miércoles, 2 de enero de 2019

LA OFERTA DE SÁNCHEZ , LO DE SIEMPRE


En la entrevista que le hacen en La Vanguardia a Pedro Sánchez tras la complicada jornada del día 21, con Consejo de Ministros incluido, el presidente del Gobierno dice algunas obviedades, y deja bastantes incógnitas. 

Es obvio que toda solución ha de venir desde  dentro la Constitución, la que vienen saltándoselas los golpistas de la derecha catalana, desde hace muchos, muchos años, no de ahora. Lo de ahora no son más que los lodos de aquellos polvos, acumulados por las negligencias de todos los gobiernos, que nos abandonaron a los catalanes que no comulgábamos con la casta independentista.

Dice el Presidente que “hay que establecer espacios de diálogos”. ¿Y quién no estaría de acuerdo, en principio, con esa propuesta?

El problema radica en que a los interlocutores, a los de la república del 3% de los 8 segundos, sólo les interesa mantener la ficción para justificar la tensión. Y no se puede dialogar con quienes permanentemente, e incluso tras una reunión de supuesto diálogo, inmediatamente siguen voceando, mitineando, contra ese mismo dialogo; desmienten cualquier acuerdo posible. 

Porque no es posible ponerse de acuerdo con quienes  son desleales a la ley; justifican cualquier cosa para seguir con el estéril y reaccionario procés, sin que, hasta el momento, haya habido alguien con sentido común que les diga a los golpistas que eso no tiene salida. Y a los creyentes, esos beatos de fe inquebrantable de la república de los ocho segundos, que los han engañado.

Pero en las propuestas que hace Pedro Sánchez en la entrevista hay una que es para ponerse a temblar, desde el punto de vista democrático, una vez más. El presidente dice en La Vanguardia que “una reforma del Estatuto  podría ser una solución”.  

¿Qué tiene de innovación un nuevo estatuto para los que no han respetado el actual ni la Constitución?  ¿Qué tiene de solución hacer exactamente lo mismo que se ha venido haciendo con los chantajistas de la derecha catalana, desde  el minuto uno en que el capo dei capo Pujol ocupó la presidencia, gracias, hay que decirlo, al voto del xenófobo Heribert Barrera, a la sazón jefe del partido que se hace llamar Esquerra?

A la derecha nacionalista se le ha concedido todo cuanto ha pedido y más para que su permanente chantaje siguiera adelante. Se le han dado competencias a sabiendas de que era pan para hoy y conflicto para mañana. Entre otras cosas porque por cada cesión, cada “competencia cedida”, era un arma cargada para combatir a los que esta derecha carlista considera sus enemigos, entre éstos a más de la mitad de su población catalana, a los que ignoran, cuando no desprecian.

Con toda la buena fe, y una gran dosis de necesidad de Sánchez para que los chantajistas le aprueben los presupuestos, lleva al presidente a decir algo que difícilmente los independentistas van a aceptar, sin más. Éstos se saben derrotados, por más que su brigadas de asalto de señoritos, hijos de la burguesía, la misma que apoyo el golpe franquista y la dictadura, la líen, al más puro estilo de bronquita de verbena, pero con peores consecuencias para los ciudadanos.

Es posible que acaben aceptando una componenda de estatuto, es posible. Pero eso será para ganar tiempo, nada más. Para que la beatería de su clerecía independentista, siga obedeciéndolos y en la barricada. Haciéndole  a los amos un favor para que no se hable de los recortes que continúan, y de las miseria de sectores de la población, mientras se derrocha dinero en delirios de emperadores patrioteros.

 Y a la derecha nacionalista lo que hay que hacer es derrotarla, por reaccionaria. Y, ni Rajoy primero, ni Sánchez  ahora, (ni por supuesto los anteriores presidentes), van por ese camino. Hacen falta políticos de Estado. Y no se vislumbran en el horizonte. Y ante este panorama, le ponen la alfombra a todo tipo de demagogos y oportunistas de la extrema derecha, con los que los del procés tan bien se llevan en Europa. De hecho son con los únicos que se relacionan.

Ubaldo