un partido de izquierdas en Cataluña, del que carecen los trabajadores en esta tierra, al contar incomprensiblemente con el apoyo de IU.

Después de que el PSC intente recuperarse del destrozo que ha supuesto su deriva nacionalista, desenganchándose de algún modo del PUC del que formaba parte de forma entusiasta –aunque siguen haciendo la puta  i la Ramoneta–, para ver si logra remontar; no sólo en Cataluña, sino el PSOE en el resto de España, que sufre también las consecuencias del desvarío de sus amigos del partido catalán. 

Ahora, es posible que sea IU quien sufra esas consecuencias por su apoyo al referéndum de la derecha catalana, justificando lo injustificable desde el punto de vista de la izquierda, para contentar a los iniciativos. Y que también lo pague caro en credibilidad en  el resto de España. Porque no se puede vender la misma mercancía a dos clientes a la vez, y pretender que ambos se la paguen y además, queden contentos. No se puede tener un discurso nacionalista en Cataluña, y  de izquierda en el resto de España.  

Lo hemos dicho muchas veces: el despiste que la izquierda española tiene, con respecto a los que se dicen de izquierda en Cataluña, pero que van de la mano de la derecha más reaccionaria y expoliadora, es clamoroso. Que conocidos personajes mediáticos de la izquierda española –que arrastran sus posaderas por todas las televisiones fascistoides de España–, desde los escasos medios en los  que pueden intervenir con libertad, se les dé patente de izquierdas a ERC  y a IC, es un suicidio ideológico y un atentado al sentido común. 

Nos cuesta creer que en la principal formación de la izquierda española, en IU, no haya  nadie con criterio  y poder de decisión que sea capaz de tomar cartas en el asunto que acabe con el disparate de llamar izquierda a los nacionalistas. 

Se trasluce de las declaraciones de Cayo Lara una cierta incomodidad al tener que apoyar lo decidido por la derecha catalana, que apoyan sus socios de IC. Cierto, pero no basta. Hay que denunciar la posición de IC y del resto de los actores, por reaccionaria. Y de una vez por todas que IU cree la izquierda en Cataluña acabando con la ficción en la que vivimos los catalanes –y el resto de los españoles–, de que los que liquidaron al PSUC, son remotamente de izquierdas, al tiempo que se meten en la cama con la gran burguesía, defendiendo sus proyectos.

Ubaldo Plaza