martes, 7 de abril de 2015

CIUDADANOS EN CATALUÑA Y LOS PARTIDOS SATÉLITES DE LA DERECHA NACIONALISTA


  Ciudadanos, que hoy emula al PP en el resto de España, y tiene pinta de ser la derecha próxima por poco esfuerzo que haga Rajoy y sus huestes; y por la que apuesten los verdaderos poderes, que los apoyarán para que todo siga igual con apariencia de cambios. En Cataluña Ciudadanos ha jugado desde que nació un buen papel, en algún sentido. 

   Durante los años de su existencia, la verdadera oposición al pujolismo fue Ciudadanos, ante los disparates de CiU primero,  y  el Tripartido lacayuno y amontillado después, (Convocar una manifestación contra el Estado desde el Estado es todo un ejemplo)  junto a los partidos de los que todo el mundo conocía como el PUC (Partit Únic Català), que englobaban al resto del arco parlamentario, incluido el PP. Aunque éste apareciera como contrincante de CiU; porque a la hora de apoyar las políticas más reaccionarias contra las clases populares, CiU y PP (y el PSOE cuando gobernó), estaban de acuerdo en todo, tanto en el parlamento del cacicato catalán como en el Congreso de los Diputados. 

   Y Ciudadanos, al ser de facto los únicos que se oponían a todos los desmanes del nacionalismo, pusieron de manifiesto las desvergüenzas de los partidos que recibían sus votos de los trabajadores, principalmente de los de la antigua inmigración, castellano hablantes en su inmensa mayoría, y que tras pedirles el voto, despreciaban, haciendo políticas que nada tenían que ver con ellos; porque en realidad estaban en la órbita de la banda pujoliana, y después imitando al aventurero Mas y a los ultras de ERC. 

    Ha quedado claro que estos partidos, desde el PSC, dirigido por gentes de la derecha nacionalista, que ahora pastan en prados independentistas, tan iguales a CDC, que nunca lograron ganar unas eleciones, precisamente por apostar por el nacionalismo en vez de por la razón de clase, como corresponde a un partido que se dice socialista. Dándole en bandeja los triunfos a CiU, que  nunca fue más allá del 25 % de los votos populares. 

   Lo mismo se puede decir de los "verdugos" del PSUC, esa cosa incolora e insípida de la burguesía nacionalista catalana, y que viene de lejos (desde el propio nacimiento del PSUC, pero sobre todo desde que la derecha interna fue ocupando la dirección en la época del "Guti"), los que liquidaron al partido que había sido el único que luchó contra la dictadura; y apoyaron, primero con disimulo aparente su apuesta nacionalista, y después de forma descarada, hasta llegar a la degeneración de ahora; llevadolos a su inutilidad como fuerza política, ni que fuera para mantener el chiringuito, que ahora se deshace a marchas forzadas, y que intentan disimular con alianzas nuevas con fuerzas emergentes   en las  elecciones municipales, donde se  diluyen. Para eso sirvió la liquidación del PSUC. Sobre todo sirvió a la burguesía que no cambió un ápice en gobernar por ser protegida y protectora del franquismo, a ser demócratas de toda la vida, ocultando sus biografía franquistas  en no pocas ocasiones. 

   Estando en la órbita de los amos del cotarro, se unieron al cacique Mas, el que los ha arrastrado a la insignificancia de la mano de Herrerra y otros de sus conmilitones. El que causó vergüenza ajena, como el resto de los partidos del PUC, en la comparecencia de Pujol en el parlamento catalán. Donde también fue Ciudadanos quien le plantó cara al patriarca, sin aceptar su broncas. Habría que preguntarse si aquel guante blanco sonrojan para el ciudadano que comprobaba sus connivencias, que exhibieron los partidos de PUC con el patriarca se debía a aquello tan gráfico que éste enarboló de "la caiguda de les branques,  i que si cau una cauen totes" (la caída de las ramas y si cae una caen todas), como una amenaza nada velada, que todos debieron entender.

  Ahora, tras tantos años de servilismo, se dan cuenta de que respirar los mismos efluvios nacionalistas, o independentistas de la derecha corrupta catalana,  los lleva a la desaparición; porque su electorado nada tiene que ver con esas prácticas  y delirios del nacionalismo. Y los abandona a marchas forzadas. Por lo cual dicen no querer entrar en las últimas aventuras del cacique, el rey Arturo (Mas) y  de su animador el ultra Junqueras, capaz de llevar al abismo la sociedad, apoyando a un gobierno encargado de liquidar la Sanidad Pública. 

   Y siguen diciendo lo del derecho a decidir, cuando la liquidación de los derechos sociales lo han decidido ellos, o lo han apoyado, sin el menor sonrojo de seguir llamándose "esquerra", siendo la ultra derecha por sus políticas, embarcados en un ruta que saben no tiene salida. Y que ya ha logrado dividir a la sociedad catalana, mientras siguen los desahucios y miles de niños están subalimentados y se gastan millones en los preparativos de la puesta es escena de sus delirios decimonónicos, por no decir medievales en pleno siglo XXI. 

   Así que ante la convocatoria por el talibanismo de unas elecciones que dicen serán "plebiscitarias", sin que la "plebe" participe,  los iniciativos y los del PSC –estos se dieron cuenta antes, aunque no acaban de rematarlo–, se bajan de carro en el que estuvieron junto a la derecha catalana, para ver si el destrozo ocasionado por el abandono de sus naturales votantes, pueden paliarlo. Pero a pesar de lo cual, en ningún momento, ni PSC ni lo iniciativos hacen una declaración de renuncia a los disparates, ni se plantean ser partidos de clase, no meros palanganeros de la derecha desmadrada, que utiliza los sentimientos primarios para sus negocios, como es sabido.

  El hecho de que tanto PSC como ICV-EUiA dejaran que fuera Ciudadanos la única oposición, ha hecho que votantes de estos partidos que se sentían abandonados, les votaran por su indefinición ideológica, la que hoy ha quedado evidente su ideología de derechas. Como era evidente la ideología de los dos partidos asimismo llamados de izquierdas, que remaron durante tres décadas por la cosa identitaria, con lo que les asaban las castañas a CiU, como fuerza de la Oligarquía. 

  Pero no parece que sean conscientes de ello, más allá de intentar estrategias de supervivencia. Nada de, como partidos de izquierdas, tener como referencia la condición de clase. Nada de eso. Todo lo demás, es seguir sirviendo a los amos, perdiéndose en fantasías identitarias, mientras se destruyen los servicios públicos, y los amos siguen haciendo caja.

Ubaldo Plaza