miércoles, 25 de mayo de 2011

LA MALA COMUNICACIÓN

Es ya un clásico. Cuando un partido pierde las elecciones, en lugar de adoptar una decisión política de autocrítica absoluta, que es lo que en buena lógica debería, lo único que se les ocurre  decir a sus dirigentes es: "no hemos sabido explicar con suficiente claridad nuestro programa y lo mucho que hemos hecho en los últimos cuatro años". Y ahí se queda todo. Esa es la única ocurrencia. Es lo que dijo el presidente del gobierno la noche electoral del domingo, tras la debacle que había sufrido su partido, que no habían sabido comunicar bien con los españoles.  Pero eso es falso, absolutamente falso, porque el gobierno ha comunicado muy bien lo que hacía y lo que iba hacer, lo que acabó haciendo y lo que sin duda seguirá haciendo, pese a todo. Y lo hizo con mano de hierro y de la única forma que sabe hacerlo un gobierno que abandona a su electorado, y se pasa al enemigo social: con el BOE.  

El gobierno y el partido socialista, han comunicado a la perfección todos sus actos con una claridad diáfana y absoluta.  Nos dejaron muy claro que le bajaban los sueldos a los trabajadores  funcionarios, congelaban las pensiones,  y liquidaban gran parte del patrimonio público en favor de la empresa privad;  le daban dinero de forma descarada a los causante de la crisis, en lugar de crear una Banca Pública, y  sin siquiera exigirles que concedieran créditos a las pequeñas y medianas empresas para que resistieran;  se negaron a incrementar impuestos a las grandes fortunas, mientras agredían a los  más desfavorecidos, sin que en ningún momento tomarán la decisión de cambiarle el nombre al partido, por engañoso, y adaptándolo a sus nuevo y descarado viraje político. 

Sí, sin ninguna duda  han sabido comunicar lo que hacían. Otra cosa es que, lo que deseaban, era que todas las agresiones y favores a los poderosos que el gobierno y el partido socialista asestaban a la ciudadanía, a las clases más pobres,  lo quisieron pasar como "inevitable", y hasta bueno para ella, por el hecho de que las llevara a cabo un partido  con el nombre de socialista, que nunca ha sido de izquierdas tras la muestre del dictador, desde que le hicieron el encargo al antiguo falangista Felipe González, de liquidar a la izquierda, por cuyo trabajo la derecha de verdad, la que manda,  en el mundo, la del dinero, nunca le agradecerá bastante. 

Pretender que tras una derrota que hace historia, todo se circunscriba a una falta de comunicación con la sociedad, no sólo es burdo e inconsistente, sino que es un insulto a millones de ciudadanos que están padeciendo esa "falta de comunicación".  Y lo grave, es que, como ocurre casi siempre, en lugar de aprender de los hechos, éstos obscurecen sus soberbias mentes. Porque en lugar de tragar quina y enmendarse, todo indica, como ha insinuado José Blanco, que darán un paso más hacia la derecha.  Y, ciertamente, sería de agradecer semejante claridad, pero sin trampas: quitando de las históricas siglas, como mínimo, el nombre de socialista, y por supuesto el de obrero; y teniendo en cuenta la opinión expresada por Zapatero, sobre "lo dudoso de España", pues quizá también ésta. Eso, o recuperar el partido histórico, con todo lo que haya que actualizar. Pero no somos tan optimistas. Irán hacia lo más fácil: persistir en el error, barajar y dar cartas y mantenerse a la espera de que las cosas sean más propicias para ellos y que el desastre que se avecina con el PP, haga olvidar a la gente  que ellos hicieron lo mismo, y volver a ganar cuando sea, otras elecciones, para seguir con las mismas políticas neoliberales y agresivas contra lo público. Y seguir viviendo. Porque, digan lo que digan–y nos gustaría estar equivocado–remarán hacia la derecha, con algún que otro guiño a la izquierda mientras tengan dificultades.  

En lugar de eso, podrían hacer otra cosa: en el año de legislatura que queda, si es que queda, que está por ver, debieran coger algunas de las propuestas del único foco democrático existente de verdad hoy en España, Democracia Real, Ya, y hacerlas realidad, como por ejemplo, para empezar, cambiar la antidemocrática Ley Electoral, evitar que los bancos esclavicen a los ciudadanos de por vida además de quitarle sus viviendas, y recortar los escandalosos privilegios de los políticos, eliminando el blindaje de sus sueldos y pensiones al máximo con sólo dos legislaturas, mientas a los trabajadores les exigen los cuarenta,años de cotización, que jamás podrán cumplir los jóvenes; mostrando la voluntad de que algo de ética conduzca la política en España. Pero eso no está en las agendas de sus amos, los financieros, y por lo tanto, no desobedecerán a sus amos, que, como se decía en El Padrino: "nuestros hombres nos son fieles, porque los pagamos muy bien". Y no cabe duda que los políticos están demasiado bien pagados. Y no estarán por la labor ética de modificar nada que moleste a sus señores.

U. Plaza