viernes, 23 de diciembre de 2011

El VOTO DE CiU A RAJOY

Ha sorprendido  que el voto de la coalición ultraderechista catalana, CiU, haya sido negativo en la investidura de Rajoy para presidente del gobierno de España. Máxime si tenemos en cuenta que en estos momentos no está la derecha catalana precisamente para tirar cohetes, ya que dependen sus recortes, privatizaciones y otros negocios, del apoyo del Partido Popular, tanto en la Generalitat como en Ayuntamiento de Barcelona. Lo más lógico, según todos los analistas, hubiera sido, para ser  coherentes con la  costumbre y  maestría en el chalaneo para lograr réditos, la abstención; si es que no querían votarle al PP directamente, para no hacer visibles todos los pactos inconfesables entre ambos partidos de la derecha, que sin duda molesta al electorado convergente más despistado. 

Porque las cosas han dado un giro en sus previsiones, y ahora es PP catalán el que está en disposición de devolverle sus gestos teatrales, con  notaría de por medio,  de cara a la galería de parte también de ese electorado, que ingenuamente sigue creyendo que vota a un partido que defiende Cataluña, y no a uno que defiende los intereses  de la derecha pura y dura, como muy bien estamos padeciendo los catalanes, por sus políticas de estruje al ciudadano más pobre y de saqueo del patrimonio público, con el que sin duda el PP coincide con CiU por razón de clase.

Pero es muy posible que CiU ya haya hecho sus cálculos. Y que, por el contrario  estén muy bien adornados con más de los mismo, en otro intento de reeditar de alguna manera una nueva versión del Pacto del Tinell de mentirijilla,   algo más restringido, con el PSC del nacionalista Navarro, que ya se ha apresurado a ofrecer su apoyo al gobierno ultra de los recortes, de Artur Mas– aunque también dice que está en desacuerdo con los mismos, lo que no cuadra muy bien con el ofrecimiento–, con el apoyo también de ERC, que tras haber perdido el poder que tenía, parece que están loquitos porque se les considere, por lo que no harían ascos a un pacto con los que sin duda tienen más en común de lo que los separa, como ya están demostrando desde que la nueva ejecutiva se hizo cargo de los cascotes que quedaron tras las elecciones catalanas. A pesar de lo cual, siguen yendo en dirección contraria.

Aunque en esta nueva versión sean menos los participantes, quedando fuera los iniciativos, tampoco se descarta que a última hora en un arrebato de celos patrióticos, éstos acaben sumándose también a un frente, no de clase, como sería lo lógico de seguir afirmando que representa a la izquierda, sino de patrioterismo, tan habitual en los partidos catalanes, que nos han dejado sin referencias verdaderamente de la izquierda, dignos de tal nombre. 

Pero es muy posible también que lo que intente CiU sea una puesta en escena de los partidos nacionalistas, que en su mayoría cierran filas con ellos, para advertirle al PP de que tiene otra alternativa; y que lo mejor es que sean ellos, los del PP,  los que le den sus apoyos, para no necesitar a los otros del pacto, a cambio de que la federación catalana ultra, acepte apoyar lo que decida el PP en Madrid, ya que no puede condicionarla con el chantaje, como es su costumbre. 

Estas puedes ser alguna de las razones por la que la derecha catalana de CiU, más extrema que nunca, haya decidido votar en contra de Rajoy, como un mensaje a sus camaradas de identidad, diciéndoles  que el PP no es su opción, salvo que se vean obligados a ello por el rechazo del resto de los partidos catalanes. Y que en realidad esté jugando para justificar lo que al final pasará: su decidida apuesta por los más cercanos, es decir la derecha;  aunque sea por las mismas razones que tiene el lobo al rechazar las uvas: no las alcanza y por lo tanto, están verdes. No puede imponer nada, así mejor ser pragmáticos acercándose al PP, pero en contra de su voluntad, que quede claro, será el mensaje que los medios del pesebre difundirán. Y eso puede convencer a una parte del electorado; al ser por necesidad, no porque ellos tengan nada que ver con el PP, al que rechazarían en otras circunstancias. Porque el chantaje clásico de CiU, es ahora imposible. Más bien todo lo contrario.

U. Plaza